** CON SINGULAR ALEGRÍA
/ POR GILDA MONTAÑO /
Este ser solo se empapaba en la filosofía de lo universal, como regla del valor humano. Lo hizo hasta el fin de sus días. Ahora lo recordamos, porque su pasión, fue su legado. ¿Alguien habrá amado más a la República?
Sócrates: Pero mi querido Critón, ¿debemos hacer tanto aprecio de la opinión del pueblo? ¿No basta que las personas más racionales, las únicas que debemos tener en cuenta sepan de qué manera han pasado las cosas?
Ojalá, Critón que el pueblo fuese capaz de cometer los mayores males, porque de esta manera sería también capaz de hacer los más grandes bienes.
Aunque la fortuna me fuera adversa, no puedo abandonar las máximas de que siempre he hecho profesión; ellas me parecen siempre las mismas y, como las mismas, las estimo igualmente.
No es preciso estimar todas las opiniones de los hombres, sino tan sólo algunas, y no de todos los hombres indistintamente, sino tan solo de algunos.
Las opiniones buenas ¿no son de los sabios y las malas las de los necios?
¿No admites, igualmente, que vivir bien no es otra cosa que vivir como lo reclaman la probidad y la justicia?
Es preciso, no hacer jamás injusticia ni volver el mal por el mal, cualquiera que haya sido el que hayamos recibido. Hay pocas personas que admiten esto.
Veamos si de esta manera lo entiendes mejor: ¿Qué estado puede subsistir si los fallos dados no tienen ninguna fuerza y son eludidos por los particulares?” ¿Qué podríamos responder, Critón, a este cargo y otros semejantes que se nos podrían dirigir? porque ¿qué no diría especialmente un orador, sobre esta infracción a la ley, que ordena que los fallos dados sean cumplidos y ejecutados? ¿Responderemos nosotros que la República nos ha hecho injusticia y que no ha juzgado bien? ¿Es esto lo que responderíamos?
“… la patria es digna de más respeto y más veneración delante de los dioses y de los hombres que un padre, una madre y que todos los parientes juntos…”
“Es preciso obedecer lo que quiere la República o emplear para con ella los medios de persuasión que la ley concede.
“La justicia, las leyes y las costumbres deben estar por encima de todo y ser objeto de culto y de la veneración de los hombres. Así sea.”
Socrátes
Atenas, Grecia, Barrio de la Raposa, Atenas, 470 a.C.-399 a.C
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El espíritu no se gana, se merece. Todo valor empieza con la vida, la justicia, el bien, la verdad y la belleza, de donde se desprenden todos los demás. Honradez y dignidad; prestigio y libertad; tolerancia y sabiduría; amor y espiritualidad; identidad y solidaridad; justicia y humildad; templanza y prudencia; honor y conciencia. Si se conjuga esto con la significancia del ser, creceremos.
La crisis por la que vive el país, es el agotamiento de un conjunto de modo de vida gubernamental. Es el anuncio de que está emergiendo uno nuevo. La ecología, la seguridad nacional, la información clasificada, el manejo de grupos para tener y conformar el orden, y el estado de derecho, así como el funcionamiento de la política pública, hacen que exista la necesidad de tener al frente dignos políticos y administradores públicos de carrera.
Si un político o administrador público no entiende políticas públicas, ni percibe la crisis por la que vive el país, no entenderá ni sabrá cómo resolver ningún problema que le aqueja al mismo.
Si en realidad queremos salir adelante, necesitamos una gran toma de conciencia de lo que ocurre en nuestro país. No todas las intervenciones del Estado en la sociedad y la economía son funcionales y la capacidad de respuesta para atender problemas públicos por parte del estado administrativo, empieza a rezagarse. Éste da muestras de deterioro en esta nación. No se saben las consecuencias que un mal manejo político puedan suscitar. Y en este sentido, el voto de castigo es lo de menos.
Con esto se encaminan las Políticas Públicas: a que los funcionarios tengan una mejor preparación. Esto significa establecer conceptos como administración por resultados -no por objetivos- con gente perfectamente adiestrada en cada uno de los campos. Y por supuesto con valores.
Se trata de formar nuevos directivos en el gobierno, en la administración; mayor competencia del servidor público. Servidores públicos con capacidad multifacética. Al concepto de eficiencia se le deben agregan indicadores de medición. Adoptar la cultura de la productividad y del desempeño. Introducir la palabra costos políticos, en los procesos de la gestión pública. El manejo de la gente que ayuda a establecer los mecanismos para elaborar las políticas públicas es importantísimo. También entender a quienes educan, quienes orientan y quienes llevan los programas a cabo: la burocracia. Como ferrocarril en marcha, son los que jamás se han bajado.
Para los seguidores de la nueva gestión pública el ciudadano es: cliente, contribuyente, usuario y elector. Entendamos que necesitan formar grupos de trabajo, como lo hay hecho ya politólogos, economistas, sociólogos y los mismos administradores públicos, para entender que: La Administración Pública es rescatable desde el punto de vista de los procesos de Gestión. La Gerencia Pública generó buena cantidad de expectativas de calidad de vida, pero se perdió de vista que los recursos del Estado son recursos escasos, frente a las demandas múltiples: estos son problemas estructurales, no coyunturales.
Y nosotros como pueblo, nos merecemos todo lo bueno de la vida. A grandes políticos que tengan la posibilidad de hacer, no de mentir. Pero por supuesto que esto sólo lo sabe un administrador público, experto en políticas públicas, en gerencia pública, en gobernabilidad, en identidad estatal, en humildad y… en amor a su pueblo.
Como cuando valorar, es el significado del ser.
Porque el espíritu no se gana, se merece.
gildamh@hotmail.com