Alumna UV investigó diferenciación social en sitio arqueológico

Karina de la Paz Reyes

26/09/2020, Xalapa, Ver.- Donají López Gijón, estudiante de la Universidad Veracruzana (UV), investigó la diferenciación social en el sitio arqueológico Cerro de las Minas, del estado de Oaxaca, y lo hizo con base en el análisis de huesos de 85 individuos que fueron localizados en entierros.

“La diferenciación social en el sitio Cerro de las Minas, Mixteca baja, Oaxaca, a partir del análisis osteológico y arqueológico”, es el título de la investigación que presentó la universitaria para acreditar la Experiencia Recepcional del programa educativo Arqueología, adscrito a la Facultad de Antropología.

El trabajo dirigido por María Antonia Aguilar Pérez tuvo la asesoría de Margarita Meza Manzanilla y Violeta Vázquez Campa; obtuvo 10 como calificación, de manera unánime, y fue presentado el 11 de septiembre.

Para Donají, oriunda de Oaxaca, “los principales elementos a observar fueron los materiales osteológicos recuperados en las diferentes áreas del sitio. Considerando los dos periodos principales de ocupación: la fase Ñudée –entre el 500 a.C. y 200 d.C.– y la fase Ñuiñe –del 400 d.C. al 800 d.C. (Winter, 2017)–”, se lee en el documento.

Ahí, la universitaria precisa que los trabajos osteológicos sobre poblaciones antiguas proporcionan información a través de las características encontradas en los huesos, como huellas de actividades, nutrición y modificaciones culturales, sean estéticas o de rehúso, para convertirlos en objetos rituales o domésticos.

La investigación consistió en conocer, a través de estudios tanto osteológicos como arqueológicos, las condiciones de salud, los contextos funerarios en los diferentes sectores sociales y cuál fue el estatus social de los individuos analizados.

Cabe citar que analizó materiales osteológicos hallados durante las excavaciones desarrolladas en el sitio de 1987 a 1991, los cuales se encuentran salvaguardados en las bodegas y el Laboratorio de Osteología del Centro INAH–Oaxaca.

Trabajó con material óseo resguardado en bodegas y el Laboratorio de Osteología del Centro INAH-Oaxaca
Trabajó con material óseo resguardado en bodegas y el Laboratorio de Osteología del Centro INAH-Oaxaca

En entrevista para Universo, precisó que se trató de 85 individuos en total, de los cuales fue posible identificar plenamente a 35 mujeres, 20 hombres y 11 niños. Con el análisis supo, por ejemplo, que había una especialización del trabajo y una mejor organización, y que en tal escenario la mujer tuvo un papel significativo–de ello da cuenta una de las tumbas más importantes, cuyas osamentas resultaron ser del sexo femenino.

“A través de los huesos identifiqué el sexo, edad, qué tipos de enfermedades padecieron, qué actividades hacían, si tenía una buena alimentación. Obviamente, en la tesis está todo resumido, pero atrás hubo un trabajo de restauración, de limpieza; de estar buscando los huesos en las bodegas del INAH. Fue realmente un trabajo extenso que me da mucho orgullo haber terminado, hubo un muy buen resultado.”

En su investigación explica que la alimentación es un aspecto importante para la diferenciación social en el sitio arqueológico estudiado, pues los individuos de un estatus social alto –al tener el acceso a mejores proteínas y dieta en general– no mostraron cuadros de anemia tan severos, comparados con los del estatus social bajo.

Éstos, por ejemplo, presentaron más lesiones relacionadas con un desorden alimenticio, que en conjunto con patologías dentales –caries, abscesos, reabsorción alveolar por la pérdida de dientes en vida y los cálculos de sarro–, indican “un alto consumo de carbohidratos y una mala higiene bucal”.

En términos generales, se trató de sociedades que tuvieron una buena calidad de vida, toda vez que la edad promedio es de personas adultas.

Una más de sus conclusiones fue el planteamiento de que el poder se ganaba por medio del trabajo: “Luego de realizar ambos análisis y comparar los resultados, podemos concluir que los tres grupos sociales convergentes en la fase Ñuiñe mostraron huellas de actividad similares, lo que nos lleva a pensar que ningún rango social estaba exento de llevar a cabo actividades pesadas que se realizaban dentro del sitio, es posible que el poder se ganaba por medio de los trabajos y los logros dentro de la sociedad. Sin embargo, la diferenciación social sí está evidenciada en las lesiones causadas por una mala alimentación”, cita en su investigación.

En el último párrafo de su trabajo, la universitaria enfatiza la importancia que para ella tiene la antropología física: “Los entierros tienen la misma importancia que todos los demás objetos encontrados durante las exploraciones arqueológicas, merecen de la misma manera un registro sistemático y detallado para recopilar toda la información posible de ellos y así poder conocer tradiciones, costumbres, dietas, entre otros rasgos generales que nos lleven a conocer de cerca nuestro objeto de estudio. Espero que esta investigación apoye a nuevas generaciones de arqueólogos interesados en los trabajos osteológicos”.

La universitaria aprovechó la entrevista para subrayar la importancia de la antropología física o forense en nuestra sociedad y decir que si bien no está contemplada en el PE de Arqueología, no debe ser impedimento para que la comunidad estudiantil se interese en ella, pues es de gran ayuda en la vida laboral o de la investigación, y como muestra está su tesis.

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