* Escrito por Cirenia Celestino Ortega.
La Ciudad de México, antes Tenochtitlan, fue construida sobre un lago, por tanto, los problemas que enfrentaba esta localidad se relacionaban con las inundaciones por lo que debieron construir salidas para ese remanente, así que entubaron ríos para lograrlo. Pero con el paso del tiempo, los problemas que hoy enfrentamos están relacionados con la contaminación y escasez del vital líquido.
Entonces ¿Qué está pasando con el agua en CDMX?
De pronto comenzamos a escuchar la posibilidad de un “día cero” en el que la ciudad se quedaría sin suficiente agua para satisfacer las necesidades de toda la población, entre la sequía, ausencia de lluvias y altas temperaturas. A esta situación se sumó la noticia de contaminación del agua en la red hidráulica de la alcaldía Benito Juárez y otras zonas de la capital.
Pero la crisis de agua en CDMX es parte de una problemática mundial. De acuerdo con el informe Progresos en relación con el agua potable, el saneamiento y la higiene (ASH) 2000-2022, realizado en conjunto por la Organización Mundial de la Salud (OMS) y el Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia (Unicef), (2023), en el mundo mil 800 millones de personas viven en hogares sin instalación de agua corriente.
El informe también señala que 500 millones de personas aún comparten instalaciones de saneamiento con otros hogares, lo que compromete la intimidad y seguridad de las mujeres y las niñas.
En los hogares con inodoros compartidos, las mujeres y las niñas tienen más probabilidades de sentirse inseguras al caminar solas por la noche y de sufrir acoso sexual y otras violencias.
El empobrecimiento y los desastres naturales o provocados tienen una marca de género. Las mujeres y las niñas son mayoritariamente las encargadas de recoger agua en 7 de cada 10 hogares, recorren trayectos largos en busca del agua, lo que les impide dedicar ese tiempo a la educación, el trabajo o el ocio.
ONU Mujeres indica que la desigualdad de género, sumada a la crisis climática, prevé que para el 2025 casi dos tercios de la población mundial estará en crisis hídrica y en ella, las mujeres serán las más afectadas debido a que generalmente asumen las responsabilidades de limpieza, acarreo y preparación de alimentos, para acceder al agua cada vez deberán recorrer una mayor distancia, además al ser las responsables de la familia, se reducen sus posibilidades de ponerse a salvo a tiempo, al ser las quienes se encargan de la preparación de alimentos, la limpieza y el cuidado de otras personas bajo trabajo no remunerado, pero no es el tema por ahora.
Las mujeres invierten cada semana 37.9 horas y los hombres 25.6 horas a tareas del hogar. (Encuesta Nacional para el Sistema de Cuidados, Enasic). El trabajo del hogar asignado históricamente a las mujeres permite que las distintas crisis y desastres afecten en mayor medida a las mujeres.
En México, 2 millones 500 mil personas viven en condiciones de pobreza, de acuerdo con datos de la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL), y la escasez de agua, en conjunto con la contaminación y la falta de infraestructura para distribuirla, son un problema que contribuye el deterioro de su calidad de vida.
Según el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI), el 23.1 por ciento de las viviendas que hay en nuestro país no cuentan con agua entubada dentro del hogar, sin embargo, en el caso de las poblaciones rurales este número se incrementa a un 56.8 por ciento.
La escasez del agua ha obigado a comunidades y pueblos indígenas a que se vean desplazados o presionados por transnacionales para que abandonen sus territorios, los cuales están dotados de depósitos de agua.
Sin embargo, son las mujeres también quienes encabezan la defensa del agua frente a diferentes actores, por ejemplo, Marisela Molina, habitante de San Pedro Tlanixco, estado de México quien se ha convertido en una defensora del agua de esa demarcación.
Marisela, denunció los abusos y vejaciones que el gobierno del estado de México ha hecho en contra de su comunidad con el objetivo de hacerse del agua de manantial que abunda en sus tierras para concesionarla a empresas floricultoras del municipio de Villa Guerrero, estado de México.
María de los Ángeles, Josefina e Irma son tres mujeres indígenas zapotecas que participan activamente en la lucha por la defensa del agua en los Valles Centrales de Oaxaca.
Marichuy García se enfrentó a la construcción de la presa El Zapotillo en el río Verde, que inundaría a Acasico, Palmarejo y Temacapulín y emprendió un movimiento de resistencia al lado de más de 50 mujeres de la región con el que evitaron un ecocidio y el desplazamiento forzoso al que se verían obligadas. https://cimacnoticias.com.mx/historias-de-mujeres-portada/aliadas-marichuy-la-defensora-del-rio-verde-en-los-altos-de-jalisco/
Los proyectos de construcción de obras también impactan en la distribución del agua, por ejemplo, los complejos megaurbanizadores, habitacionales y comerciales, como la construcción de la Línea 12 en Tláhuac que ha escaseado el agua en las zonas aledañas a las construcciones.
El acceso al agua es un derecho humano, su desabastecimiento ha generado diversas manifestaciones, legitimas a las que el Estado ha respondido con amenaza y hostigamiento.
Este es el caso de la coalición ecofeminista «Todas X el Agua», en el municipio de Ecatepec, en el estado de México, son una colectiva que busca visibilizar los impactos que tiene la escasez del agua en Ecatepec en la vida de las mujeres, por esta causa fueron víctimas de una agresión policial.
Hay que decirlo en voz alta: el acceso al agua es un derecho humano esencial.
Ante el panorama de escasez del agua para la población es paradójico que las zonas industriales no sean afectadas. Esta situación nos permite entender cómo se prioriza su distribución y calidad para que no afecte esos intereses pero sí a las mujeres con menos recursos.
Publicada en Cimac Noticias.com