Perfilando 2021 (Columna)
Por Átila.
Tal parece que la diputada local panista María Josefina Gamboa Torales vivirá toda su vida a la sombra de su jefe político Miguel Ángel Yunes Linares, porque sin él, ella no es nadie y lo sabe.
Le sigue doliendo que haya perdido la gubernatura el vástago de su jefe político, Miguel Ángel Yunes Márquez, en sus palabras demuestra el odio y rencor que siente hacía los morenos, pero se tiene que aguantar, le guste o no.
Esto quedó demostrado una vez más cuando este sábado subió a tribuna en el Congreso del Estado para contradecir la propuesta hecha por la administración estatal para habilitar el rancho El Faunito, recuperado por el gobierno de Yunes Linares, para habilitarlo como centro hospitalario para pacientes Covid -19 al argumentar que no es viable, por el contrario, propuso para tal fin Casa Veracruz.
A ella no importa el tema, su único objetivo es llevar la contraria a todo aquello que provenga de la administración que preside Cuitláhuac García Jiménez, para eso le pagan los panistas, aunque ella se eche flores y se canse de decir que es la única legisladora preparada, que sabe de todos los temas.
Si esta legisladora dice saber mucho, por qué no criticó la administración que encabezó Miguel Ángel Yunes Linares, en ese tiempo también era diputada local, pero no lo hizo porque sencillamente no podía atacar a su jefe.
Basta recordar que en el bienio el sistema de salud estuvo peor que nunca, cuando los discursos oficiales eran de que habían llegado a limpiar todo lo sucio que dejó el gobierno de Javier Duarte de Ochoa, en realidad los hospitales y Centros de Salud carecían de todo, el desabasto de medicamentos llegó al 20 por ciento, las farmacias estaban vacías, el gremio de los médicos y enfermeras no contaban con equipo, materiales e insumos para lo básico, infinidad de veces se quejaron y tuvieron que comprarlos con recursos propios para hacer su trabajo. Las manifestaciones estaban al orden del día.
Ella podrá vociferar su odio las veces que quiera, quizá le ayude a sanar un poco su conciencia de la muerte que causó a un joven de 30 años de edad al atropellarlo cuando conducía a exceso de velocidad y alcoholizada el 12 de julio de 2014 en Boca del Río, pero por sus influencias evitó que se hiciera justicia, entonces, no tiene la cara limpia, aunque se la lave un millón de veces.