**Sin tacto.
/ Por Sergio González Levet /
Hoy en el Palacio Nacional el presidente Andrés Manuel López Obrador recibirá hasta a diez representantes del grupo de artistas y especialistas en medio ambiente que participaron en un video en contra del nuevo trazo del Tren Maya en medio de la selva en la zona indígena de Quintana Roo.
Los optimistas y los bien intencionados piensan que en este encuentro puede darse una enriquecedora aportación de puntos de vista que lleve a acuerdos por el bien del medio ambiente y la protección del sistema de cenotes de la península de Yucatán.
Pero no.
Experiencias anteriores hacen prever que el Presidente acudirá con su sordera habitual hacia consideraciones en contra de su opinión.
Mire usted nada más lo que dijo del encuentro:
“Los recibo el lunes. Nos vamos a poner de acuerdo en el transcurso del día para informarles. Los invito a ellos. Yo no voy a tener asesor, por eso quiero que estén ellos y que yo les explique, y ya después que reciban toda la información, les voy a entregar un documento. Después ya que se pronuncien y que sus asesores con toda libertad se manifiesten, pero quiero hablar con ellos”.
O sea que primero él les va a “explicar”, van a “recibir toda la información”, y les va a “dar un documento”. Y después dejará que ellos “se pronuncien” y que sus asesores “se manifiesten”.
Eso quiere decir que AMLO no va al encuentro a escuchar sino a hablar primero, y seguramente esperará que sus invitados y detractores se convenzan de inmediato de lo que él afirma, para eso es el patriarca, el mesías, el dueño de la verdad.
¿Qué va a pasar después? Nada, porque los especialistas del grupo que se opone al nuevo trazo (no a la construcción del Tren Maya, conste) no se van a dejar convencer con los motivos de Andrés Manuel y él no cederá un ápice en su necedad.
Lo que hay detrás de la nueva ruta, es que los hoteleros españoles de Cancún a Playa del Carmen y a Tulum no quisieron que el tren fuera sobre la autopista, porque les iba a afear las fachadas de sus complejos turísticos, y presionaron al Gobierno federal para que desviara las vías. AMLO dio la orden de que les hicieran caso porque si interpusieran demandas iban a retrasar la construcción y no iba a poder inaugurar su trenecito. ¿No será traición a la patria hacer caso a los intereses de compañías extranjeras, al grado de afectar una zona ecológica que se debe preservar?
Por el contrario, ya veremos a la cohorte morenista llamando traidores a la patria, corruptos y vendidos a quienes pretenden salvar esa parte del sistema acuífero de Yucatán.
La verdad, qué lástima que el Presidente desaproveche tantas oportunidades de escuchar a su pueblo.
sglevet@gmail.com