Circo y visceralidad

FELIPE DE JESÚS FERNÁNDEZ BASILIO.

DESDE A JANELA.

“Esta columna la dedico a todas las madres y de manera especial a la mía y a mi esposa María Teresa que en este año va a celebrar por segunda vez este día y que además es y ha sido muchas veces la musa inspiradora de lo que se dice en este espacio.”

Y lo que sigue es un estriptis, ya que solo falta que el subsecretario de salud y actual vocero del gobierno respecto a la pandemia ejecute en cadena nacional esa sugerente danza para así mantener al público entretenido después de todos los malabares que ha hecho para manejar unas cifras que a todas luces no cuadran y ni lo harán, porque simplemente no cuenta con los datos reales debido a que no se han realizado pruebas para conocer la dimensión real del problema.

Siendo el resultado de lo anterior el que ahora el Estado navegue por esas aguas peligrosas sin rumbo y de la misma manera comunique sus decisiones a la población, mas como el método que la actual administración se basa más en el show que en la seriedad de los asuntos que están a su cargo y que ese espectáculo es mejor para la población que el verdadero manejo de datos es que el funcionario señalado lo mismo la hace de político que de entretenedor de niños o ahora de lector de poesía.

Ya que con eso consigue que casi nadie repare en las múltiples pifias que ha cometido por su ignorancia a la hora de reportar el avance de la enfermedad y al decir ignorancia no precisamente cuestiono sus estudios académicos o su experiencia, ya que el desconocimiento de los datos para realizar una labor también es ignorancia, aunque viéndolo bien con su actuar, también quedan en tela de juicio dichos atributos personales.

Primero dijo que la cosa no era grave y que no había que tener casi ninguna precaución aparte de decir que el presidente era un ente superior debido a su fuerza moral y por ello no corría riesgo de contagio, para luego decir que siempre sí era serio el problema más que nos iba a afectar poco y presentar cifras increíblemente pequeñas de contagios y muertes, mismas que luego desmintió porque dijo que el sistema centinela que usaba solo era una muestra, sistema que después descartó de un plumazo ante los cuestionamientos que recibió y que pese a que fue su guía durante marzo y abril, ahora dijo que no servía para nada y se quedó repartiendo cifras atrasadas, las que ni algunos gobiernos locales emanados de su partido compartían debido a lo evidente del atraso que las cifras federales reportaban.

Mas lo anterior poco o nada importa, ya que se ha creado toda una imagen mediática para que a través del espectáculo la atención siga fija en él y a pesar de todos los disparates que dice, sus dichos sigan siendo las cifras oficiales.

Más esa tónica no está solamente presente en la Secretaría de Salud sino que también la podemos sentir en otro temas de diversa índole y así tenemos que pese a la esa sí catastrófica crisis económica que tenemos encima, el presidente apela a la incomodidad social generada por la ya mal llamada cuarentena, ya que el cierre económico y el confinamiento social ya superó por mucho los cuarenta días y debido a las deficiencias del Estado mexicano en infraestructura sanitaria puede ser más de una centena, propuso entre sus puntos de reactivación económica el adelgazamiento aún mayor de los gastos gubernamentales reduciendo los salarios de funcionarios medios y altos así como quitándoles el aguinaldo.

Lo anterior suena atractivo de manera emocional para aquellos que se están quedando sin ingresos debido a las medidas de salubridad impuestas, ya que sienten que de esa manera los funcionarios públicos de igual manera van a sufrir la estrechez económica mas no piensan que cuando la economía se reabra alguien tiene que reactivar el círculo económico y bien pudieran ser esos funcionarios con las compras y consumos que lleven a cabo.

Lo mismo sucede con aquella otra idea expresada por el mandatario consistente en que se van a reducir las compras del Estado a proveedores, con lo cual en lugar de reactivar la economía lo que va a conseguir es ahorcarla aún más, ya que la escasez de dinero y el cierre de empresas va a ir en aumento y quien tiene la obligación de evitar lo anterior y de reiniciar el ciclo económico es el Estado y una manera de hacerlo es aumentar en lugar de reducir la compra de insumos, por lo que bien se puede decir que la actual administración federal está haciéndolo todo al revés pero presenta para justificarse argumentos que llegan al hígado de la población y que como consecuencia nublan el pensamiento.

O qué tal la mediática idea de poner catres de campaña en Los Pinos para hospedar a médicos y enfermeros y así hacer ver un uso “noble” de lo que antes era una residencia en apariencia frívola, lo es mucho más el Palacio Nacional, en lugar de firmar convenios con hoteleros y restauranteros para por una parte tener con más comodidad a ese personal y por la otra aminorar el hundimiento de esas industrias, pero no lo importante es apelar a las vísceras.

Mas si entramos al jueguito de los pensamientos viscerales, bien podemos decir que es injusto que nos quedemos sin clientes o sin trabajo o sin insumos debido a la incompetencia sanitaria del gobierno, porque eso es lo que motiva el cierre hasta ahora indefinido de la economía ya que la enfermedad se va aquedar y tarde o temprano todos estaremos expuestos a ella y será controlada por la inmunidad que desarrollemos respecto a ella así como ha sucedido con otras enfermedades, mientras que los elefantes blancos del sexenio se siguen construyendo como si nada sucediera y solo para darles gusto al presidente y a su plana mayor ¿Verdad que sí calienta?

Como bien pueden notar la visceralidad es una pista de doble vía y que también se puede usar en contra de las acciones del gobierno más que a la larga no lleva a nada bueno, porque estas cosas deben de tratarse con seriedad y usar el sentido común para salir adelante y tener los menos perjuicios posibles tanto en la salud como en la economía.

Sin embargo, la ruta escogida ha sido la contraria y a corto plazo le está dando resultados al gobierno, ya que al parecer la popularidad del presidente subió un poco más y pese a los circos la realidad es que vamos a sufrir por mucho tiempo y lo único que veremos será más circo y visceralidades.