*Analizan su obra en Seminario del CIEG.
/ Laura Lucía Romero Mireles /
Angela Davis ha sido un personaje clave como filósofa y académica feminista y antirracista, no sólo por su pensamiento profundo, sino por su activismo: ha estado inmersa en distintas luchas sociales y eso la distingue.
En el diálogo magistral “Conversaciones con Angela Davis desde América Latina y el Caribe”, organizado por el Centro de Investigaciones y Estudios de Género (CIEG), Ochy Curiel, profesora de la Universidad Nacional de Colombia e integrante del Grupo Latinoamericano de Estudios, Formación y Acción Feminista (GLEFAS), recordó el libro Mujeres, raza y clase, de la autora estadunidense.
Ahí, por ejemplo, problematizó el tema de la maternidad. A partir del análisis de la esclavitud sostuvo que no se puede llamar madres a las esclavizadas que parían, en el sentido de que la maternidad es una ideología que viene fundamentalmente de las experiencias blancas.
Uno de los aspectos que ha ocurrido en el feminismo, recalcó la académica, es pensar que su sujeto siguen siendo las mujeres cis. Parecería que la experiencia de los hombres no fuera su objeto de investigación y estudio.
Davis, mencionó Curiel, abre la posibilidad –desde una perspectiva feminista negra– de analizar la situación de los hombres negros más allá de estereotipos (como el de violador de mujeres blancas) y en relaciones sociales mucho más complejas.
De igual modo, Angela Davis tiene una posición internacionalista. Antes de la actual crisis de Palestina, ella ya había ido muchas veces, siempre en lucha por la libertad y la autonomía de ese pueblo.
Uno de sus aportes fundamentales, continuó Ochy Curiel, es lo que llamó el sistema industrial carcelario. En esta propuesta hay varias cuestiones: en primer lugar la reivindicación del abolicionismo de las cárceles, como una manera de imaginar otra forma de justicia.
Al recordar la visita de Davis a la Universidad Nacional de Colombia, la calificó como un orgullo y un punto de inflexión; a partir de ahí, muchos colectivos se comenzaron a asumir desde el feminismo negro, a entender esa propuesta, que se posicionó.
Uno de los “fuertes” de ese feminismo es la imbricación entre estructuras de poder, racismo, sexismo, clasismo, etcétera. Desde hace años “producimos desde ese lugar, como feministas negras decoloniales, pero la mayoría no nos lee”. Las personas norteamericanas y europeas son las más traducidas y eso tiene que ver con la geopolítica del conocimiento, subrayó.
Franklin Gil, también integrante de la Escuela de Estudios de Género de la Universidad Nacional de Colombia, expresó que en su libro Mujeres, raza y clase, Angela Davis reconstruye la historia política de diferentes movimientos y el papel que tuvieron los hombres negros en esas luchas.
También planteó preguntas renovadas en torno a lo que significa la lucha por el aborto para las mujeres. “Ahí encontré matices muy interesantes de lo que significaban los derechos reproductivos, por ejemplo el aborto como reivindicación política”.
Ese texto, relató el académico, “me dio los elementos que no había encontrado en otro lado para entender, a la vez, que el aborto y los derechos reproductivos son muy importantes en la agenda feminista y algo que tenemos que seguir defendiendo”.
En ella, dijo, descubrí una manera distinta de entender la violencia contra las mujeres, de enfrentarme al tema de derechos reproductivos, y la posibilidad de asumirme como hombre en espacios feministas, tanto en términos teóricos como políticos.
“He aprendido mucho de las feministas negras estadunidenses. Davis y otras son mi referente. En ellas un aspecto muy interesante es su activismo internacionalista”, coincidió Franklin Gil a distancia.
Las relaciones raciales en Estados Unidos son diferentes que las de América Latina; tenemos un racismo distinto, añadió en la sesión enmarcada en el Seminario “Lecturas sobre el pensamiento de Angela Davis”.
Hay que redescubrir la riqueza de esas autoras, estudiarlas, conocer esos otros saberes, y abrirnos a diversas maneras de conocimiento que no son un artículo o un libro, sino, la música, por ejemplo, sugirió el académico.
Ellas han hecho reflexiones muy interesantes sobre lo que significa la relación género-raza, género-clase, la clase en la movilización feminista o la agenda feminista en torno a ciertos temas, concluyó.
Al moderar la sesión, Lucía Núñez, secretaria académica del CIEG y coordinadora del Seminario, consideró que Angela Davis ha sido una pensadora fundamental para los feminismos contemporáneos; “es necesario repensar muchas de sus reflexiones en nuestros contextos”.
Queremos indagar hasta qué punto las ideas y experiencias de Davis nos permiten complejizar la comprensión de nuestras realidades latinoamericanas, finalizó.
Fuente CIEG UNAM