Por Yamiri Rodríguez Madrid
Bien decía benemérito de las Américas, Benito Juárez García que, tanto en los individuos, como entre las naciones, el respeto al derecho ajeno es la paz; algo que cada día, desafortunadamente, nos cuesta más como sociedad.
Basta circular por cualquier calle xalapeña para constatarlo; peor aún en horas pico. Si pasa por una escuela, sea pública o privada, verá coches estacionados en doble fila o en la cochera de algún desafortunado vecino, bajo pretexto de ir a recoger a su hijo, sin importar que el dueño de la casa venga o no con prisa o tenga que salir.
Y si busca lugar dónde estacionarse, en la vía pública, verá toda una colección de sillas viejas, bancos cojos, cubetas con cemento y tubo, guacales y demás, para apartar los frentes de casas y negocios, sin importar que no tengan cochera. En algunos lugares, como el Puerto de Veracruz, es incluso negocio de franeleros, quienes por mínimo unos 20 pesitos, le dan “chance” de estacionarse en la calle.
Sorpresivamente esta semana, el Pleno de la LXV Legislatura veracruzana aprobó reformar la reparchada Ley de Tránsito y Seguridad Vial para el Estado, con lo que queda establecida la prohibición de instalar, en la vía pública, boyas, topes, piedras, o cualquier objeto, sin permiso de la autoridad competente, así como colocar publicidad o fijar objetos para apartar áreas de estacionamiento o invadir la arteria vial o banqueta ubicada afuera de lotes, viviendas, comercios u oficinas. Y digo sorpresivamente porque se supone que estas prácticas estaban prohibidas desde hace años.
Habrá que trabajar en tres aristas: la primera dotando de más elementos de Tránsito, bien capacitados, que puedan sancionar a quienes realizan dichas prácticas. La segunda es que paralelamente se trabaje con las áreas de Desarrollo Urbano municipales a fin de que los nuevos comercios, oficinas y escuelas, puedan tener espacios destinados para estacionamiento, ya sea mediante convenios con las cámaras locales de comercio, que den tarifas preferenciales u horas gratis a los clientes en los estacionamientos públicos.
Y la tercera es la más ambiciosa pues se trata de emprender una campaña de reeducación del automovilista, pues muchos pueden mover un coche, pero difícilmente saben manejar. Sin duda, más allá de sanciones, todo se limita a un tema de educación y respeto, como en muchos otros problemas que enfrentamos día a día.
@YamiriRodríguez