*Xyoli Pérez Campos, investigadora del Instituto Nacional de Geofísica de la UNAM, habló sobre este tema.
*Dictó la charla “Geometría de subducción en México y sus implicaciones en la sismicidad de Veracruz”, a invitación del Centro de Ciencias de la Tierra de la UV.
Claudia Peralta Vázquez
09/10/2021, Xalapa, Ver.- Xyoli Pérez Campos, investigadora del Departamento de Sismología del Instituto Nacional de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), explicó que la actividad sísmica del estado de Veracruz tiene que ver con el hundimiento de la placa de Cocos por debajo de la Norteamericana, a profundidades de hasta 200 kilómetros.
La investigadora reconocida a nivel nacional e internacional, participó el miércoles 6 de octubre en el ciclo de conferencias del cuerpo académico (CA) Volcanes, Sismos y Sociedad, y el Observatorio Sismológico y Vulcanológico (OSV), del Centro de Ciencias de la Tierra (CCT) de la Universidad Veracruzana (UV).
Pérez Campos, quien ha sido coordinadora del Servicio Sismológico Nacional (SSN) y presidenta de la Unión Geofísica Mexicana (UGM), dictó la charla virtual “Geometría de subducción en México y sus implicaciones en la sismicidad de Veracruz”, en presencia de Carlos Welsh Rodríguez, coordinador del CCT, así como de académicos, investigadores y estudiantes.
La investigadora explicó que México está en el contexto de cinco placas tectónicas, dos de ellas, la de Cocos y la Norteamericana, afectan a la región centro sur del país.
Detalló que al hundimiento de la placa de Cocos, formada en el Pacífico por debajo de la Norteamericana, se le conoce como subducción. Al introducirse llega hasta el estado, sobre todo al sureste de Veracruz, en donde alcanza profundidades de entre 150 y 200 kilómetros.
Por lo tanto, la presencia de dicha placa implica la ocurrencia de sismos en esa región. Además, la Norteamericana también sufre de esfuerzos y genera sismicidad.
Esa actividad es la que generó el movimiento telúrico del pasado 4 de agosto del presente año frente a las costas veracruzanas, dijo la académica de la Facultad de Ingeniería y del posgrado en Ciencias de la Tierra de la máxima casa de estudios del país.
En su plática, transmitida por Zoom y Facebook, presentó imágenes de la geometría de la placa de Cocos por debajo del centro sur de México, en particular la diferencia en el número de sismos que hay hacia el oeste con respecto al este, en la zona del istmo de Tehuantepec, así como de resultados de varios proyectos en los que ha participado.
Mencionó que la última capa de la tierra, la litósfera, está dividida en placas tectónicas, y el movimiento de éstas es el principal generador de los sismos más importantes.
Hay casos de sismos de subducción como el de la Ciudad de México en 1985, o el del 7 de septiembre de 2021, o sismos de corrimiento lateral como los que se presentan en las costas de California. Uno de ellos fue el de 1906, en San Francisco.
“Todo nuestro contexto tectónico, sísmico y volcánico está relacionado con la interacción de estas cinco placas: la del Pacífico, de Rivera, Norteamericana, Cocos y del Caribe.
Las de Rivera y Cocos se hunden por debajo de la Norteamericana, lo cual significa que en una zona esas placas están atoradas entre ellas, acumulan deformación y energía, y eventualmente esa fricción y resistencia al movimiento es vencida.
Esa energía liberada en forma de ondas elásticas origina los sismos, transmitidos por el interior de la tierra hasta llegar a la superficie.
En una zona de subducción, dijo, pueden encontrarse los sismos interplaca como el del 19 de septiembre de 1985, o el del 7 de septiembre de 2021, generados por ese contacto de la placa subducida y la que se encuentra arriba.
Otro tipo de sismicidad son los sismos corticales o intraplaca, pues están dentro de una placa.
Pérez Campos, quien se enfocó en el estudio de estos fenómenos tras haber vivido el terremoto de 1985, dio a conocer que México está dividido en diferentes zonas sismo-tectónicas, y cada región guarda sismos con características similares en cuanto a mecanismos o periodos de recurrencia.
Para el caso de Veracruz, los sismos ocurren dentro de la placa sumergida de Cocos, a profundidades mayores a los 50 kilómetros.
Comentó que en el Golfo de México se observa una sismicidad cortical de hasta 20 kilómetros de profundidad, y se resaltan cuatro eventos de magnitud mayor a 4, con profundidades menores de 40 kilómetros que siguen siendo corticales, ocurridos en: 1959, 1967, 2007 y 2009.
Uno más que no está incluido aún, es el del 4 de agosto de 2021.
También hay sismos intraplaca registrados en la entidad en 1973, 1937, 1902 y 1995, de magnitudes elevadas.
En una primera estimación, se espera que la magnitud máxima de los sismos intraplaca en el sur del estado de Veracruz sea entre 7.4 y 7.6. Eso implica que en la zona del istmo de Tehuantepec pueda haber sismos muy importantes que afecten a toda esa región.
Por ejemplo, en el istmo de Tehuantepec y en la zona del Golfo de México, los sismos han alcanzado magnitudes de 6.4, como el de Jáltipan, el 12 de noviembre de 1959.
“Ese tipo de sismicidad es muy importante y se debe monitorear y caracterizar porque hoy en día no es lo mismo que hace 60 años, pues hay instalaciones industriales, la población del istmo ha cambiado y se requiere hacer una revaloración del peligro sísmico de la región.”