Adán, la nube mediática y el fin del poder unipersonal.

*Retrovisor .

/Ivonne Melgar /

Adán Augusto López Hernández se presentó como blanco “de un nuevo ataque de la derecha conservadora” que “pretende socavar el movimiento de la Cuarta Transformación y a quienes estamos, de alguna manera, a la cabeza de este movimiento”.

Ésas fueron las palabras del jefe de Morena en el Senado al encontrarse con reporteros para descalificar el reportaje transmitido en televisión sobre una presunta evasión fiscal por 79 millones de pesos.

Y si en el caso de su exsecretario de Seguridad, Hernán Bermúdez Requena, presunto líder de La Barredora, el exgobernador de Tabasco optó por lavarse las manos y el bajo perfil, esta vez tomó la ruta del envalentonamiento.

Dos meses después de ese escándalo que desató el fallido reclamo de voceros morenistas de que debía renunciar a la coordinación legislativa, Adán Augusto dobló ayer la apuesta: “Mis compañeros tuvieron a bien designarme coordinador parlamentario por los seis años de la legislatura. Ahí consta, por escrito”.

Sin mencionar que esa tarea deriva de los premios de consolación que el expresidente López Obrador repartió entre los competidores de la interna presidencial, el exsecretario de Gobernación se sacudió la modestia.

“Dicen que alabanza en boca propia es vituperio, pero yo me precio de ser, como ciudadano y como funcionario público, modelo. Por eso, allí están mis declaraciones patrimoniales, mis declaraciones de impuestos”.

Aseguró que sabe quiénes sus detractores y que puede desenmascararlos.

“Yo soy un político ya de vieja data, y estoy acostumbrado a todas estas cosas. Yo sí sé de parte de quién y de quiénes. Sé por qué lo hacen. Pero, como decimos allá en el pueblo: ‘a todo santo le llega su capillita’, y todo va a tener su tiempo”.

Durante los 63 minutos de la conferencia de prensa, López Hernández se fue creciendo en el personaje que quiso proyectar: un artífice del movimiento que tiene todo bajo control, incluyendo el manejo de impuestos, ganancias por servicios profesionales y propiedades en Estados Unidos que le heredaron sus padres.

Desplegando los recursos retóricos de su hermano del alma, como solían llamarse mutuamente en el sexenio anterior con el expresidente AMLO, el hombre fuerte del Senado nunca asumió que se tratara de fuego amigo.

“Yo fui secretario de Gobernación, y claro que no soy un ingenuo. Pero en este momento yo soy parte fundamental en un movimiento. Y desde luego que todo este tipo de ataques llevan un solo objetivo: dañar al movimiento. Por eso es que vemos la desesperación en la oposición, llena de infundios, de calumnias. Como dije el otro día, de mafufadas. Ahora resulta que el pato mayor le tira a las escopetas”, soltó.

¿Sí hay fuego amigo?, le inquirieron insistentemente.

“Ahí se los dejo de tarea. Yo en su momento voy a darles una especie de dictamen de todo esto”, amagó.

La conferencia de López Hernández ocurrió en medio de especulaciones respecto a si la presidenta Claudia Sheinbaum había disfrutado responder a la pregunta sobre el reportaje de los millones no declarados ante el SAT y de las empresas fantasma ligadas al jefe de Morena en la Cámara alta.

¿Tendría el senador que aclarar esta situación, esta acusación?, preguntó la reportera de Excélsior Ximena Mejía.

“Pues sí, que aclare, que aclare el senador”, atajó Sheinbaum.

El senador asumió la instrucción y dijo que Claudia Sheinbaum “tiene todo mi reconocimiento, mi afecto; es nuestra compañera de partido, pero es la líder de este país y todos debemos estar abonando para que a México y a ella les vaya muy bien”.

Vino enseguida una pregunta clave que Adán Augusto aprovechó para enfatizar que su encargo no depende de la Presidenta de la República.

¿Piensa que tiene su respaldo?, le inquirieron.

“Como ella bien lo ha dicho, yo tengo el respaldo de mis compañeros senadores para hacer el trabajo específico que ahora tengo encomendado; que este país ya cambió desde hace mucho; los tiempos del poder unipersonal no son tales. Ahora hay respeto entre compañeros, cada quien tiene su compromiso en determinados trabajos del movimiento”.

Y, sí, a López Hernández le tocó, por ejemplo, en el último mes de gobierno de AMLO, fichar a los tres senadores de la oposición, con los Yunes incluidos, que permitieron concretar la reforma judicial.

Confiado en su permanencia en el cargo, el tabasqueño concluyó que “más allá de esa escalada mediática, de esa nube mediática, el Senado se conduce bien”.

Y a una semana de que se cumpla el primer año de Sheinbaum en la Presidencia, ella misma cerró el paso a las críticas de los 13 senadores de Morena que, como se ha publicado en los medios, están inconformes con el coordinador.

“Eso es pura politiquería, la verdad. No conozco de un senador que tenga quejas”, declaró la mandataria.

De manera que, si la Presidenta de México habla con la verdad, Adán Augusto tiene razón: la nube mediática pasará. Y “el movimiento” lo respalda.

Pero si, como susurran los propagandistas presidenciales, los golpes contra el senador vienen de Palacio, qué feo se llevan y qué feo se mienten.