AMLO los chamaqueó a todos .

/ Martha gutierrez/

El pasado jueves 7 de septiembre, el Presidente de la República entregó el bastón de mando a la coordinadora de los Comités de Defensa y Continuidad de la Cuarta Transformación. Posteriormente, ambos caminaron por los alrededores del Templo Mayor, centro ceremonial del Imperio Mexica, la capital más poderosa de Mesoamérica, donde fue encontrado un monolito circular grabado en gran relieve que permaneció sepultado durante varios siglos, y que representa a la diosa Coyolxauqui. Ya con bastón en mano, se le vió a la coordinadora en actitud de sumisa obediencia recibir instrucciones de Andrés Manuel López Obrador.

La historia de la Coyolxauqui narra un duelo entre hermanos. La diosa de la luna de los mexicas. Hija de Coatlicue, la diosa de la fertilidad con la falda de serpientes, encabezó a la hueste de dioses que nacieron de su seno. En total, su madre tuvo otros 400 hijos, a los que se les conoce como Centzon Huitznáhuac. La Coyolxauqui se erigió como la lideresa de todos ellos. También, logró organizar a toda la hueste celestial para asesinar a su propia madre. Cuando Coatlicue quedó embarazada de Huitzilopochtli, despertó la indignación de los dioses. Bajo el liderazgo de Coyolxauqui, consideraron esta concepción como deshonrosa. Desde entonces la diosa tuvo una rivalidad innata con su hermano menor, según cuenta el mito.

Para un personaje de gran proclividad por los símbolos, como lo es Andrés Manuel López Obrador, por la mitológica historia de la Coyolxauhqui, de diferencias y deshonras familiares que termina en conspiraciones y asesinatos. Llama mucho la atención, verlo caminar precisamente por ahí con su coordinadora. Sobretodo, después del controvertido y cuestionado proceso, que terminó con los señalamientos de Marcelo Ebrard, por la inequidad y evidente cargada de los gobernadores de Morena, particularmente hacia una de las corcholatas, y su posible salida de Morena.

Pero vayamos al 13 de julio del 2021, cuando Marcelo agradeció a López Obrador haberlo mencionado como un posible candidato y confirmó públicamente en la mañanera su intención de ir por la presidencia de la República. Recordemos la expresión contrariada del Presidente de la República al escuchar el anuncio.

Marcelo Ebrard se equivocó, antes debió haberse reunido a solas con Andrés Manuel López Obrador y mirándolo a la cara comentarle de sus aspiraciones. Decirle que siempre había aspirado a ser Presidente de la República. Argumentar que en 2012 pudo haberle peleado la designación, sin embargo lo dejó pasar. Por la unidad del movimiento, por respeto a él, porque siempre lo consideró su amigo y líder moral, o por la razón que sea. El hecho, es que lo dejó pasar. Por eso debió decirle abiertamente que ahora el quería ser, y primero que nada saber si contaba con su apoyo.

Detenidamente, analizar el lenguaje corporal del Presidente y la fluidez de su respuesta. Porque si en ese momento Andrés Manuel López Obrador, se rasca la cabeza, se limpia el sudor de la frente y se le enredan las palabras. Un político formado como suponemos que es Marcelo Ebrard hubiera entendido el significado e intuido como era la jugada, y en ese momento saber que el elegido para suceder a López Obrador no era él. Porque el Presidente seguramente le recetaría un discurso sobre la democracia, los tiempos, bla, bla, bla.

En ese momento Marcelo Ebrard si verdaderamente aspiraba a la candidatura presidencial debió presentar su renuncia, y darle a López Obrador 30 días de margen para designar a su sustituto en la cancillería. Sin pelearse. Avisar que a partir de ese momento iba a ejercer su derecho a postularse para la Presidencia de la República. Ahora, ya es demasiado tarde.

Porque lo que no podemos negar, es que ningún político en el ejercicio del poder va a claudicar en su facultad metaconstitucional de proponer y sentar a su sucesor. Marcelo Ebrard, debe reconocer que le falló el timing, y permitió que López Obrador lo chamaqueara. Reconocer que un político como él nunca se dió cuenta de que con Andrés Manuel López Obrador, las reglas del juego cambiaron, y que nunca aprendió a jugar con un personaje como él.

Que Marcelo en verdad nunca se dió cuenta que el juego había cambiado, y por eso permitió que lo chamaquearan, ¿es en serio? ¿Que no lo conocía?

