Acrobacias de trapecista .

**Miscelánea, salud y política .

/ Judith Álamo López /

“Una autoridad que se funda en el terror, en la violencia, en la opresión, es al mismo tiempo una vergüenza y una injusticia”. Plutarco

 

Hay azoro y crispación social frente a la impunidad de quienes atacan a mujeres arrojándoles ácido y pasan los años sin que se castigue a los culpables o peor aún la muerte violenta de quienes son secuestradas o mujeres quemadas, a pesar de sus gritos de auxilio a las autoridades encargadas de la procuración de justicia.

Entre las víctimas qué más conmocionaron están Melissa, una adolescente de 14 años, pasando por Debanhy, Margarita y el caso de Luz, madre de un joven autista, de quien –según la autoridad– existen indicios de posible autoinmolación. Todos estos sucesos funestos exhiben las fallas evidentes de nuestro sistema de administración e impartición de la justicia, en sus mecanismos de auxilio y contención y en sus servicios periciales.

Hacen falta aptitudes y capacidades de solidaridad con las mujeres agraviadas por parte de los servidores públicos, desde el humilde policía hasta el gobernante, como fue el caso de Alejandro Murat Hinojosa, en Oaxaca. De otra forma, es inexplicable el trato dado a la saxofonista María Elena Ríos, el pasado lunes 25 de julio, al manifestarse en la plaza pública porque han pasado tres años desde que fue quemada con ácido y no se ha aprehendido a su agresor. Fue sacada por decenas de elementos de seguridad, junto con su pancarta Oaxaca feminicida.

Si no querían empañar la alegría de la Guelaguetza 2022, una de las principales fiestas precolombinas que subsisten en el país, hay que trabajar en dar justicia pronta y expedita a las víctimas, en lugar de revictimizarlas. Falta educación en todos los niveles del respeto esencial a los derechos humanos, además, es necesario trabajar para lograr acabar con la impunidad que alienta a los criminales.

Hace pocos días, en Palacio Nacional, se dio a conocer el último informe sobre feminicidios: el pasado mes de junio se registraron 89 muertes violentas de mujeres por razones de género, la cifra más alta del 2022. La Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana informó que hubo 84 casos en mayo, 83 en abril, 75 en marzo, 83 en febrero y 79 en enero, sumando un total de 493 en el primer semestre del 2022; mientras que durante el primer semestre del 2021 se registraron 536 feminicidios. O sea, disminuyeron.

Sin embargo, las cifras oficiales no reflejan los datos que manejan activistas, quienes a mediados del de febrero pasado, a 44 días del 2022, se manifestaron afuera de Palacio Nacional para protestar por 200 feminicidios y 300 homicidios en contra de mujeres.

Y en este marco, destaca lo publicado en Twiter por el ministro Arturo Zaldívar, presidente de la SCJN: “Y mientras siguen matando mujeres con saña, pregunto: ¿ya es tiempo para que todos y todas discutamos soluciones y las pongamos en práctica, o seguirán siendo prioridad las grillas baratas, los egos y las fobias? ¿Qué estamos esperando? ¡Los feminicidios deben revertirse ya!”

Pues manos a la obra, ministro, siga su consejo: no haga grilla ni acrobacias riesgosas como el dueño del circo. Desde su importante posición puede hacer mucho porque se logre crear una Fiscalía Federal Especializada en Feminicidio, por ejemplo, como exigieron colectivos feministas en la Jornada de Luto Nacional por la vida de las mujeres y las niñas muertas y desaparecidas, efectuada el pasado 18 de mayo en varias ciudades del país.

Hablando de egos y programación para obtener lo que deseamos, permea en el ambiente mucha preocupación ante la beligerancia del presidente Andrés Manuel López Obrador de llevar los diferendos con Estados Unidos en el T-MEC a irreductibles diferencias ideológicas (la soberanía energética está por encima de lo acordado en ese tratado comercial trilateral).

