A 77 años del reconocimiento del voto de mujeres a nivel municipal en México.

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12.02.2024 Ciudad de México.- En la reforma constitucional del 12 de febrero de 1947 se estableció por primera vez el derecho de las mexicanas a votar y ser votadas en elecciones municipales. Hace 77 años durante el periodo presidencia de Miguel Alemán Valdés, se reformó el artículo 115, fracción I, de la Constitución Federal, con la finalidad de establecer la participación de las mujeres mexicanas en las elecciones municipales, otorgándoles el derecho de votar y ser votadas, en igualdad de condición que los varones.

Esta iniciativa se destacó por la importancia y trascendencia de la colaboración e intervención de las mujeres en la vida política de los pueblos, para ayudar en la selección de representantes que desempeñaron los cargos municipales, mejorando la integración de los ayuntamientos y afianzando la igualdad de todos los individuos frente a la ley.

Aunque también es importante señalar que desde antes de 1947 existieron a nivel local ciertos casos que esbozaban ya la inclusión e incorporación de las mujeres en el ejercicio de sus derechos político electorales. Como el acontecido el 6 de abril de 1936 en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), donde más de 7 mil ciudadanas pudieron hacer su debut político, ejerciendo su derecho a elegir candidatos a gobernadores y a miembros del senado. Asimismo, designaron a numerosas mujeres para ser delegadas distritales, según datos recopilados del Archivo General de la Nación.

En la búsqueda de la consolidación de los derechos cívicos de las mujeres, estos antecedentes significaron un invaluable antecedente para la reforma constitucional al artículo 34 en octubre de 1953, que otorgó los mismos derechos de ciudadanía plena y, por consecuencia, el derecho de votar (sufragio activo) y ser electa (sufragio pasivo), en todas las elecciones populares, pero a nivel federal.

Residuos de marginalidad

En ocasión de la conmemoración de la reforma constitucional del 12 de febrero de 1947, que por primera vez estableció el derecho de las mexicanas a votar y ser votadas en elecciones municipales, la investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género de la UNAM, Amneris Chaparro Martínez, comenta: «históricamente han mostrado un gran activismo y han sido partícipes de movilizaciones políticas y de los debates públicos, aunque desde una posición de marginalidad respecto a los varones».

“En México la participación política de las mujeres ha tenido avances significativos a partir de que se garantizó su derecho al voto; sin embargo, los cambios son insuficientes para asegurar la construcción de ciudadanías democráticas e incluyentes”, considera la investigadora.

Con un ímpetu feminista y de igualdad, a principios del siglo XX un grupo se organizó para demandar a los estados, al gobierno federal y al naciente gobierno pos revolucionario, el pleno ejercicio de sus garantías políticas.

A partir de esa demanda y de esa lucha de varias décadas se logró un cambio importante en la Constitución a nivel municipal, y después en 1953 a nivel federal donde ganaron la ciudadanía; eso significó participar formalmente en la política como representantes y electoras, detalla.

Luego de esas modificaciones constitucionales, prosiguió, se han impulsado otras fundamentales que buscan reivindicar sus prerrogativas en diferentes ámbitos, como el tema de la paridad de género que ha permitido aumentar su presencia en el Congreso, en candidaturas y cargos de decisión gubernamental; sin embargo, estos avances aún son exiguos para concretar políticas públicas que apunten a transformaciones socioculturales de mayor alcance.

Sesgo patriarcal y partidista

Para Amneris Chaparro, investigadora del Centro de Investigaciones y Estudios de Género la UNAM «Tener candidaturas y vigilancia para que se cumpla la paridad de género de 50 por ciento es un gran progreso, pero la representación en sí misma no significa que van a defender los interés e ideales de la lucha feminista.

“Creo que necesitamos políticas educativas de mayor alcance en materia de género. La política educativa de un país debe tener un perfil feminista y humanista, en el sentido más estricto de la palabra, de tal forma que realmente busque la formación de ciudadanías democráticas, y eso es algo que sigue faltando en nuestro país”.

Asimismo, indica que las instituciones de educación superior (IES) juegan un papel fundamental para avanzar en la consolidación y en el respeto a las garantías adquiridas históricamente por ellas.

Las universidades deben realizar un ejercicio de autocrítica interna para determinar qué falta para lograr espacios paritarios, seguros y, principalmente, democráticos, en donde todas las personas expresen sus opiniones libremente. Además, deben consolidarse como lugares de formación de ciudadanía en donde se fomente el pensamiento crítico como parte fundamental en cualquier sociedad que aspire a ser mínimamente democrática, acota.

De los retos y las luchas que han sostenido a lo largo del tiempo las mujeres mexicanas en busca de sus derechos con los de los hombres, el día de hoy se vislumbra un escenario inimaginable a principios del siglo pasado: las próximas elecciones estarán en manos de mujeres.

De los datos contenidos en el padrón electoral del Instituto Nacional Electoral (INE) al mes de febrero, se desprende que en las próximas elecciones presidenciales en las que será electa una mujer; el fiel de la balanza lo tienen precisamente las mujeres mexicanas, al ser mayoría con más de 51 millones de registros, en contraposición, con sus pares varones que alcanzaron tan solo arriba de los 48 millones de registros.

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