El mundo cambió y cambiaron las formas, pero obviamente Andrés Manuel de ninguna manera iba a renunciar a la facultad metaconstitucional de poner a su sucesor. En su movimiento, en su partido y en la silla presidencial. Lo está haciendo. Además, si para eso tiene que pasar por encima de “su amigo Marcelo”, por supuesto que lo va a hacer sin ningún titubeo, lo estamos viendo. El que realmente se equivocó fue Marcelo Ebrard. Porque no entendió que la esencia del poder es la prolongación del mismo.

¿Acaso Marcelo Ebrard pensó que Andrés Manuel López Obrador desde el poder se iba a cortar los brazos?

Muestra de ello es la imagen del presidente López Obrador y la coordinadora de la 4T caminando los dos solos con el “Bastón de Mando”. Él dando instrucciones y ella con una imagen corporal de sumisión y acato. ¿Pues no se supone que a esa hora Andrés Manuel López Obrador ya había cedido el Bastón de Mando? ¿Que no tenían que haber salido cada uno por su lado?

Las quejas y señalamientos de inequidad y cargada de gobernadores y funcionarios federales hacia una de las corcholatas desde Palacio Nacional de Marcelo, ¿serán al igual que en la historia de la Coyolxauhqui, el principio de una serie de pleitos por las candidaturas al interior de Morena? ¿Terminarán matándose unos a otros? ¿En verdad la sucesión acabará en pleito? Porque no estando Andrés Manuel López Obrador quien va a mediar entre grupos.

La coordinadora va a insistir en poner a Omar García Harfuch, y Clara Brugada ¿se va a quedar tranquila? ¿Ricardo Monreal se va a quedar tranquilo? Porque para integrar su movimiento López Obrador los fue recogiendo en el camino, con lo que cada uno traía. O Ignacio Mier y Alejandro Armenta ¿se van a quedar muy tranquilos y contentos ahora que uno de los dos salga por Puebla? Pues no, ser van a matar entre ellos. Porque entre ellos no se respetan, al único que respetan es a Andrés Manuel.

La realidad es que López Obrador no construyó acuerdos para su sucesión. Los mandó a pelear entre ellos. Si él ya había decidido quien iba a ser su sucesor, para que los mandó a hacer campaña. Es una irresponsabilidad. Si él ya había tomado la decisión, debió acomodar las cosas para no golpear a los otros. Podría no parecerles, pero nadie iba a debatir su decisión, nadie. Se hubiera ahorrado a los lastimados. Porque al final todos a pie juntillas hacen lo que él decide.

Nomas derrocharon recursos de una forma insultante. Fue una chamaqueda general,

Esto, nos refleja el nivel de políticos que tenemos, les falto olfato, conocimiento, entendimiento, intuición, sentido común. Les faltó todo. Hasta Adán Augusto López se la creyó. Andrés Manuel López Obrador les dió 10 vueltas, y así como con sus obras faraónicas, disfruto derrochando recursos públicos para poner a competir a sus corcholatas. Sin embargo le falló el cálculo.

Porque si Marcelo Ebrard hoy fuera el elegido, hubiese sido preocupante. Porque hubiera construido un proyecto arriba de la marca Morena y se le hubiera lanzado a la yugular a Xóchitl Gálvez, compitiéndole el mismo segmento. Porque ahora el voto por el que ira Morena, es su voto duro. Hasta donde les alcance. Morena no trae a las clases medias.

En el escenario actual si Marcelo se va a MC es complicado, porque ¿el votante va a votar por él sabiendo que va a perder? Obviamente NO. Porque en una elección polarizada, el elector necesita maximizar el beneficio de su voto, y va a votar por el candidato que le garantice sacar a Morena del gobierno para que su voto sea útil. Así pasó en el 2018. La realidad es que Marcelo Ebrard en Movimiento Ciudadano no garantiza nada, todavía menos con un MC dividido.

Andrés Manuel López Obrador, Morena y la cacareada 4T están dejando la vara muy baja. No solo por la forma en la que López Obrador construyó su sucesión, sino por el hartazgo que ha generado su falta de resultados.

Sin embargo, depende de Xóchitl Gálvez, de quienes integran el comité técnico del Frente Amplio por México, y de los dirigentes del PAN, PRD y PRI, no equivocarse en la designación del resto de los candidatos que concurren en la elección del 2024.

Si Marko Cortes, Jesús Zambrano y Alito Moreno dejan de lado sus intereses personales en la repartición de estas posiciones, y además, estratégicamente eligen a los mejores, a los más preparados y a los más competitivos, es muy probable que por mucho, logren saltarla.

Y no es pregunta.

!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube
!Integrate al comercio electrónico¡ Estrategias en la Nube