- ÍNDICE POLÍTICO .
/ FRANCISCO RODRÍGUEZ /
Ya hay un amplio consenso sobre la ahora tambaleante futura permanencia de Morena en el poder. El camino trazado por López Obrador para convertir a México en una dictadura más del llamado Socialismo del Siglo XXI –del tipo Cuba, Venezuela y, entre otros, Nicaragua y Honduras– encontró un obstáculo prácticamente insalvable: Adán (Augusto) López y su evidente complicidad con el prófugo Comandante H de “La Barredora”.
Si existían sospechas de las ligas entre criminales y políticos del régimen de Cuarta… Transformación –incluso acusadas por Donald Trump y otros miembros de la cúpula republicana– éstas se disiparon y concretaron en las figuras de ambos tabasqueños que siempre contaron con el manto protector de AMLO y, ahora, con la inacción de Claudia Sheinbaum que termina por desgastar aún más al todavía senador de la República.
Como cualquiera sabe y de lo que ya nos dio muestra Enrique Peña Nieto durante su inacabado sexenio –entregó el poder antes de la fecha– la corrupción y la delincuencia constituyen dos fenómenos profundamente disruptivos para la vida democrática de cualquier nación y se cobran en las urnas. Fue EPN quien sepultó al PRI.
AMLO, López Hernández y Bermúdez han barrido con la confianza ciudadana, de por sí ya inconforme por los pésimos resultados que en el transcurso de siete años han brindado los cuatroteros en materia de seguridad, salud, educación, empleo… y que no mejorarán porque el derroche de recursos públicos distraídos en caprichos del residente en Casa “La Chingada” han dejado al gobiernito endeudado al máximo y en abierta bancarrota.
Más temprano que tarde dejarán de pagar los apoyos del supuesto Bienestar y, entonces sí, ¡adiós, Nicanor!
El apoyo popular y los resultados de máxima popularidad –que no de eficacia– presumidos no es real. Es comprado y/o chantajeado.
Cotidianos irigotes cuatroteros
En el contexto mexicano, la influencia de la criminal sociedad corrupción – delincuencia organizada sobre el escenario político es especialmente notoria, ya que afecta directamente la percepción ciudadana sobre el partido en el poder y sus posibilidades de éxito en las urnas.
Morena, como fuerza política predominante en la actualidad, está sumergida en ese lodazal. Sus dirigentes, diputados, senadores, gobernadores y hasta regidores municipales a diario aparecen en los medios y en las redes perpetrando fechorías que serían punibles de no ser porque paulatinamente se han adueñado de las instancias que procuran y administran justicia.
También no hay semana en la que la sociedad informada no conozca de uno u otro caso de acoso, censura y castigos pretendidamente ejemplarizantes en contra de comunicadores y hasta de ciudadanos que expresan su opinión, lo que ya no puede llevarse a cabo con libertad.
Y eso irrita a la sociedad. Provoca en ella rechazo a Morena y a sus politicastros, muchas de cuyas candidaturas han sido sacadas del bote de la basura cual ha sido el caso de aquellos que, hasta con permanencia en un resort carcelario, fueron presentados a la consideración del electorado en la reciente farsa de elección judicial.
Y ahí fue donde se vio con toda exactitud la fuerza real de Morena y de sus gobernantes, al no acudir a las urnas el 90% de los empadronados que, con razón, ya están encabronados por tanto irigote de los morenistas.
Otro PRD, tribalizado
A lo anterior sume las pugnas internas que el escándalo “La Barredora” con sus implicaciones políticas afloraron al seno de Morena, un movimiento de masas que no consigue institucionalizarse en partido político.
Para su desgracia, y como ya se ha dicho innumerables ocasiones, la Presidente formal Sheinbaum tiene el bastón, pero no tiene el mando. Y sin él a ella le resulta imposible congregar en su entorno a las diferentes tribus que, del extinto PRD, se mudaron completitas a Morena.
Al seno del guinda medio conviven las corrientes que siguen fieles al caudillo, otra que ve en su junior Andy López la posibilidad de ascenso –¡y negocios!–, las cada vez menos nutridas provenientes del Partido Comunista Mexicano, del Partido Socialista de los Trabajadores, tanto como las variadas de ex priístas y hasta de panistas, así como las escasas filas que ha logrado formar Sheinbaum. Y todas se enfrentan con todas.
Además, no hay dirigente que escape a la corrupción y a otras conductas ilícitas, como acaba de observarse si se revisa uno por uno a quienes ocuparon el templete en el evento público de su reciente Consejo Nacional. Más que presídium, se escribió por ahí, parecía sala de ingreso a un presidio.
No hay de otra. La corrupción y la delincuencia del caso “La Barredora” es la piedra con la que atravesó Morena en su camino hacia la dictadura.
Mejorar la ahora desastrosa imagen y credibilidad de Morena es ya misión imposible.
Indicios
“¿Qué tipo de liderazgo necesita México para derrotar a Morena en 2027 o 2030?” se pregunta el Kramer Report del reciente 2 de julio, dado a conocer aquí por el periodista e investigador Luis Chaparro la semana anterior. En el documento se analiza la situación actual del movimiento fundado y aún liderado por AMLO y, tras apuntar que “los partidos tradicionales —PRI, PAN y PRD— han perdido toda credibilidad, base social y conexión generacional. Ya no representan oposición, sino una caricatura funcional al sistema”, concluye que “Ricardo Salinas Pliego, con su estilo libertario, confrontativo y tecnológicamente visionario, representa la única figura capaz de articular una verdadera oposición y disputar con éxito la presidencia en 2030. Su perfil híbrido —empresarial, popular, tecnológicamente progresista y moralmente disruptivo— podría ser la única fórmula viable para romper la inercia electoral de la izquierda dominante.” * * * Por hoy es todo. Reciba mi reconocimiento por haber leído este texto y, como siempre, mis deseos de que tenga ¡buenas gracias y muchos, muchos días!
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