Antígona Segura, primera Medalla Navarro González.

* La presea fue entregada de manera unánime por el Instituto de Ciencias Nucleares a quien fue discípula del pionero de la astrobiología en México.

Para reconocer las contribuciones relevantes en astrobiología, química de plasmas y estudios planetarios realizadas por investigadoras o investigadores en una etapa activa de su vida académica, con trabajos que demuestren ampliamente su originalidad y su contribución al desarrollo de estas áreas en nuestro país, el Instituto de Ciencias Nucleares (ICN) entregó, por primera ocasión, la Medalla Dr. Rafael Navarro González.

El galardón, que honra la memoria y el trabajo científico del pionero de la astrobiología en México y del mexicano que participó con un equipo analítico propio en la misión Curiosity de la NASA a Marte, fue entregado de manera unánime a su alumna y discípula Antígona Segura Peralta, investigadora del ICN.

“Cuentan que había una niña que a los dos años miró al cielo totalmente oscuro y tapizado de estrellas y se echó a llorar. Esa niña fui yo, y aunque no lo recuerdo, quiero pensar que lloré de emoción ante la maravilla de un cielo estrellado”, compartió.

Dijo que no sabe cuánto la marcó aquella noche, hasta que supo que existía algo que se llamaba exobiología, que reunía la comprensión del fenómeno de la vida con el estudio de planetas y estrellas. “Entonces decidí que sería astrobióloga, pero nadie me supo decir cómo”, recordó.

Para seguir su vocación por la astrobiología (antes exobiología) Segura Peralta tuvo que cambiar de posgrado y encontrase con Rafael Navarro, investigador pionero en la materia, adscrito al ICN.

“Me siento muy honrada de recibir esta medalla que reconoce mis más de 20 años de trabajo en astrobiología y que además lleva el nombre de Rafael Navarro, quien fuera mi asesor de doctorado. Mis etapas en su laboratorio fueron fundamentales para formarme e iniciar la labor con la Sociedad Mexicana de Astrobiología y seguir en esta área de investigación, que es fantástica”, expresó emocionada.

Segura Peralta agradeció a Navarro González abrir el camino de la astrobiología en México. “Espero seguir honrándolo con mi trabajo”, afirmó.

Previamente, la directora del ICN, María del Pilar Carreón Castro, leyó una amplia semblanza de Navarro González, a quien describió como un destacado investigador, docente y divulgador de la ciencia, además de un querido colega y amigo.

“Cuando estábamos pensando cómo preservar su legado, surgió esta iniciativa que agradezco apoyara la familia Navarro, para entregar año con año un reconocimiento a las personas que tengan una trayectoria destacada en estas áreas”, señaló.

Rememoró que el biólogo y doctor en química, siempre interesado en el origen de la vida, regresó a México a trabajar, pese a que pudo hacerlo en cualquier otro país. En el ICN fundó el Laboratorio de Química de Plasmas, en el que combinó un trabajo teórico y experimental con investigación multidisciplinaria y formación de recursos humanos.

“Viajero apasionado, era inexplicablemente generoso, y dejó un vacío en nuestra comunidad, pero también un legado que continuará y será un referente.”

En su oportunidad, su esposa Fabiola Aceves Díaz, recordó que Navarro quiso mucho al ICN y siempre trabajaba con entusiasmo. “Las cosas difíciles las hacía fáciles, y cuando le preguntaba yo algo y me decía no sé, al día siguiente tenía la respuesta”.

Mencionó que su esposo fue un científico multidisciplinario que combinó la biología con la química y la física, y quizá por eso tuvo alumnos de muy diversos orígenes científicos.

En el presídium también estuvieron el secretario académico del ICN, Fernando Ramírez Martínez, y el investigador José Ignacio Jiménez Mier y Terán, jefe del Departamento de Física de Plasmas e Interacción de Radiación con la Materia, al que estaba adscrito Navarro.