Ya pocos dudan de que concretará su amenaza de dar el grito (de Dolores) con el estandarte en mano de (la virgen) Morena. Todo sea con miras de lograr arengar (engatusar) a su electorado (al “pueblo bueno y sabio”) con miras al obtener el continuismo de su 4T, a través de alguna de sus corcholatas (la favorita hoy es Claudia Sheimbaun) en las elecciones de 2024, y así evitar el juicio postrero de su pésima y muy costosa Administración.

Sobre los reclamos por incumplir con el T-MEC, ya no se trata de defender lo justo ni lo equitativo, eso debió salvaguardarse cuando se renegoció el Tratado entre México, Estados Unidos y Canadá, en 2021, realizado ya en el gobierno de AMLO, con sus negociadores, ellos fueron quienes aceptaron los términos vigentes.

La pregunta hoy es: ¿Será capaz el obcecado mandatario de ignorar la realidad objetiva: incumplir lo acordado en el T-MEC? De no llegar a acuerdos en el periodo de consultas, que está corriendo –son 75 días– llegaría la fase de instalación, por parte de Estados Unidos, de un panel arbitral, y al cabo de unos meses vendrían las represalias millonarias, el costo sería, según especialistas, de miles de millones de dólares que acabarían por hipotecar el ya de por sí muy dañado patrimonio nacional, cancelando el futuro de las presentes y futuras generaciones.

Y es que realmente ha sido espectacular lo logrado electoralmente bajo su liderazgo, a través de Morena (partido creado por él en 2014) arrebató 21 estados al PAN, PRI y PRD, y a finales de 2022 gobernará a 56% de los electores y administrará cerca del 57% del presupuesto total que tienen todas las entidades.

Estos triunfos obtenidos (con alianzas inconfesables) hacen difícil a un ser mortal y en la medianía intelectual como AMLO –según sostienen varios de sus exsubalternos–mantener los pies en la tierra, aunque es evidente su deterioro físico y mental y sus limitaciones, pues pese a sus estudios de licenciatura en la FCPS de la UNAM no logró revestirse del humanismo que identifica a los egresados, quizá porque le tomó demasiado tiempo titularse y jamás se asumió como universitario.

Si se involucró como priísta –ahora renegado y vergonzante– en el periodo 1970-1980, en el activismo político y el conocimiento de cómo opera el asistencialismo oficial en la captación electoral, se especializó en hacer alianzas en lo oscurito y promesas imposibles de cumplir… pero esos conocimientos de la psique de la pobreza ni su pragmatismo alcanzan para ser el estadista que requiere México.

Lamentablemente, la estrategia de AMLO avanza, al igual que las obras del Tren Maya, al margen de la ley, ignorando amparos legales “por razones de seguridad nacional”, denostando a los especialistas “seudoambientalistas…”, comprometiendo los recursos ambientales del país y militarizando al país.

Ahora, frente a las arcas vacías por sus costosas obras, presiona a todos para que reduzcan sus salarios por debajo de lo que él dice ganar (136 mil 700 pesos al mes, pero no paga renta ni teléfono ni Internet ni luz ni gas ni gasolina ni chofer ni boletos de avión, ni desayunos, comidas y cenas…), ha convocado a celebrar un nuevo plan de austeridad y, pese a ello, incorpora a la nómina a “médicos” cubanos de quien se rumora son agitadores socialistas, a quienes enviará a las zonas más alejadas y controladas por la delincuencia organizada, a esparcir su credo.

 

Hace falta un frente opositor más articulado, que trabaje en conjunto para detener los desbocados propósitos de un hombre especialista en ofrecer sueños de opio, capaz de lanzarse al vacío envuelto en el lábaro patrio, si así conviene a sus intereses.

Enemigo de la transparencia, recién canceló Compranet (dicen que dejará de operar por saturación un mes) lo que da cuenta del desaseo administrativo. Hace acrobacias de trapecista experto, al fin que mientras esté en la presidencia de la República, como dueño del circo, dispone de una red de protección para salir indemne de sus despropósitos.

Eso parece creer.