*Muchos de los grandes proyectos de infraestructura requieren de la inversión extranjera directa.
25 enero 2021.- Muchos de los grandes proyectos de infraestructura requieren de la inversión extranjera directa.
América Latina se enfrenta a una “década perdida” en términos de crecimiento económico y de desarrollo. El informe proyecta una recuperación del 3,8% en 2021 y 2,6% en 2022, aunque los cálculos están “está plagado de incertidumbres sobre la evolución de la pandemia, el lanzamiento de vacunas y el impacto de las medidas de política económica”.
“La pandemia ha devastado países de América Latina y el Caribe, cobrando un alto costo humano y provocando una contracción económica de proporciones históricas. El Producto Interior Bruto de la región disminuyó un 8% en 2020 debido a las cuarentenas nacionales prolongadas, el debilitamiento de las exportaciones de mercancías y el colapso del turismo socavaron las actividades económicas.
“Si bien ningún país de la región se ha librado de las consecuencias de la crisis, la gravedad del impacto ha variado significativamente entre los países”, dijo Hamid Rashid, jefe de la Subdivisión de Monitoreo Económico Global del Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de la ONU y autor principal del informe.
Haití, Paraguay y Uruguay, por ejemplo, han podido contener la propagación del virus y limitar el daño económico. Por otro lado, Argentina, Perú, Panamá, así como las economías dependientes del turismo del Caribe, se han visto particularmente afectadas, sufriendo contracciones de dos dígitos del PIB. Los repuntes más rápidos de lo esperado en los precios de las materias primas, impulsados por la fuerte actividad industrial en China, y las entradas de remesas han brindado apoyo a muchas economías en América del Sur y América Central.
El panorama a corto plazo de la región está plagado de incertidumbres sobre la evolución de la pandemia, el lanzamiento de vacunas y el impacto de las medidas de política económica. El escenario de referencia de la ONU proyecta una modesta recuperación del crecimiento del 3,8%o en 2021 y del 2,6% en 2022, y se espera que la producción agregada alcance su nivel anterior a la crisis solo para fines de 2023.
La pandemia, que se produjo en un momento en el que muchos países de América Latina y el Caribe ya se enfrentaban a graves dificultades económicas, sociales y políticas, ha puesto de manifiesto y exacerbado desigualdades estructurales profundamente arraigadas, por ejemplo, entre trabajadores formales e informales, y entre hombres y mujeres.
Se han perdido millones de puestos de trabajo, especialmente en el sector informal, donde la mayoría de las ocupaciones son intensivas en contacto. Las mujeres, los jóvenes y los trabajadores con bajo nivel educativo, que constituyen el grueso del empleo en sectores como el comercio minorista y la hostelería, fueron los más afectados. La pérdida de empleos e ingresos ha empujado a la pobreza a millones de personas en América Latina y el Caribe, acabando con todos los avances logrados en los últimos 15 años.
Las actividades de inversión en toda la región se han visto afectadas por la pandemia de forma grave, y probablemente prolongada. En medio de la caída de la demanda de los consumidores, cierres comerciales temporales y una mayor incertidumbre, las empresas han revertido la inversión planificada.
La caída de la inversión, mayor que la del 2009
La caída del 13% en la inversión en 2020 eclipsa la caída experimentada en 2009. Si bien la inversión se recuperó rápidamente después de la crisis financiera mundial, esta vez parece poco probable una recuperación rápida en medio de incertidumbres significativas y persistentes. La amenaza de otra década perdida, tanto en términos de crecimiento económico como de progreso del desarrollo, se cierne sobre América Latina y el Caribe.
El informe enfatiza que las medidas de apoyo monetario y fiscal han brindado un salvavidas a hogares y empresas en toda la región. Aunque muchos países entraron en la pandemia con déficits fiscales considerables y altos niveles de deuda pública, los gobiernos desplegaron recursos considerables para combatir la crisis económica y de salud. Brasil, Chile y Perú introdujeron los paquetes de estímulo más grandes de la región, que ascienden a un estimado del 10 al 15% del PIB.
“De cara al futuro, el apoyo fiscal continuo sigue siendo fundamental para la recuperación, ya que los esfuerzos nacionales de movilización de recursos deben complementarse con un mejor acceso al financiamiento externo”, agregó Rashid.
Sin una acción política decisiva, la crisis podría tener un impacto negativo duradero en los mercados laborales de la región y la inversión en capital físico y humano. Esto, a su vez, podría reprimir aún más la innovación y el crecimiento de la productividad, frenando el nivel de vida. En este contexto, son cada vez más los reclamos por un nuevo modelo de desarrollo, centrado en una transformación radical de los patrones de producción y consumo.