DE FRENTE Y DE PERFIL
RAMÓN ZURITA SAHAGÚN
Dos intentos frustrados han realizado los Alfredo del Mazo por convertirse en candidatos presidenciales. Un tercero pretende hacer lo propio, ante la carencia de figuras dentro del partido político en que milita.
Alfredo del Mazo tercero pretende erigirse como la figura política que pueda encabezar la ofensiva de reivindicación de un partido apagado que en poco más de un año pasó de la gloria al infierno.
El arribo de Alejandro (Alito) Moreno a la dirigencia nacional del organismo político conlleva la juventud y pujanza que pretenden regresar al partido a las viejas glorias ya idas.
Sin embargo, en el horizonte del tricolor no se aprecia figura alguna que pudiera crecer al ritmo que se requiere para abanderar este, tal vez, último intento por devolver a este partido la presencia de la que gozó en el pasado.
Es por eso que el mexiquense Alfredo del Mazo Maza, proveniente de una figura de prosapia, de esas que el priismo gustaba de lucir en el pasado, perteneciente al mítico y hoy casi disuelto Grupo Atlacomulco, alza de forma tímida la mano para convertirse en la opción.
Sin embargo, del Mazo Maza muestra una gran fragilidad desde el momento mismo de su elección para gobernador, la que resultó cuestionada y más recientemente cuando algunos escándalos le alcanzan raspar, desde la llamada “Estafa Maestra”, en sus tiempos de desempeño como director de BANOBRAS, en la pasada administración federal, pasando por la identificación de una cuenta bancaria a su nombre en una institución de Andorra, la que primero fue negada y luego reconocida.
Producto de la debacle priista de julio del 18, los priistas perdieron todo en el Estado de México, ya gobernado por del Mazo tercero: federal, local y municipal, fueron para MORENA y los priista hubieron de conformarse con bancadas ridículas en los congresos federal y local, sin ninguno de los 20 principales ayuntamientos.
El gobernador decidió mostrar humildad y mansedumbre ante el revés recibido y bajar su presencia mediática, buscando el acercamiento con quien hoy gobierna al país.
Del Mazo y el oaxaqueño Alejandro Murat, se convirtieron en los gobernantes priistas más cercanos a la 4T, para evitar todo tipo de confrontación y que les sean cobradas deudas del pasado.
Ambos fueron factores fundamentales para la operación del triunfo de “Alito” en la contienda interna del priismo, donde Ivonne Ortega fue avasallada.
Con motivo de su segundo informe de gobierno, Alfredo del Mazo trata de resurgir con los métodos priistas del pasado, aplicando la táctica de aparición frecuente y masiva mediática que lo muestre como un gran gobernante (cumplidor de compromisos), olvidando que en la entidad que gobierna se muestra un repudio generalizado hacia su persona y que no conecta con la ciudadanía, aunque tampoco con la llamada clase política del estado que lo ubica como un simple junior de esta actividad pública y considera que su nominación fue otra de las canonjías del entonces Presidente Enrique Peña Nieto hacia su familia, de la que forma parte su primo Alfredo del Mazo Maza.
Habrá que ver cuál es el saldo favorable que le deja esta ofensiva mediática, al término de la misma o si se mantendrá por un lapso más grande.
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