*CON SINGULAR ALEGRÍA.
/POR GILDA MONTAÑO/
A Carlos Manzo que nació un 9 de abril, como yo.
Me dolió mucho, pero mucho, la muerte de un joven mexicano. Además, en un día de fiesta, en el centro de su municipio: Uruapan, cargando a su hijito de no más de 3 añitos. Con siete tiros y sin protección alguna, por más que la gritó. Y de sopetón aparecieron dos figuras asombrosas: una mujer fuerte, valiente y esforzada: Grecia, y la Generación “Z”: igual.
Convocar a tanta gente ha sido un verdadero milagro. Ver a 70 mil personas en orden, sin mitotes ni escándalos, ha sido un verdadero acto de amor a su patria, a esa que ven desmoronándose a pedazos. A la que vieron crecer en medio de muchos problemas, pero ninguno, como estos que estamos viviendo. Esto no pasa todos los días, ni aunque les digan que les darán su sueldo íntegro si van, con todo y papitas y un litro de coca sin impuesto. Eso sí, con su respectiva torta si bien les va.
Horas enteras para llegar. Horas para acompañar a los de la generación Z, que nadie entiende ni nadie dice conocer. Horas para honrarse a sí mismos. Hasta la batalla campal que urdieron los policías al final.
Y los de adentro de la vaya, siguen sin entender. Y los de Tabasco, el que era un edén, se volvieron magnéticos. Seductores a lo que alguna vez fue un lugar majestuoso, lleno de luz, calor y agua limpia. Donde podía la gente caminar sin tropezarse, sin lastimarse ni lastimar a nadie.
Allí estuvieron González Pedrero y Julieta Campos, su esposa; allí también Willy Robledo y su familia; allí la gente del trabajador y talentoso Nacho Cobo y su familia; allí estuvo alguna vez una gran fortuna del pueblo mexicano en su gente que se quería y se respetaba.
¿Qué pasó? Tal vez que todavía no despertaba el México Bronco. “Descubrí que el verdadero México es un país con una Constitución y leyes escritas -tan justas en general y democráticas como las nuestras; pero donde ni la Constitución ni las leyes se cumplen”.
Esto lo escribió en 1911 el periodista estadounidense Johen Kenneth Turner en su libro México bárbaro. La frase, 115 años después, todavía se sostiene, comenta el periodista Jorge Ramos.
Y a estos muchachitos que nadie toma en cuenta, estos que si comen, que si piensan, que sí estudian, que sí toman decisiones y que están viendo todos los santos día de su vida, a través de todos, todititos los medios de información masiva: muertes; asesinatos; monta choques; secuestros; levantones; aplastados; inundados; decapitados; drogados; ahogados… ya sean hombres, mujeres, niños, viejitos, madres, padres, sacerdotes, bebés (tirados en la calle, después de que su miserable madre los da a luz y los deja debajo de la llanta de su camioneta, mientras su estúpido marido le pasa papel del baño…) –esos que nunca van a ir a la escuela, porque nacieron muertos-, miles de jóvenes que son mal orientados y que de verdad nadie les ha enseñado ni virtudes, ni valores, ni amor por nada… Porque nadie los ha amado desde que vivieron…Estos todos los que SI piensan, están en este momento de vida manifestándose afuera de todos los palacios de gobierno de sus ciudades, porque saben que puede haber alguna alternativa para su vida, y no solo “Abrazos y no balazos”. Y los están reprimiendo de una forma feroz, sanguinaria, a todos ellos, que decidieron ir, y a sus niños y a los jóvenes y viejitos, echándoles gases para largarlos. Qué miserable quien lo manda. Qué miserable justicia social mexicana.
Que terrible desilusión. Que terrible situación estamos viviendo en muchos y muy diferentes Estados de este país nuestro. Desde Tijuana hasta Tulúm; desde todos los Estados que están en el Pacífico o el Atlántico; todos impregnados de los grandes, grandes cárteles y desmoronándose. Y ese “Bukele mexicano”, con siete impactos,mientras cargaba a su hijito, y le enseñaba las luces en el cielo.
Carlos Manzo el del sombrero, al que nadie protegió, y que nació un 9 de abril y con miles de esperanzas de ayudar a su tierra: Uruapan, Michoacán.
Y luego, para derramar la otra parte del vaso medio vacío, esta bola de ríos desbordándose y el agua que alguna vez se necesitó, (bendita agua),
llenando los cerros que se desgajan arriba de muchos, muchísimos jacalitos de gente que verdaderamente vive en la pobreza y los aplasta a todos.
Ni la honorabilísima Cruz Roja los puede rescatar. Ni Dios padre, sabe qué fue de ellos. Y los pésimos gobernadores puestos por el singular dedo de quién sabe quién, los puede ayudar.
Total, reprimidos y todos, acabaron con sus marchas y la policía los sacó del Zócalo. Nuestros hermanos policías contra nuestros jóvenes mexicanos. Así comenzó en el mundo, aquel movimiento histórico de 1968. Y no entendemos que no entendemos.
Dios con México. Y nosotros también.












