Sin tacto
Por Sergio González Levet
Un querido amigo que es un observador nato de la realidad cotidiana y un experto en puntos de vista me hace notar que en las últimas semanas se ha vuelto un espectáculo reiterado en las avenidas y calles transitadas de la zona conurbada el de agentes de Tránsito que están en proceso de levantar infracciones contra automovilistas y camioneros.
Tomé en cuenta el dicho de mi amigo, y en verdad que no hay que recorrer un gran trecho para ver a un motociclista alegando con el chofer de un tráiler, o un auto detenido por sus placas fueranas (el buen Benito, un colaborador que tuve hace algunos años, me neciaba que si la palabra de origen era “fuera”, tendrían que decir “fueranos” no foráneos”), o una señora que discute con dos patrulleros al lado de su camioneta cargada de alumnos con uniformes escolares (nuestro profundo pésame y nuestra desesperación mayor por los asesinatos de los niños mormones en Sonora/Chihuahua).
Digo, mordelones siempre ha habido y siguen mordiendo como si nada a los conductores que cometen el error de ponerse nerviosos.
(Hago un paréntesis para poner otro comentario de tema similar de mi amigo, quien me dice que le consta, porque lo sufrió, que en la CdMx los agentes de Tránsito siguen infraccionando a los vehículos de provincia y siguen aceptando mordidas como cuando México tenía gobiernos corruptos. Claro que ahora son más cautos, pero de que muerden, muerden, y lo hacen quirúrgicamente como el más puro rottweiler, sin que López Obrador se entere.)
Entonces, manejar en Veracruz, en Boca, en Medellín, en la parte alvaradeña conurbada es ahora una acción que debe realizarse con mucho cuidado, porque al menor descuido -como pasarse una preventiva, invadir los carriles peatonales en los cruceros, cambiar de carril sin poner las direccionales, usar el celular mientras se maneja, no traer alguno de los pasajeros el cinturón de seguridad, ir a mayor velocidad de la permitida, así sea un kilómetro por arriba, etc.- aparecerá una moto, una patrulla o un agente de a pie y nos impondrá la multa correspondiente.
Asegura mi perspicaz amigo que esto pasa porque al Gobierno del Estado le urge dinero fresco, y con ese fin, en Tránsito les han impuesto a los oficiales de vialidad una cuota mínima de infracciones por día, lo que representa millones de pesos de ingreso a lo largo de la entidad.
Con el beneficio de la duda, yo le dije a mi interlocutor que esta cruzada podría estar inspirada más en el celo de que todo el mundo respete las leyes de Tránsito y por ello haya mayor seguridad en las calles.
Sin embargo, mi amigo me respondió que si así fuera, podrían haber hecho una campaña de prevención y no una de imposición de multas.
Y es que está difícil engañarlo a él, como a la mayoría de los jarochos.
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