*Escrito por Edith González Cruz
20.11.2023 /Cimac Noticias.com/ Ciudad de México.- Los impactos del huracán Otis, ocurrido el pasado 25 de octubre sigue sumando desastres: hoy casi medio millón de niñas y adolescentes, 496 mil 354 cifra exacta, podrían abandonar sus estudios ante las carencias que padecen sus familias por falta de ingresos, alimentos, luz, agua, entre otras necesidades y además por prácticas desiguales que las llevaran a trabajo en labores del hogar y cuidados.
Antes del huracán, el ciclo escolar 2022-2023 tenía una matrícula total de 987 mil 569 estudiantes, de los cuales el 50.3 por ciento son mujeres, 496 mil 354 cifra exacta y el resto son hombres, lo que afectará en mayor medida a la educación básica hasta nivel secundaria porque el 79 por ciento de la totalidad de estudiantes corresponde a esos grados, siendo la mayoría niñas y adolescentes.
De acuerdo con datos del INEGI, en 2020, en Guerrero el grado promedio de escolaridad de la población de 15 años y más de edad es de 8.4, lo que equivale a poco más del segundo año de secundaria y también tienen el registro que el 94 por ciento de las niñas y niños de 6 a 14 años de edad asistían a la escuela, cifras que se modificarán al presentar una importante caída por la deserción escolar que ya está sucediendo.
Tras el paso del huracán, las autoridades del estado y la Secretaría de Educación Pública (SEP), realizaron un censo para ver el daño a las escuelas, estimaron 404 escuelas afectadas solo en los municipios de Acapulco y Coyuca de Benítez, de las cuales se han censado 267, del resto del estado nada.
Algunas escuelas sufrieron daños regulares como la pérdida de cristales, puertas y muebles, pero hay otros con daños severos que van a necesitar una reconstrucción casi total, por ello solo se regresará a clases en las escuelas donde haya las condiciones adecuadas para retomar las actividades escolares.
También el equipo humanitario de Save the Children, institución global de defensa de los derechos de la niñez, visitó los dos municipios declarados como zona de emergencia, Acapulco y Coyuca de Benítez, donde constató el nivel de daños en casas y escuelas, así como las necesidades de familias que, a más de una semana del impacto del huracán, aún se encontraban sin haber recibido ayuda.
“Nos preocupa el estado de las escuelas, las escuelas son espacios de aprendizaje, lugares seguros para niñas y niños y son un aliado en el proceso de resiliencia después de la catástrofe; sin embargo, vemos muy difícil que muchas logren abrir pronto, sobre todo las que se encuentran en la zona de la montaña en Acapulco. No olvidemos a los docentes también, ellos se encuentran preocupados por recuperarse de la afectación del huracán, muchos también lo perdieron todo y necesitamos también con ellos impulsar el apoyo emocional”, informó Fátima Andraca, directora de Respuesta Humanitaria de Save the Children en México.