Yunes y el regreso soñado

Sin tacto

Por Sergio González Levet.

Entre que los municipios de la esperanza no se la creyeron del todo y muchos profesores decidieron no arriesgar su vida y la de sus alumnos a lo tarugo, el esperado regreso a la vida normal, o a la nueva normalidad que ha anunciado López Obrador, se ha tenido que posponer, aunque es inevitable que tarde o temprano la gente salga de sus casas, la economía se reactive y los negocios abran otra vez, para que vayamos a ellos a consumir.
Que Dios nos agarre confesados si la soñada vuelta se convierte en una estampida en la que se desboquen las normas sanitarias de seguridad y nos veamos en la necesidad de enclaustrarnos de nuevo porque el malvado bicho coronavirus regresó para contagiar , otra vez, a miles, a millones de seres humanos.
Levantar la cuarentena es un hecho posible y hasta necesario si se realiza con todo cuidado. El mundo que vivimos requiere de que nos movilicemos e interactuemos socialmente.
Para lograr esa meta, se necesita el concurso de una autoridad competente, respetada e inteligente. Un gobierno que proponga medidas que sean viables, congruentes y por eso mismo que sean acatadas por la población.
Es difícil que eso suceda con los gobiernos de la cuarta transformación en sus tres niveles, porque no han logrado infundir confianza en la ciudadanía, debido a su falta de conocimiento de la administración pública y a su terquedad en imponer políticas impopulares.
No obstante, los habitantes del municipio de Veracruz tienen, no la esperanza sino la certeza de que su autoridad inmediata, el Ayuntamiento encabezado por Fernando Yunes Márquez, hará lo conducente para que haya un regreso soñado, una vuelta a la vida hecha con orden, con las debidas pausas y con todas las precauciones para evitar un rebrote de la pandemia que hiciera caer en peligro a la población.
¿Por qué pueden tener esa certeza los jarochos? Pues porque han visto que la comuna yunista tomó las medidas necesarias, y no le tembló la mano a su alcalde para salvaguardar la salud de sus gobernados, al grado de que terminó enfrentado con el Gobierno de Cuitláhuac García Jiménez porque hizo lo que los funcionarios estatales no se atrevieron o no atinaron a hacer.
Para que una acción de gobierno funcione, se necesita que sea, primero, idónea, y después que sea aplicada con orden y congruencia. Un pueblo responde cuando su autoridad es eficaz y eficiente.
Por eso confían en Fernando y por eso todo saldrá bien en el regreso.

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