*Por Inocencio Yáñez Vicencio.
Hay que reconocer que era o su pellejo o su partido y escogió el segundo. Los que hemos criticado la forma en que operó su permanencia en el PRI, tenemos que reconocer que por fin ha decidido poner por delante su organización. Es indiscutible que le hubiera sido fácil nadar de a muertito o enviar un cuadro medio a declarar la guerra a los cuatreros. Pero ante el reclamo generalizado de que la oposición necesita oponerse, si no a todo, si a lo que signifique abuso, arbitrariedad y atropello. Dirán quiénes lo critican por oficio que no le quedaba otra, levantaba la voz contra la entrega del gobierno morenista al crímen organizado o desaparecía del espectro político. Lo importante es que pudo sumirse y optó por defender a la República. Eso no se lo pueden negar ni sus más contumaces adversarios. Claro, no faltarán los que ignorando el asedio que sufrió desde que asumió la dirigencia de su partido, repliquen los infundios con que la banda morenista lo ha descalificado y del cual se han hecho eco los paleros del régimen, pero, hay que decirlo, también los que configuraron una personalidad distante del poder, identificando poder y PRI, para seguir presumiendo su virginidad política.
Alejandro Moreno, pide cárcel para Adán Augusto, por encabezar en Tabasco, la filial de Cártel Jalisco Nueva Generación, conocida como La Barredora, sabiendo que es la prueba contundente de que con Andrés Manuel López Obrador, la relación con el crímen organizado no se circunscribe sólo a darle abrazos, es la más clara evidencia de que está en el gobierno, que efectivamente, Morena es el brazo político del crímen.
No, no, Alito, no es ingenuo. Sabe muy bien que han desmontado el poder judicial, que en lugar de tener jueces imparciales hoy tenemos jueces de tómbola, que en lugar de justicia imparten venganza y que ahora, sin ningún rubor irán no contra el acusado dijo contra el acusador, lo más que en estos casos, en que Morena es la imputada, es aspirar a que se archive el caso, pero, conocedor del parlamentarismo, en estas situaciones, lo importante es sentar a los morenistas en la silla de los acusados y utilizar esa tribuna para hacer repercutir el juicio y que el juicio que se busca en las instancias de una República, que han pulverizado, por lo menos se convierta en un juicio popular, en un juicio de la opinión pública.
Es cierto, ya Layda Censora, perdón, Sansores, y el Coro de Aduladores de los Cuatreros, otrora conocida como Cámara de Diputados, ya revivieron su batalla por llevarlo al cadalso, una,por actos que ella supone de corrupción y la otra, amagando con promover un juicio de desafuero, sólo que por más que quieran distraernos con sus actos de sumisión ante Estados Unidos, no pueden distraernos con esos asedios, dado que esa asociación de Morena con el crímen, ha convertido a Sinaloa, Michoacán, Guerrero, Veracruz…en un baño de sangre, donde todos los días familias mexicanas, lloran muertes dolosas.
Quienes creemos en el cambio pacífico, estamos obligados a saludar toda acción del PRI y del PAN, encaminada a secundar el clamor de nuestro pueblo por llevar ante la justicia a los gobernantes asociados con el crímen. Eso sólo lo podemos lograr haciendo que la oposición verdaderamente se oponga al abuso y al saqueo de la nación. Si pensamos hacer el cambio por la vía electoral y partidista, no tenemos otra alternativa que recuperar para la sociedad al PRI y al PAN.
La política no es asunto de santos, es asunto de pecadores, tememos que apostarle al menos malo. Ya lo decía Kan, hasta en un pueblo de demonios es posible la República, con tal que entiendas la importancia de las cuestiones comunes. No creo que Hobbes tenga razón cuando dice que es preferible el peor gobierno a no tener uno, porque hoy vemos que al tener los mexicanos al peor gobierno, hemos sido sumidos a la barbarie, de la cual únicamente podemos salir votando contra Morena y sus testaferros: PT, PVEM y MC.