Prosa aprisa
Arturo Reyes Isidoro
Con el inicio de mes, el senador Ricardo Ahued volvió a la Cámara alta del Congreso de la Unión. Tuvo un buen gesto de cortesía: agradeció a su suplente Ernesto Pérez Astorga la labor que realizó.
Hasta antes de que solicitara licencia para irse como titular de Aduanas realizaba un gran trabajo de gestoría a favor de veracruzanos de toda la geografía estatal.
Algunas veces casualmente me presenté a sus oficinas en Xalapa y pude constatar el mundo de gente que llegaba a verlo. Atendía a todos, muy dispuesto siempre. Prácticamente ahí vivía los fines de semana.
Comprometido con su responsabilidad, seguramente reanudará esa tarea. Desde ahí hará política y será de gran ayuda para el gobernador Cuitláhuac García.
Muchos inexpertos piensan que la política se hace “grillando” o solo picando piedra, intrigando, obstaculizando, descalificando, cuando la mejor, y además la única manera, de hacer política efectiva es trabajando, ofreciendo resultados. Nunca falla. De ahí el éxito de Ahued.
De discriminación a discriminación
¡Caray! Quién lo iba a decir. Viendo la ola de protestas masivas contra el racismo en Estados Unidos y por violencia policial contra los afroestadounidenses (de color), ahora resulta que al secretario de Gobierno, Eric Cisneros le fue bastante bien.
El pasado 25 de mayo, George Floyd, de 46 años, fue detenido en Minneapolis por presuntamente intentar comprar cigarros con un billete falso. Pese a que no se resistió al arresto, tres agentes de policía lo sometieron en el piso y uno de ellos le colocó una de sus rodillas en el cuello. De acuerdo a un video que se hizo viral y que incendió al país, el hombre repetía que no podía respirar. Una autopsia determinó que eso le provocó la muerte.
Hasta ayer había manifestaciones en 75 ciudades norteamericanas y en una treintena se decretaron toques de queda. Desde el asesinato de Martin Luther King Jr., en 1968, no se había presentado una situación igual.
Acá también se practica el racismo pero no se llega a tanto.
El año pasado a causa de sus desatinos, pero sobre todo por sus ocurrentes declaraciones, el secretario de Gobierno Eric Cisneros fue víctima de un apodo racista que pronto se hizo popular y que sus enemigos o malquerientes empezaron a usar en tono hiriente contra su persona.
Desde ahí se puede establecer la diferencia en la manera de practicar el racismo entre los gringos y entre la raza de bronce mexicana. Allá violentan y asesinan a la gente de color, acá les ponen apodos, pero no pasa de ahí.
Con el ingrediente de que en el caso concreto del señor Cisneros ¡lo tomó con sentido de humor!
Pasados muchos meses, apenas en marzo pasado él mismo abordó el tema, además en un lugar lleno de simbolismo: en Yanga, el primer pueblo libre fundado y liberado por una comunidad de esclavos africanos cimarrones, que escaparon de sus amos, y que se llama así en honor a quien los lideraba.
Don Eric, pues, comentaba, no negó su origen y expreso su orgullo.
Según los reporteros que recogieron entonces sus declaraciones, con una amplia sonrisa les recordó que era nativo de la cuenca del Papaloapan, “de los pueblos negros. Me siento orgulloso de ser descendiente de afromexicano”, expresó y además dijo, con toda razón: “Nosotros no escogimos nuestro origen”.
Recordó, sin ningún asomo de resentimiento, que de niño había sido objeto de bullying, “como todavía algunos medios, algunos comunicadores, lo hacen de manera muy amable, me comparan con una bola de billar, con la número 8, porque ustedes saben de que color es (negra)”.
Pero se advierte que afrontó con toda entereza la situación: “valoramos lo que somos; pero no solo fue en el pasado, sino en el presente todavía hoy persiste ese tema de la discriminación; pero nosotros lo tenemos superado eso”.
Ya encarrilado recordó que en el pasado la gente de color tenía cierto ocultamiento por ser de origen negro, que incluso la gente los hacía sentir menos, “y hoy nos debemos sentir orgullosos y que la gente se sienta orgullosa de ser afrodescendiente”.
Además, se notó que tiene bien identificados los sitios de Veracruz donde viven sus paisanos de origen: la región de Tamiahua, la de Coyolillo, municipio de Actopan, la franja costera, la llanura de Sotavento, los municipios de Cuitláhuac, Yanga, Omealca, Amatlán y Carrillo Puerto.
Salvo casos aislados, como el del secretario Cisneros, por fortuna en Veracruz no se agrede o violenta a nadie por el color de su piel.
En lo personal su reacción me pareció muy inteligente. Dio muestras de que no le molesta que le digan como le digan. Bien en un funcionario porque siempre estará expuesto a que el descontento popular se desahogue en algo hiriente como un apodo. El suyo no es el primero ni el único caso. Creo que ya se vacunó para el resto del sexenio.
Garrido y Morgado, no bajan la guardia
A la espera de que oficialicen su reconocimiento como nuevo partido político local, los impulsores de Podemos, Francisco Garrido Sánchez y Gonzalo Morgado Huesca, mantienen el trabajo con sus estructuras del Estado. Con ellos, el joven Luis Francisco Garrido Hernández.
Saben que los tiempos políticos que desembocarán en 2021 corren ya. Tomando todas las precauciones, a su manera hacen política: no pierden contacto con sus simpatizantes.
Hasta ahora todo indica que ya no tarda en que el OPLE declare la constitución oficial de cuatro nuevos partidos políticos locales.
Comerciantes van a rebasar al gobierno
Con su gira, en pleno auge de la pandemia, el presidente Andrés Manuel López Obrador ha puesto el mal ejemplo y ha acelerado la inconformidad de los pequeños y medianos comerciantes a quienes se les está prohibiendo que reanuden actividades.
Quien quiera que salga a la calle podrá ver que mucha población ignoró los llamados a quedarse en casa. Algunos, es cierto, lo hacen por necesidad, para sobrevivir, pero otros, muchos, no justifican qué hacen por toda la ciudad, como si no pasara nada.
Las autoridades estatales y municipales tendrán que tomar pronto una decisión porque no tarda en que los comerciantes se rebelen y los rebasen. Tienen razón cuando alegan que a ellos no los dejan trabajar pero “a los grandes” sí.
Me parece absurdo que los fines de semana bloqueen calles y avenidas en las principales ciudades del Estado cuando el resto de los días el grueso de población anda de un lado para otro sin ningún control. Son miles y miles, casi como en cualquier día normal.
La impresión que me da es que un buen porcentaje ya reanudó su vida diaria y no va a dar marcha atrás.
Creo que cada quien debe asumir su responsabilidad y pienso si no será mejor permitir una apertura aunque controlada, porque de todos modos la gente está saliendo.
Las personas responsables y conscientes del riesgo permanecen en sus casas. Y lo seguirán haciendo mientras no levanten oficialmente la cuarentena. Los preocupantes son los que no se han plegado. Todo un dilema.