A 2 años del incendio en instancia migratoria de Juárez: Impactos en la vida de mujeres.

*Escrito por Arantza Díaz.

01.04.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Se cumplen dos años del incendio en la estancia migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua un 27 de marzo del 2023 donde 40 migrantes perdieron la vida y otras 42 personas sobrevivieron -15 mujeres y 27 hombres-. Tras el siniestro que conmocionó al país por la opacidad y negligencia de las autoridades mexicanas, las consecuencias aún están vigentes y se manifiestan con impactos físicos, neurológicos y psicológicos irreversibles para las familias, particularmente, sobre las mujeres vinculadas a los migrantes fallecidos quienes cargaron con la lucha por la justicia y los cuidados para sostener a su familia tras la pérdida.

El Instituto para las Mujeres en la Migración A.C (IMUMI, de ahora en más) exploró, a través de testimonios varios, la forma en que el incendio trastocó otras vidas; las dimensiones que permanecieron ocultas y que tienen que ver con los cuidados pues, al momento del siniestro, la mayoría de las mujeres dependía económicamente de estos hombres. Ahora, en un crisol de distintas experiencias, algunas mujeres se encargan de cuidar a aquellos que sobrevivieron a las quemaduras, otras más, luchan por sostener a la familia completa, cuidan hijas, hijos, sobrinas y nietas, a la vez, de luchar por intercalar su trabajo remunerado con sus responsabilidades.

«El incendio trajo pérdidas para estas mujeres, no solo de sus compañeros de vida, hermanos o hijos, sino económicos, de salud, de empleo y de estabilidad. Muchas han asumido el rol de proveedoras y cuidadoras desde su país de origen o destino», rescata IMUMI.

A la par de que este escenario desolador las atraviesa, también, una latente afectación a su salud mental, pues IMUMI encontró una tendencia evidente a los sentimientos de desesperanza y trauma. La mayoría de ellas experimenta los efectos del estrés y la presión por ser el único motor económico y de cuidados en sus familias; sufren insomnio y fuertes dolores de cabeza que, en añadidura, parecen recrudecerse ante la imposibilidad de costear atención psicológica de calidad y oportuna.

De ello deviene que, el IMUMI exhorta al Estado mexicano a reconocerlas como víctimas del siniestro quienes, tienen el derecho a una reparación integral que debe incluir los medios para acceder a atención psicológica, médica y recibir un apoyo económico que les permita continuar con sus proyectos de vida de una forma más laxa y sostenible.

«Dos años después del incendio, las víctimas siguen esperando justicia y reparación integra del daño. Mientras que las mujeres cuidadoras buscan reconstruir sus vidas ante su nuevo rol frente a la tragedia.» (IMUMI)

Historias de vida: Las mujeres ante la adversidad

Los vínculos principales que el IMUMI encontró con las víctimas del incendio, son los roles de pareja, madre, esposa y hermana, mujeres que, a la vez de que se dio el incendio en Ciudad Juárez, tuvieron que dejar sus países -la mayoría de Honduras, El Salvador y Bolivia- con el objetivo de luchar por los debidos procesos de recuperación de su ser querido; dejaron atrás su vida, su hogar y vivieron, no sólo el duelo, sino también, la separación de su núcleo familiar.

En el caso particular de otra mujer, no sólo perdió a su ser querido en el incendio sino, además, experimentó un aborto espontáneo que ella atribuye al golpe emocional que acarreó lo devastador de la noticia. El IMUMI, recoge otras historias como el de una mujer quien perdió una oferta laboral, pues tuvo que trasladarse de urgencia a México para reconocer el cadáver de su familiar, en contracara, otra mujer no pudo viajar Ciudad Juárez, por lo que las autoridades mexicanas le propusieron reconocer el cuerpo de su familiar por una videollamada, un hecho que dejó secuelas serias que ella describe como «extremadamente traumático».

Uno de los apuntes más elementales que recoge IMUMI es que, como ya se advertía, la vulnerabilidad económica, la feminización de la pobreza y la perpetuación de la precarización es una constante en estos casos, pues la mayoría de las mujeres no contaba con una fuente de ingresos antes del fallecimiento – lesiones graves de su familiar, de acuerdo con los testimonios, la mayoría de las mujeres -sin patrimonio y bajo condiciones de renta- fueron amenazadas con ser expulsadas de su hogar al no poder costear más un pago.

«Como ya no tenía quien trajera la comida a la casa, quien era el sustento, ya no estaba para nosotros, para mi hijo y para mí. Ya uno se siente destrozado, sin fuerzas. Pero dije yo: yo tengo que levantarme por mi hijo porque tengo que sacarlo adelante. Esto pasó por mi mente y dije: “Yo voy a empezar a trabajar”. sostiene uno de los testimonios de la esposa de un joven fallecido en el incendio.

Como resulta complejo mediar sus responsabilidades de cuidar y trabajar, las opciones laborales se acortan; los empleos formales no ofrecen la flexibilidad suficiente para cuidar de sus hijas, hijos, padres -o en su caso- de su esposo sobreviviente. Por ello, los trabajos donde se desempeñan tienden a estar precarizados y se ejercen desde la informalidad, lo que las coopta de acceder a derechos laborales fundamentales como vacaciones, seguro médico o protección social.

Ahora bien, a pesar de que estar circunstancias de vulnerabilidad son contundentes, el Estado mexicano nunca desplegó un plan de acción y reparación integral del daño. Por el contrario, el IMUMI documentó a través de su informe que, ninguna de las mujeres recibió recursos de alguna institución pública, ni entablaron algún contacto.

La Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas fue el espacio que atendió a estas mujeres en México, se les ofreció terapia durante un periodo breve y aunque fue una primera medida de contención, no fue suficiente, pues poco después, regresaron a sus países donde no volvieron a recibir alguna atención psicológica o bien, otras más cruzaron hacia Estados Unidos, agudizándose los sentimientos de tristeza al perder sus redes.

Sin embargo, uno de los hallazgos más importantes de esta documentación es la forma en que las mujeres, a través del esfuerzo del trabajo y una lucha autogestiva, apuntan a un mejor futuro. Muchas de ellas, sostuvieron que, a dos años de este suceso que transformó sus vidas, ya están en aras de retomar mejores empleos, continuar con sus estudios y avanzar en el camino para reconstruir sus proyectos.

«El último año ha sido extremadamente difícil para muchas de ellas, en especial por los cambios en su entorno familiar, el aislamiento social y el duelo continuo. A pesar de todas las dificultades, muestran una notable capacidad de resiliencia.
Siguen luchando e intentando adaptarse a sus nuevas realidades, aunque estas sean a menudo muy difíciles. Destacan la importancia de mantener la esperanza y luchar por un futuro mejor» (IMUMI)

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