AMLO: 2do Informe de Gobierno

Por José Fernández Santillán.

A dos años de su triunfo electoral, el 1 de julio de 2018, el presidente Andrés Manuel López Obrador presentó su segundo informe de gobierno. En vista de la emergencia sanitaria lo hizo en el histórico Recinto Legislativo ubicado en Palacio Nacional, resguardado por el Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), por ser considerado patrimonio nacional. El año pasado, en cambio, el primer informe de gobierno se realizó en un Zócalo atiborrado de gente.
El evento no está prescrito por alguna norma jurídica, simplemente López Obrador lo puso en la agenda de la 4T. Quiere imponer un nuevo ritual en el calendario cívico.

Tratando de descifrar el mensaje político que el tabasqueño envió, encontré que en el minuto 42 de su discurso (en total duró 53 minutos) mencionó el concepto “gobernabilidad”. Allí está la clave para entender el contenido de su alocución: los especialistas en la materia aseguran que la palabra “gobernabilidad” o “gobernanza” tiene al menos cuatro sinónimos”: 1) Indica el rumbo hacia el cual se dirige una comunidad política (Platón); 2) Garantiza la vida y la seguridad de los coasociados (Hobbes); 3) Satisface las demandas planteadas por la sociedad (Crozier, Huntington y Watanuki); 4) Asegura una mayoría estable en el Congreso o en el Parlamento según el tipo de gobierno de que se trate presidencial o parlamentario (Sartori).

Respecto del primer caso, la gobernanza como sinónimo de timonel, quien señala el rumbo de la nave, la respuesta obvia en nuestro caso sería vamos al cambio de régimen declarado por la 4T. El problema es que los dirigentes de este gobierno no han dicho qué tipo de régimen es el que tienen pensado establecer. En los hechos, lo que vemos es una centralización del poder en la persona del líder; un retroceso al presidencialismo autoritarios; pero, con una diferencia—como he insistido en este espacio—el presidencialismo del Régimen de la Revolución se hizo fuerte conforme se hizo fuerte el Estado nacional; en contraste; AMLO se está fortaleciendo a partir del debilitamiento de las instituciones de la república. Dicho de otro modo: está transformando un poder institucional en un poder personal. Cosa que en las ciencias sociales se conoce como “patrimonialismo”: confundir las instituciones públicas con bienes personales.

Por lo que hace al segundo caso, la gobernabilidad como sinónimo de orden, es obvio, que su política pacifista de “abrazos, y no balazos” ha saltado por los aires entre tanto granadazos y disparos de Barret que se han hecho desde que pronunció esa jaculatoria. En el 2° Informe brilló por su ausencia alguna explicación del motivo por el cual dio la orden de liberar a Ovidio Guzmán, hijo de Joaquín “el Chapo” Guzmán, el pasado 17 de noviembre de 2019, en medio del llamado “Culiacanazo”. Y luego fue a saludar, comedidamente, a María Consuelo Loera, la madre del jefe del Cártel de Sinaloa. Esto sucedió el domingo 29 de marzo, cumpleaños de Ovidio.

Clara Jusidman, quien durante años formó parte del círculo cercano del tabasqueño, hace poco hizo una pregunta que a la vez fue un reclamo ¿cómo es posible que haya gobernabilidad en un país donde el sesenta por ciento del territorio nacional está en manos de la delincuencia organizada?

Allí está José Antonio Yépez Ortiz alias “El Marro” jefe del Cártel Santa Rosa de Lima que, literalmente, tiene bajo su control al estado de Guanajuato, tanto así, que a la detención el 21 de junio, de su mamá, María Ortiz, de su hermana y cuñada presuntas operadoras financieras de esa organización delictiva, siguieron una serie de actos vandálicos en Celaya. Y, luego, el domingo 31 de junio, se decretó su liberación por falta de pruebas.

Qué seguridad puede haber cuando el propio Secretario de Seguridad Ciudadana de la Ciudad de México, Omar García Harfuch, es atacado por un comando del Cártel Jalisco Nueva Generación (CJNG). Afortunadamente el funcionario salvó la vida; pero tres personas fallecieron, dos de sus escoltas y una joven mujer que se encontró en medio del fuego cruzado.

Por muchas cifras que AMLO haya dado en su 2° Informe en el sentido de que la violencia supuestamente está a la baja en México, la verdad es que la delincuencia organizada está al alza y se atreve a desafiar abiertamente al poder del Estado.

Respecto del tercer ejemplo de gobernabilidad, esto es, correspondiente a la justicia social, convengamos en que lo que está haciendo López Obrador no es aplicar criterios de igualdad distributiva, sino un simple y vulgar clientelismo. Sus programas sociales son eso, entrega directa de recursos para captar el voto de los beneficiarios.

Sobre el cuarto referente, la formación de mayorías estables en el Congreso, debemos decir que en México conquistamos la democracia, es decir, el pluralismo, el multipartidista y, en consecuencia, la política de los acuerdos. Pero, desgraciadamente, hace dos años, regresamos al partido aplanadora subordinado al jefe del Ejecutivo. Regresamos al autoritarismo.

De allí el prurito de erigirse en el supremo juez de las elecciones. La obsesión va en consonancia con sus deseos de implantar en México una autocracia populista.

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