*Escrito por Julieta Regina León Marín.
06.03.2025/Cimac Noticias.com. Ciudad de México.– Con el propósito de contrarrestar la violencia que diariamente viven las mujeres en el país y en el marco de los 18 años de promulgada Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia la diputada del partido político Movimiento de Regeneración Nacional (Morena), Anais Miriam Burgos Hernández, propuso como iniciativa una reforma a la que defina e integre a la violencia simbólica.
Hay que recordar que La Ley de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, fue promulgada el 1 de febrero de 2007 y en este 2025 se estarían cumpliendo 18 años.
Esta reforma busca establecer límites concisos para la difusión de contenido en medios de comunicación que promuevan la violencia simbólica o discriminación de género en un panorama general, para ello, se pretende que el marco normativo estipule mecanismos precisos y efectivos para prevenirla y sancionarla.
De igual forma, se pretende conceptualizar al término por lo que la definición indica; una expresión normalizada que jerarquiza los vínculos sociales, estableciendo simultáneamente relaciones de poder que traen consigo desigualdades entre hombres y mujeres.
En palabras de la Cámara de Diputados:
“La violencia simbólica se define como cualquier acto u omisión que produzca un daño o menoscabo a través de patrones estereotipados, mensajes valores, íconos, imágenes o signos que transmita y reproduzca dominación, cosificación, desigualdad y discriminación en las relaciones sociales en los ámbitos públicos y privados, naturalizando la subordinación de la mujer en cualquier ámbito de la sociedad”
Este sistema estructural no sólo afecta la autoestima y dignidad de las mujeres que de forma directa viven con este tipo de violencia, en igual medida influye en toda la sociedad, principado con la familia, ya que estos patrones suelen establecerse como método de crianza, reafirmando los roles de género y la violencia de género, fracturando el bienestar principalmente de las mujeres.
Parte importante de esta reforma es erradicar la cosificación hacia las mujeres, es decir, dejar de reproducir conductas y contenidos que refieran a las mujeres como un objeto sexual a disposición del entretenimiento masculino, ya que estas actitudes restan la calidad de vida de las mujeres.
Además, tipificar la violencia simbólica abona a la concientización colectiva del impacto social de las imágenes y discursos, englobando el uso correcto del lenguaje y expresiones frente y dentro de los medios de comunicación, pues como lo menciona la diputada, estos fungen como reproductor de los estereotipos de género que abren pasó a las desigualdades.
Vale la pena mencionar que, legislar o mantener dentro del marco de lo legal este tipo de violencia, no fractura el derecho constitucional de la libre expresión, por el contrario, catalogar la violencia simbólica garantiza que el discurso libre sea de forma respetuosa, erradicando el vacío legal de la libre expresión como herramienta del discurso de odio.
Dicha propuesta se encuentra a disposición de la Comisión de Igualdad de Género, y de ser aprobada se estaría trabajando por la edificación de una sociedad más justa, igualitaria y respetuosa, además de que el país se sumaría a la responsabilidad que lanzo la Organización de las Naciones Unidas (ONU) de “prevenir la violencia contra las mujeres implica un compromiso con el reconocimiento de todas sus manifestaciones que día a día están presentes en la sociedad” afirmado por la diputada de Morena.
Antecedente de esta propuesta
Principal iniciativa de la diputada del Partido Verde Ecologista de México (PVEM), María Luisa Mendoza Mondragón, que apenas arranco el año propuso incluir la violencia simbólica en la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, considerada desde ese entonces como una violencia normalizada que recurría a pasar inadvertida.
De forma concreta se pretendía reformar el artículo 6° de esta ley, agregándola a la fracción VII, dicho apartado está enfocado en establecer y explicar los tipos de violencias a los que se enfrentan con cotidianidad las mujeres.
Al igual que la propuesta a la reforma actual, está iniciativa se envió a la Comisión de Igualdad de Género, se pretendía que a través del reconocimiento de la violencia simbólica la secretaria de las Mujeres estableciera vías de trabajo hacia la prevención, atención y erradicación de la violencia contra las niñas, adolescentes y mujeres; así como el fortalecimiento de políticas públicas que aseguraran el derecho a una vida libre de violencia para las mujeres.
