Amelia Cerecedo Castillo, pionera del sufragio femenino y participación política de las mujeres en Veracruz.

*En la biografía de María Amelia Cerecedo Castillo, destaca su papel pionero en la lucha por los derechos políticos y sociales de las mujeres veracruzanas.

25.10.2025. Xalapa, Ver.- Nacida el 20 de octubre de 1907 en Papantla, Veracruz, María Amelia Cerecedo Castillo creció en el seno de una familia profundamente comprometida con las causas sociales y la vida pública. Su padre, el diputado Teódulo Cerecedo Vargas, y su madre, Florencia Margarita Castillo Litón, le inculcaron desde temprana edad una conciencia cívica y un sentido de responsabilidad hacia su comunidad.

En un contexto nacional marcado por la exclusión sistemática de las mujeres de la vida política, Amelia encontró en su entorno familiar un espacio que valoraba la participación activa en los asuntos públicos, lo que moldeó su vocación de servicio y su compromiso con la justicia social.

Formada como secretaria en la ciudad de Xalapa, Amelia se trasladó a Teocelo en 1936, donde se estableció como responsable de un escritorio público. Desde ese espacio, tradicionalmente asociado a tareas administrativas, supo construir una plataforma de interlocución con la ciudadanía, especialmente con mujeres que acudían en busca de apoyo para trámites, asesoría o acompañamiento.

Su labor cotidiana le permitió tejer redes de confianza y solidaridad, y posicionarse como una figura respetada en la comunidad. En un tiempo en que las mujeres eran relegadas al ámbito doméstico, Amelia transformó su oficio en una trinchera de organización y empoderamiento femenino.

Junto con su hermana, Angelina Cerecedo, Amelia fue una de las impulsoras más activas del Comité Femenil de Veracruz, una organización clave en la articulación de demandas por el reconocimiento de los derechos políticos de las mujeres.

Ambas hermanas entendieron que la lucha por el sufragio femenino no era solo una cuestión de igualdad formal, sino una herramienta indispensable para transformar las condiciones de vida de las mujeres, especialmente en contextos rurales y marginados como el de Teocelo. Su activismo se expresó en la organización de círculos de estudio, campañas de alfabetización y talleres de formación política, dirigidos a mujeres de todas las edades y condiciones sociales.

En 1952, Amelia y Angelina participaron en la histórica Asamblea de Mujeres que respaldó la candidatura presidencial de Adolfo Ruiz Cortines. Esta acción, lejos de ser un simple gesto electoral, fue una estrategia política para presionar por la inclusión del voto femenino en la Constitución.

La reforma al artículo 34, promulgada en 1953, fue un parteaguas en la historia de los derechos civiles en México, y no puede entenderse sin la labor incansable de mujeres como las hermanas Cerecedo, que desde lo local tejieron una red de incidencia nacional.

El compromiso de Amelia con la transformación social no se limitó a la militancia. En 1955, fue electa presidenta municipal de Teocelo, convirtiéndose en una de las primeras mujeres en ocupar una alcaldía en el estado de Veracruz. Su gestión, que se extendió hasta 1958, estuvo marcada por una visión profundamente comunitaria y feminista, centrada en la mejora de los servicios públicos, la educación de las niñas y la participación activa de las mujeres en los asuntos del municipio.

En un entorno político dominado por hombres, Amelia desafió los estereotipos de género y demostró que las mujeres podían ejercer el poder con eficacia, sensibilidad y compromiso ético.

Además de su labor institucional, Amelia continuó promoviendo espacios de formación para mujeres, convencida de que la autonomía económica y la conciencia política eran pilares fundamentales para la emancipación femenina.

Su legado se refleja en generaciones de mujeres teocelanas que, inspiradas por su ejemplo, han participado en la vida pública, defendido sus derechos y contribuido a la construcción de una sociedad más justa e igualitaria.

María Amelia Cerecedo Castillo falleció en Xalapa el 13 de diciembre de 1984. Su vida y obra, sin embargo, siguen siendo un referente indispensable para comprender la historia del feminismo veracruzano y la lucha por la ciudadanía plena de las mujeres en México.

En tiempos donde la memoria de las pioneras suele ser invisibilizada, recuperar su trayectoria es un acto de justicia y una invitación a seguir abriendo caminos.