Decálogo para el gobernante

Sin tacto

Por Sergio González Levet

Para quienes se quejan de que nomás me la paso criticando, pongo a consideración este decálogo de consejos, hecho con la mejor de las intenciones de aportar algo en pro de la gobernanza.
1. El poder no se comparte. Si cede espacios de decisión o de mando, el que los ejerza será considerado tanto o más que usted.
2. Quien ejerce la autoridad debe hacerlo de manera categórica y clara. Que no quede duda de lo que ordena, y menos de la potestad que tiene usted para hacerlo. Un jefe blandengue o dubitativo tiene que estar exigiendo o rogando respeto, y por este camino nunca lo obtiene de sus subordinados.
3. No procrastine. Debe tomar resoluciones con toda y calma y prudencia, pero siempre a tiempo. Optar por no hacer algo, no es decidir… y mucho menos mandar.
4. Los colaboradores le deben respeto a su investidura y a su persona. Si alguno falla en esto, debe despedirlo de inmediato y sin contemplaciones. Una manzana podrida contagia a las demás.
5. Lo peor es un empleado mentiroso. La mentira es el ácido (¿has ido?) más potente y corrosivo. El que engaña una vez, lo hará siempre. También debe ser expulsado del grupo de manera perentoria.
6. Dude del zalamero, del obsequioso. Sus argumentos nunca se apegan a la realidad, aunque suenen bien para la autoestima y la vanidad. Aleje a ese tipo de personas de su círculo de confianza.
7. Todos los miembros del equipo quieren ocupar su lugar. Al que encabeza nadie lo quiere, todos lo envidian. El amor de los subalternos hacia el jefe, es un espejismo que destruye a quien se deja embelesar.
8. Mire directamente a los ojos y con decisión a quienes deben a usted obediencia y acatamiento. Los ojos son el espejo del alma. Aprenda a leer a profundidad en la mirada de sus colaboradores, de sus amigos, de sus enemigos.
9. Hable sin prisas, pero sin pausas. Su voz debe mostrar énfasis y aplomo. No mueva los brazos de un lado a otro, eso proyecta inseguridad, un sentimiento que nunca debe proyectar. Jamás lleve las manos a la cara mientras está hablando.
10. Evite usar muletillas mientras habla. Expresiones como “este”, “hum”, “eeeh” revelan que usted no sabe qué decir o que tiene miedo de expresar algo. Tampoco alargue las vocales finales, esa costumbre lo hace aparecer como un imbécil (según la sicología, “retraso mental que corresponde a una edad mental situada entre los 3 y 7 años”). Escuche a alguien que habla así: “Ayeeeeer… fuimos, eeeeh… a visitaaaaar a los vecinos de una coloniaaaaaa… y les dijimoooos… esteeee… queeee podían contaaaaar con nosotros”. ¿Verdad que no creería que es una persona ejecutiva y con mando?

[Tomado de ideas del filósofo italiano Nicolás Maquiavelo (1-8) y del fonoaudiólogo australiano Lionel Logue (9-10)].

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