Violencia simbólica
Mencionado con anterioridad, la violencia simbólica sólo es una de las tantas expresiones de violencia que sufren con cotidianidad las mujeres, la distinción de esta radica en la sutileza con la que se presenta, haciéndola pasar por inexistente, aunado a lo normalizado que esta coexistir con patrones de poder que la hace pasar por inadvertida.
Según UNWomen en su informe 15 formas de violencia de género que luchamos por erradicar, la violencia simbólica es una forma de violencia encubierta, indirecta y masiva que se manifiesta través de representaciones culturales, estereotipos, lenguajes, normas y actitudes que refuerzan y perpetúan la subordinación de las mujeres y discriminación hacia ellas.
Aunque casi imperceptible, la violencia simbólica se presenta en chistes machistas, lenguaje sexista, mansplaining, desvalorización de los logros femeninos, invisibilización de las mujeres en la historia, división sexual del trabajo, tradiciones, violencia estética y todas las manifestaciones que reafirmen los roles de género.
Otro de los obstáculos a superar para luchar contra esta violencia son los medios de comunicación, ya que estos sin importar su carácter, reafirman constantemente los roles estereotipados de género, desde la programación informativa hasta el contenido infantil.
Identificar y erradicar la violencia simbólica, es de suma importancia para el desarrollo óptimo de las mujeres, pues esta violencia es la base de todos los tipos de violencia, desde el ámbito familiar hasta el feminicidio.
Actualmente, podemos identificar estas violencias como micromachismos, un término relativamente nuevo que refiere a la práctica violenta de ejercer poder sobre las mujeres, mostrando como más valiosos a los hombres ante la existencia de sus congéneres, esto en manifestaciones de la vida cotidiana, presentando un entorno desigual para las mujeres.
18 años de la Ley
Hay que señalar que el movimiento feminista hizo alianza con las legisladoras para impulsar la Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia, que fue aprobada en la Cámara de Diputados en abril de 2006 y ratificada por el Senado en diciembre del mismo año.
Inició así, para el Estado, en 2007, la obligación de aplicar Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) y, para las mujeres, quedó garantizado su derecho a gozar de los beneficios de ese marco legal para enfrentar la violencia de género. Por eso, este mes de febrero las mexicanas celebramos el décimo aniversario de su entrada en vigor.
nició así, para el Estado, en 2007, la obligación de aplicar Ley General de Acceso de las Mujeres a una Vida Libre de Violencia (LGAMVLV) y, para las mujeres, quedó garantizado su derecho a gozar de los beneficios de ese marco legal para enfrentar la violencia de género. Por eso, este mes de febrero las mexicanas celebramos el décimo aniversario de su entrada en vigor.
La Ley fue publicada el 1 de febrero de 2007 en el Diario Oficial de la Federación, fecha de arranque para que las instituciones comenzaran con la aplicación de medidas para prevenir y atender a las mujeres que viven distintos tipos y modalidades de violencia, un avance significativo en la defensa de los Derechos Humanos.
La LGAMVLV significó un cambio de paradigma, pues aunque se empezaron a crear leyes en América Latina para sancionar la violencia, luego de que los países de la región firmaron en 1994 la Convención Interamericana para Prevenir, Sancionar y Erradicar la Violencia contra la Mujer (mejor conocida como Belém do Pará), la mayoría se enfocaron a proteger a la “familia”, bajo la figura de violencia intrafamiliar o doméstica.
Entre las impulsoras de la Ley General de Acceso estuvieron la priista Diva Hadamira Gastélum Bajo, entonces presidenta de la Comisión de Equidad y Género; la antropóloga y legisladora perredista, Marcela Lagarde y de los Ríos, presidenta de la Comisión Especial de Feminicidio; y la también perredista Angélica de la Peña Gómez, presidenta de la Comisión Especial de la Niñez, Adolescencia y Familia.