*Yo Campesino .
• No se trata de pelear sino aprovechar oportunidad para crecer de verdad.
/ Miguel A. Rocha Valencia /
Pelear con Estados Unidos sería un suicidio, pero si se puede aprovechar la coyuntura para fortalecer el mercado interno, buscar autosuficiencia en muchos rubros, especialmente alimentario y diversificar mercados.
Nadie nos reprochará ni será motivo de venganzas ni guerras arancelarias si las propuestas de la presidenta se ponen en práctica incluso para estimular la investigación científica, la fabricación de automóviles y por qué no, aviones y todo lo que tecnológicamente se pueda y lleve la marca “Hecho en México”.
Porque aparentemente, salvo que existe algo oculto, no hay nada que nos impida ponernos a trabajar, innovar, investigar y aplicar conocimientos para desarrollar todas las áreas del quehacer nacional para entonces sí, ir en serio por esa anhelada autosuficiencia que nos hace dependientes en lo más básico: la comida.
Es decir, para qué esperar que nos chantajeen con la imposición de aranceles a nuestras exportaciones (muchas de ellas absurdas) aunque tengan un gran nivel de componentes extranjeros, incluyendo las patentes y la tecnología, mejor ponernos a trabajar y hacer historia como dicen los cuatroteros.
Eso sería un cambio real, una acción patriótica y no un amago demagógico ante algo que no tenemos defensa, pero lo mejor es que está abierta la coyuntura para realizarlo; la president(a) lo dijo, hay que ponerlo en marcha pero para ello hay que iniciar con lo primero, los quintos porque sin dinero, no baila el perro.
Por eso más allá de partidazos, sumisiones o lealtades, está servir al país y para ello hay que enfocar los esfuerzos físicos y financieros a lograr objetivos como, por ejemplo, si ya nos enseñaron un auto eléctrico con patente mexicana, pues a producirlo, invertirle y comercializarlo pues eso genera riqueza y empleo lo mismo que los barcos que ya construye la secretaría de Marina o las armas de la Sedena, productos que tendrían un mercado en centro y Suramérica.
Claro para ello tendría que invertir el gobierno; rescatar dinero de ese que se gasta en situaciones demagógicas en la compra del agradecimiento popular y ponerlo a trabajar sin caer en aquello de la austeridad republicana que resulta una falacia cuando te gasta más de un billón de pesos en materia clientelar.
Se imaginan ¿Ese billón de pesos invertidos en desarrollo científico o en un tren de ensamblaje de autos, barcos, aviones o armas mexicanos? ¿Qué pasaría si en vez de mantener los tercos proyectos sin viabilidad financiera del obradorato se gastara en los trenes de alta velocidad a Nogales y Nuevo Laredo? O al menos a Querétaro. Ni se diga hacia Acapulco y Veracruz.
Qué mejor si con ello se reviven las fábricas de ferrocarriles, se le quitan concesiones a CAF o a los chinos que hacen y dan mantenimiento a los trenes del suburbano, tren ligero o el mismo Metro, donde aún hay vestigio de lo que se hizo en Ciudad Sahagún y existen laboratorios de tecnología inversa en el Sistema de Transporte Colectivo y empresas que fabrican piezas y tarjetas de conducción para rehabilitar unidades deshuesadas o abandonadas.
Es decir, existen los ingenieros, la tecnología y las herramientas para sustituir importaciones. Ya se ha hecho, lo cual nos da pie a pensar que en ese mar de corrupción que hay en México, a los bolsillos de muchos políticos les ha convenido más otorgar concesiones de importación que estimular la producción nacional.
Eso mismo pasó con el maíz o el trigo donde México ha logrado semillas resistentes a plagas y climas extremos, pero no se han comercializado o aplicado masivamente bajo la premisa de que sale más barato importar que producir, cuando en verdad no hay dependencia mayor que la necesidad de comprar afuera lo que nos comemos.
Recordemos que, entre maíz y trigo, importamos más de 26 millones de toneladas anuales o como dirían loa labriegos para dimensionar los volúmenes: un millón de toneladas de grano transgénico o no, equivale a un tren continuo de México a Nuevo Laredo. De ese tamaño es nuestro déficit, tanto que México captó el 40 por ciento de las exportaciones de Estados Unidos que en ese rubro alcanzaron 62 millones 350 mil toneladas; de ellas, compramos 25 millones 253 mil toneladas. Así nos tienen agarrados con T-MEC o sin él.
Según el Departamento de Agricultura de EU, en 2023 las importaciones fueron de 18 millones 619 mil toneladas, es decir, aumentamos las compras de maíz en 36 por ciento en solo un año y en 2025 la tendencia es a aumentar.
Claro, se dirá que esta visión es reduccionista, que se necesita contener el déficit y la deuda con aumento de ingresos, ajustar el gasto público a la baja, mejorar la certidumbre jurídica, así como el marco regulatorio además de mejorar la fortaleza y calidad de las instituciones, pero como para todo eso se necesita decisión política y un real y moderno nacionalismo, no perdemos la esperanza, aunque con la 4T, eso sea prácticamente imposible.