SIN TITUBEOS.
POR DIANA MANCILLA.
La escena es atroz, un grupo de elementos de seguridad desde la azotea lanzan chorros de agua sobre mujeres que exigen la despenalización del aborto en el Estado de México. En lugar de escucharlas y atender sus peticiones que no son extremas, ni mucho menos, las agreden como si fueran a invadir y quemar el torreón.
Otros empleados, a nivel del suelo, las rocían con polvo químico de los extintores para dispersarlas y obligarlas a que se retiren del lugar. ¿Y entonces dónde queda el derecho a la libre manifestación, consagrado en la Constitución Mexicana?
Esto no es nuevo, pero se ha exacerbado en los últimos años, cuando grupos colectivos de mujeres decidieron salir a las calles, tomar las avenidas, hacer suyos los edificios gubernamentales y obligar a los gobiernos a que las escuchen, a que sean tomadas en cuenta.
Feministas radicales se hacen llamar y su lucha es no sólo por ellas, su lucha es para que ya no se hostigue, para que ya no se acose o violente a las mujeres y esos son derechos universales. Eso, ni siquiera debiera estar en la discusión.
También luchas por el derecho a elegir libremente la maternidad cuando, como y con quien ellas lo decidan, pero en este sistema patriarcal que aún sufrimos en México parece que eso les espanta a quienes detentan el poder.
En 2019 se presentó una iniciativa ante el Congreso local y los diputados y diputadas de Morena ofrecieron en ese entonces todo su apoyo y se comprometieron a sacar adelante el proyecto hasta convertirla en ley, al paso de los días, de las semanas, de los meses los temas legislativos se les fueron entrampando y la iniciativa fue dejada de lado, hasta ahora dos años después cuando les queda una semana de trabajo y prácticamente ya bajaron la cortina.
Se les acabó el tiempo y las mujeres integrantes de los colectivos feministas obviamente se sintieron burladas por el comportamiento de los legisladores. Por eso su furia y su coraje.
Y es que el tema no es menor, la Ciudad de México, donde sí está permitido el aborto, registra desde que lo legalizaron hasta el momento a 64 mil 77 mujeres que han acudido a suspender la gestación en la vecina entidad.
En el Estado de México el aborto es permitido sólo en cuatro causales: cuando el embarazo sea resultado de un delito por violación, cuando la mujer cometa una acción culposa (imprudencial), cuando de no provocar el aborto, la mujer corra peligro de muerte y cuando a juicio de dos médicos exista prueba suficiente para diagnosticar que el producto sufre alteraciones genéticas o congénitas.
Según el Secretariado Ejecutivo del Sistema Nacional de Seguridad Pública (SESNSP) de enero de 2015 al 31 de agosto de 2020 se abrieron 572 carpetas de investigación por esta causa.
Hasta marzo de 2021, 121 mujeres mexiquenses enfrentaron procesos penales por aborto, pero sólo en 31 casos se procedió a un arresto.
Y pensar que el diputado Faustino de la Cruz, de Morena, todavía tuvo el descaro de culpar a las otras fracciones de tener en la congeladora este tema, cuando ellos y sus aliados son mayoría en el Congreso y, de tener voluntad, lo hubieran hecho hace bastante tiempo…