Acerca de lo divino

**CON SINGULAR ALEGRÍA.

/ POR GILDA MONTAÑO /

 

Carta a Sor Juana

Te imagino. El claustro en el que vives es

la apariencia de la soledad que muerdes

a diario. Pero es mentira. Eres la síntesis

de lo que está encerrado que tiene que

surgir como torbellino, en medio de una

vorágine sin obstáculos. Y a eso te dedicas.

Eres tu propio Dios y por eso te has casado

sola, y ustedes dos, siguen enteros y

amándose.

Eres la estancia de lo que queremos ser,

en permanencia de actos y quehaceres.

Eres la creadora de todo lo que te rodea,

ganado con base en un gran esfuerzo y disciplina.

Elegiste un lugar para hacerlo mágico.

¿O ya era?

Y te naciste mexicana. Eso sí, de pura

cepa. E hiciste a tu Estado un portento de

poesía universal. ¿Creadora? ¡Creadora!

¿Hacedora? ¡Pues claro!

Y así, en el correr continuo, eres mujer

bella, sensible e inteligente. Estás llena

de logros que te inventas con los días. Y al

final de los mismos, siempre resultas

triunfadora.

Te imagino, sentada aquí junto, con una

larga cantidad de poemas que están listos

sólo para ser escritos. Cada uno escoge su

propio tiempo y circunstancia.

También te siento callada y ausente. Llena

de brillo propio, de sensibilidad, de inteligencia

y de triunfo. Sin nunca hacerle daño

a nadie. Sales adelante, con grandes esfuerzos…

Diario algo mejor…

Por eso, cuando leo alguna de tus poesías,

pienso que de repente la vida nos sumerge

en puntos que no entendemos. Pero

tal vez el inconsciente, lo aprendido y lo vivido,

nos dan la oportunidad de recapacitar y

tomar en cuenta que somos lo que sentimos

y también lo que nuestra moral nos dicta.

Pero no crees conveniente escaparte

del compromiso. No así: Tú no eres una

infeliz ladrona de pensamientos. Eres la

creadora de grandes escuelas en las que

como punta de lanza, debes ser seguida.

Eres quien en el transcurso de la historia has

establecido grandes avances en la filosofía y

en la ética personal del ser humano. Eres el

paradigma que rompió con todo. La esencia

del ser humano perfectible.

Con tu sabiduría que perdura a través de

los siglos, nos enseñas que la verdad reside en

cada uno. Y que has defendido con tu propia

vida, esto.

Quien Dios eligió para que pensara en ella

misma, y compusiera los poemas más bellos,

exactos e inteligentes, nos ve con ojos irreverentes.

Porque debe estar –por todos los dones

recibidos y devueltos–, a los pies del mismo

Dios que la creó.

Y sigue regalando uno a uno sus pensamientos

que desprende de las hojas que tira

por el suelo impecable del aposento del alma.

La Décima Musa; la mexicana criolla; la inteligente

y esmerada; la cuidadosa y sensible.

Sor Juana la de Nepantla… o simplemente

Sor Juana.

¿De dónde salen esos prodigios? ¿A dónde

se van? ¿Tendrán clara conciencia de que nacieron

para vivir solos, de que su casa está

simplemente saturada de sabiduría, de esa

que a diario por las mañanas se manifiesta por

una grande paz que derraman en un blanco y

esmerado trozo de papel que eslige para leer

o para dejar testimonio permanente de su inteligencia:

sabiduría y ciencia.

Llena de brillo propio y sensibilidad, y de

triunfo. ¿A quién daña con salir adelante, con

tanto esfuerzo?

Con una grande pluma y un más grande

manto café oscuro y largo, enclaustrada, sentada

con nada que sea suyo, sólo su inteligencia

y su sabiduría. Física, Aritmética, Matemáticas,

Literatura, Filosofía, Teología, Lógica,

Retórica, Música, Lenguas, Arquitectura,

Derecho, Astronomía, Astrología, el Cosmos

entero… ¿Necesitará más?

Porque está enamorada de un Dios

que creó para sí misma. A él le escribe a

diario su eterna comunión. Él es para

quien ha dedicado su vida. Nunca le dejaron

hacer más.

Así de humilde, así de soberbia. Ella tiene

todo y con eso vive inmensamente feliz. Por

eso, cuando leo su poesía, pienso que de repente

ella está enfrente: con su gran espíritu

de misericordia, razonado, y que sin merecerlo,

me lo regala.

Ella por nosotros, nosotros en ella. Que

así sea.

gildamh@hotmail.com