*Una tragedia que nadie quiere mirar y menos atender.
Redacción
Cdmx., 26 de mayo de 2019.- Médicos Sin Fronteras (MSF) y el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) alertan a las organizaciones humanitarias a ayudar a los cientos de niños y mujeres, incluidos extranjeros, que están muriendo en el campamento sirio de al-Hawl por falta de atención médica.
Los niños están muriendo en el campamento para familias capturadas del califato del Estado Islámico (EI) porque son rechazados por grupos de ayuda y se mantienen bajo estrictas restricciones de seguridad, denunció MSF.
“Creemos que la gente se está muriendo innecesariamente, los niños se están muriendo de una enfermedad prevenible y eso es inaceptable”, dijo el gerente de emergencias de MSF en Siria, Will Turner.
Alrededor de 11 mil extranjeros, de ellos siete mil niños, que se rindieron durante las batallas finales contra el grupo yihadista, se encuentran en una sección fuertemente custodiada del campo de al-Hawl, conocida como el “anexo del tercer país”.
Ello limita su acceso a la atención médica y a los servicios básicos brindados a las más de 60 mil personas en el resto del campamento, indicó.
“El nivel de asistencia en esa parte del campamento es mínimo. Hasta ahora solo se nos ha otorgado acceso para tener una clínica móvil y actualmente somos el único actor de salud allí”, explicó Turner.
MSF teme que las preocupaciones de seguridad de las autoridades que vigilan el campamento tengan prioridad sobre las necesidades médicas y humanitarias.
El CICR, que al igual que MSF está ayudando a las familias extranjeras del EI, ha exhortado a las demás organizaciones humanitarias a ayudar a las mujeres y los niños, independientemente de sus afiliaciones.
“Esta es una gran emergencia. Estamos hablando de miles de mujeres y niños que se encuentran en un campamento con necesidades básicas que no se satisfacen”, dijo Sara Alzawqari, portavoz del CICR.
La Administración Autónoma Democrática de Siria del Norte y del Este (DAA), la autoridad kurda que controla la región, denunció que unos 300 niños de familias del EI han muerto desde la captura de Baghouz, el último bastión yihadista, debido a la desnutrición, la falta de suministros médicos y el desamparo por parte de las Naciones Unidas.