¿Mentiras, ignorancia o desprecio?

SOBREMESA

Lourdes Mendoza.  

Por si algo nos hiciera falta, el Instituto Nacional de Enfermedades Respiratorias, que teóricamente debiera ser el que llevara la batuta en la pandemia del Covid-19, hoy en día es un desastre. Varios empleados me buscaron para denunciar lo que viven a diario. Pues no sólo se enfrentan a una desorganización administrativa, con decirles que a un solo paciente le hicieron 245 radiografías.
Que la grilla está a la orden del día y hay departamentos donde pareciera que los jefes creen estar todavía en la época de la esclavitud, ¡así como lo están leyendo! Por ejemplo, en el departamento de Seguridad Radiológica –donde NO atienden pacientes de Covid–, el ingeniero José Guadalupe Villagrana Velazco emitió un comunicado para ¡prohibir la hora de la comida y permitirla a partir de las 20 horas!
A pesar de haber sido el primer establecimiento de salud en confirmar el primer caso de Covid a nivel nacional, nunca tomaron medidas pertinentes. El hospital, que cuenta con 250 camas, está saturado y con un alto riesgo de contagios, porque no hay organización para la entrada y salida de potenciales enfermos.
Las camas montadas en el estacionamiento no se han usado, pues no hay personal ni ventiladores ni tanques de oxígeno. Y, a diferencia de otros hospitales e institutos, el INER no tiene un solo protocolo (es decir, un proyecto de investigación sobre el virus).
Lo más raro del tema es que quien debiera supervisar y controlar al Instituto es el CCINSHAE (Coordinadora de Institutos Nacionales de Salud y Hospitales de Alta Especialidad), a cargo de Gustavo Reyes Terán, a quien reconocen con muchos méritos académicos (tiene el grado más alto de investigador, el SNI 3), pero durante la pandemia nadie voltea a ver a los médicos dirigidos por el doctor Jorge Salas.
Por cierto, ¿sabían ustedes que el antecedente del INER es el hospital para enfermos de tuberculosis de Huipulco, fundado por Lázaro Cárdenas? De ahí la broma de cuando alguien tosía le decían que le iban a conseguir «una beca» en Huipulco. Luego, en 1982, López Portillo lo convirtió en el INER.
GATELL, EN EL ESPEJO INTERNACIONAL
Dicen que las comparaciones son odiosas, será porque hacen evidentes nuestras virtudes y defectos. ¿Por qué le digo esto? Pues porque en los sermones, no perdón ¡conferencias! que nos recetan todos los días los funcionarios de salud, dicen que por primera vez en la historia se está escuchando a los técnicos y no a los políticos para tomar decisiones. Sin embargo, esta cantaleta no sobrevive a la primera comparación.
Frente a este panorama, es importante poner las cosas en contexto. México es ya el tercer país que más vidas ha perdido por el Covid, sólo detrás de EU y Brasil.
Desde luego se encuentra por arriba de países como Alemania, Sudáfrica, Pakistán y la India, a pesar de que estos tienen algo en común con la población mexicana: ni más ni menos que tienen porcentajes similares de adultos con diabetes. ¿Pues no que ser diabético empeoraba tanto el pronóstico para los pacientes con Covid? A lo mejor hay que voltear a ver lo que hacen en los sistemas de salud de estas naciones antes de ver conspiraciones donde no las hay.
QUERÉTARO SEGUIRÁ SIENDO PANISTA
De acuerdo con una encuesta que circula en las altas esferas del gobierno federal, realizada por Buendía & Laredo, si hoy fuera la elección en Querétaro, se la llevaría de lejos el PAN.
Este partido le ganaría por dos dígitos, 20, a Morena y al PRI. El candidato panista Mauricio Kuri, coordinador de los senadores del PAN, será un hueso duro de roer, pues ha sido un opositor inteligente: firme cuando se requiere y hábil para negociar acuerdos que sirvan a la gente. En todos los careos contra los suspirantes de Morena, les gana por, al menos, 15 puntos. Súmele además que Pancho Domínguez, el actual góber, tiene una aprobación de 59 puntos, 8 más que el Presidente.