Sin tacto
Por Sergio González Levet
Ricardo Ahued Bardahuil ganaría la elección en Xalapa, aunque fuera una vaca (y si fuera una vaca -recuerdo un verso del gran poeta Ricardo Castillo, dedicado a su abuelo-, el precio de la leche sería baratísimo, así de bueno y carismático es él).
Por eso la más alta autoridad de Morrena le urgió a que abanderara la capital del estado, porque no está el horno para bollos como para que pierdan Xalapa, que está perdidísima con la lastimosa actuación de Hipólito Rodríguez, considerado desde ya como el peor alcalde de la historia, y eso que ha habido algunos bastante malitos.
Pero Ricardo Ahued sigue siendo el rey del voto porque nunca se ha alejado de la gente y no ha cambiado su carácter amable y honorable. En las colonias populares lo ven como un redentor; en la clase media, como su adalid; en la alta, como un gobernante viable y eficiente.
Y por eso mismo es mal visto por ciertos grupos dentro del morrenismo, pues no se adapta al perfil de los miembros del Movimiento que no es partido. veamos: no es sumiso, es respetuoso de las hormas, habla con la verdad, no es soberbio…
O sea, nada que ver.
Una persona con la entereza moral del senador Ahued Bardahuil resulta un estorbo para los políticos antañones, hechos a la corrupción, a los malos manejos.
Recordemos que cuando fue candidato por primera vez, abanderado por el Partido Verde en alianza con el PRI, hubo hasta cinco manifestaciones en su contra, porque los tricolores lo veían como un advenedizo; sí, un advenedizo que terminó siendo un tesoro electoral, que le permitió buenas y varias victorias al entonces partido en el gobierno: la alcaldía, una diputación local, otra federal.
Y ahora, como aspirante por Morrena, Ricardo Ahued Bardahuil vuelve a pisar callos con su precandidatura, porque muchos de los nuevos se han adaptado a las mañas de los anteriores y ven en el empresario un escollo para medrar a costa del presupuesto público, como parece ser la costumbre que han adoptado.
Ahued, que es una persona inteligente, se mantiene con la boca cerrada, a la espera de que el proceso interno de Morrena designe al candidato por la capital. No le entra al pleito callejero a que están acostumbradas las tribus lopezobradoristas, se mantiene en un perfil bajo y sigue haciendo su labor de gestión, en apoyo de los veracruzanos con necesidades. En verdad que él no buscó ser alcalde nuevamente.
Y lo será, simple y sencillamente porque así lo quiere el Patriarca.
A ver, gánenle al Peje…
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