Cuenta el presidente Andrés Manuel López Obrador que a veces se le presenta un diablito, se pone detrás de él, y le habla al oído.
Unas veces ese diablillo lo azuza a decir en sus mañaneras que se va a reelegir, nomás para hacer enojar a sus adversarios.
Otras veces lo incita a declarar que va a rifar el avión presidencial, para ver cómo se les retuerce el hígado a los neoliberales. Y ahora –ayer por la mañana– los provocó a anunciar que va a cambiar ese rejuego de fechas que llevó a situar el festejo de las conmemoraciones históricas en lunes o viernes, para acomodarlas en un “puente largo” (de jueves a lunes, o de viernes a martes, según el caso) y así aprovechar los días para salir de vacaciones.
Vaya usted a saber si fue ciertamente ese diablillo el que llevó a AMLO a decir que se acabaron esos puentes largos que disfrazan y esconden las conmemoraciones cívicas; pero lo que sí es un hecho es que el Presidente anunció que propondrá que las fechas históricas se conmemoren el día en que realmente caigan, sea martes, jueves o el que sea.
El que no sabe de dónde vienen (esas conmemoraciones), no sabe a dónde va”, dijo López Obrador.
Así que a partir del próximo calendario escolar (después de julio), el día de la Independencia –que cae en miércoles, por cierto– se celebrará en su fecha; y lo mismo el 20 de noviembre, día de la Revolución –cae en viernes, jeje–; que cualquier otra fecha cívica conmemorativa.
Pero más allá de los cambios en el calendario –y de la programación de nuestros puentes y vacaciones–, lo interesante es la figura del “diablillo” que se le aparece al Presidente y le habla al oído para aguijonearlo e incitarlo a provocar a sus adversarios. ¿Mera diversión del habitante de Palacio Nacional, o anda ya alucinando?
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MALA LECHE DE POLEVNSKY.- Yeidckol Polevnsky no parece darse cuenta de que ya no es un personaje grato dentro de las filas de Morena.
Ya dejó de serle útil a Andrés Manuel y se ha ganado –a pulso– la animadversión de buena parte de la militancia que sigue a pie juntillas al tabasqueño. Dadas las circunstancias, lo mejor sería que se retirara con elegancia, pero eso –es más que evidente– no es lo suyo ni está en sus planes. Peor aún, arremetió de manera sucia contra una de las figuras más queridas en Morena: Rafael Barajas, El Fisgón. Se equivoca Polevnsky. Entre más patalea y golpea a diestra y siniestra buscando permanecer a como dé lugar al frente de Morena, más se hunde ella misma y más hunde al partido. Está ciega de poder. Un poder que –no se ha dado cuenta– ya se le fue de las manos.
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GEMAS: Obsequio de Raymundo Sánchez, subdirector editorial de El Heraldo de México, al cumplirse las mil ediciones de El Heraldo de México: “Este barco de papel, como yo le llamo, ha tocado muchos puertos y ahora está ampliándose; se está volviendo un trasatlántico”.