El poder los hace iguales.

ALMA GRANDE

Por Ángel Álvaro Peña

La mafia del poder continúa vigente, ya sea dentro de la estructura del poder, es decir, viviendo del presupuesto, o a través de triangulaciones que no dejan de intentar influir o de molestar el desarrollo de la actual administración pública.
No puede creerse que esa mafia del poder, que gobernó por un siglo, deje todo en manos del destino. Esa mafia se monta en cualquier movimiento que pueda servir de Caballo de Troya para pelear sus intereses, y sobre todo los privilegios que consideran, a pesar de todo, que todavía les pertenecen.
Así, desde el sexenio de Felipe Calderón se abrieron en la burocracia plazas de confianza, de mandos medios altos, con salarios superiores a los 90 mil pesos, dentro del Servicio Profesional de Carrera, por lo que no se les puede despedir fácilmente. En realidad, lo que hizo fue colocar incondicionales en lugares clave. Y son los que ahora sabotean. Calderón sabía que los mexicanos no tolerarían otro sexenio del PAN.
Pero no son los únicos miembros de la mafia del poder que actúan disfrazados de servidores públicos, están los que cambian de partido sin estar convencidos de la ideología que adoptan, muchos de ellos legisladores, dentro y fuera del partido en el poder.
En la Secretaría de Comunicaciones y Transportes todavía hay gente del recientemente desaparecido Gerardo Ruiz Esparza, y nadie hace nada por investigarlos.
El propio líder nacional de Morena pareciera ser parte de esta clase de la política mexicana, porque desde que se autonombró “presidente interino” no ha dejado de proponer objetivos contrarios a los del presidente de la República. Eso no quiere decir que el partido en el poder deba ser incondicional a las decisiones del jefe del Ejecutivo, pero tampoco puede llevarle la contraria sistemáticamente.
La mafia del poder está dentro y fuera de la burocracia, dentro y fuera de la política.
Ahora es el turno de las denuncias contra quienes no están en la función pública como es el caso de Luis Miranda, extitular de Sedesol, por parte de la Unidad de Inteligencia Financiera de la Secretaría de Hacienda y Crédito Público, a cargo de Santiago Nieto. El actual diputado del PRI, y compadre de Peña Nieto, dejó también gente en esa dependencia.
Casualmente los funcionarios públicos de otras administraciones ahora son los encargados de contratar a las consultorías para que asesoren a los actuales miembros de la alta burocracia.
Desde luego que los militantes de otros partidos también son unos auténticos nostálgicos de las canonjías perdidas y forman parte de una mafia realmente existente, como es el caso de los gobernadores. Hace unos días los gobernadores panistas reclamaron al gobierno federal que los insumos enviados del centro a esos estados no tenían la mínima calidad requerida para los hospitales, cuando lo enviado no fue para los hospitales sino para los visitantes, pero el escándalo fue mayúsculo a través de los medios convocados, que también forman parte de esa mafia, haciendo eco de una situación falsa.
Por otra parte, varios gobernadores de oposición solicitaron el recurso económico como respuesta a la petición de Andrés Manuel López Obrador para que no se endeuden, con “la excusa” de la crisis.
La mafia del poder del pasado existe, aunque no ejerza el poder. Hace un par de meses el presidente de la República, a través de un funcionario de la secretaría federal de Protección y Seguridad Ciudadana, dio a conocer los nombres de quienes tienen una empresa de fake news, con el nombre de usuario @tumbaburross, registrado por Jeff Scott Szeszko, y con cuentas accesorias del exsecretario de Educación Pública del gobierno peñista, Aurelio Nuño; del coordinador de los diputados panistas, Juan Carlos Romero Hicks, y del hijo de Felipe Calderón y Margarita Zavala, Luis Felipe Calderón Zavala.
Un sitio de internet con fines de violencia política que trabaja movido por el resentimiento y el regreso de los privilegios, dedicado a descarrilar al gobierno federal para que le regresen el subsidio que les entregaron toda la vida.
Durante su campaña, López Obrador nombró a algunos integrantes de la mafia del poder, algunos de ellos ya rompieron lanza y se incorporaron a los proyectos de la 4T, como Carlos Slim y Ricardo Salinas Pliego, pero otros no han hecho las paces y siguen haciendo la guerra obsesivamente, como son: Carlos Salinas de Gortari, Elba Esther Gordillo, Claudio X. González, Emilio Azcárraga, Manlio Fabio Beltrones, Vicente Fox, entre otros.
La mafia del poder es una especie de epidemia que contagia a todo aquel que dice tenerlo. Así, algunos de los recién llegados a la administración pública pugnan todavía por privilegios del pasado, entre ellos hay gobernadores, legisladores y muchos funcionarios públicos.
La mafia del poder es como una especie de partido político en decadencia, como los hay muchos, pero eso no quiere decir que no tenga recursos o que no tenga trincheras, de ahí su persistencia y obstinación por desgastar al poder.
La mafia del poder está en todos lados, pero nadie la ve claramente porque tiene muchos disfraces. Desde los tiempos de campaña, López Obrador ofreció perdonar a la mafia del poder si se adhería a los proyectos del gobierno, pero lejos de dejar gobernar o de sumarse, se convierten en auténticos enemigos a muerte. No saben lo que es un adversario político, sólo saben de guerras porque sus intereses son parte de su sobrevivencia. PEGA Y CORRE. – Como una muestra del sabotaje de la mafia del poder está la actitud del gobernador del Banco de México, Alejandro Díaz de León, cuya postura de no adelantar al gobierno federal el remanente cambiario producido en los primeros meses del año por la depreciación del peso frente al dólar, parece inamovible. Es ahí donde los adversarios se muestran como enemigos a muerte, pero no del presidente sino de todo México. El gobernador del Banco de México quiere que el Presidente pida préstamos, a la vieja usanza. Debería agradecer que el Presidente siempre fue respetuoso de la autonomía del Banco, contrariamente a lo de todos sus antecesores, que trataban a su gobernador como si fuera el encargado de la caja chica…