*Escrito por Wendy Rayón Garay
10.12.2024. /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- Este lunes, en los Juzgados Penales de la Ciudad de México, se llevó a cabo la audiencia inicial de la tercera de ocho alumnas del Instituto Politécnico Nacional (IPN) quien también denunció a Diego N por el delito contra la intimidad sexual, sin embargo, la jueza determinó aplazarla hasta el 29 de enero de 2025, ya que la defensa “no estudió la carpeta”, declaró Valeria Martínez Mondragón, abogada de las alumnas.
En punto de las 10 de la mañana, fuera de los juzgados, mujeres del Frente Nacional para la Sororidad, Defensoras Digitales del Movimiento Ley Olimpia y la Asamblea Justicia Digital IPN, realizaron un mitin en apoyo a la tercera alumna víctima de violencia digital.
De acuerdo con Valeria Martínez Mondragón, aunque se aplazó la audiencia inicial, este proceso “es una apuesta diferente”, ya que les han asignado una jueza, por lo que esperan que pueda juzgar con perspectiva de género y que se analice el contexto, así como las pruebas presentadas.
La semana pasada, el juez Francisco Salazar Silva dictaminó un fallo absolutorio a favor de Diego N, en la audiencia final de las primeras dos alumnas del IPN. Sin embargo, a pesar de acreditarse que las mujeres fueron víctimas de violencia sexual, se determinó que no había suficiente evidencia que vinculara al imputado con el delito, por lo que el equipo legal ya están trabajando en una apelación.
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Valeria Martinez Mondragón, también declaró que aunque la decisión del juez Francisco Salazar Silva no lo absuelve por inocente, sino porque se valoró que no habían pruebas suficientes.
Además, a pesar de que quedó en libertad por las primeras dos carpetas, aún permanece privado de su libertad por las 6 carpetas iniciadas en su contra y otros delitos cometidos. Asimismo, la audiencia inicial de la cuarta estudiante comenzará el 9 de enero de 2025, mientras que se aplazó la de la tercera estudiante hasta el 29 de enero del mismo año.
Violencia digital
El espacio digital, es un entorno habitual para las juventudes , pero lo que diríamos desde la lectura feminista, es que ese espacio digital no es un espacio neutro, en términos de relaciones de género. Tal y como sucede en términos generales en cualquier relación social, el espacio digital está permeado de estereotipos, sexismo y desigualdades de género sostenidas por el sistema patriarcal y ante la urgencia de erradicar las violencias, esto es un renglón pendiente con las jóvenes en el país, coinciden especialistas.
En América Latina existe una carencia “casi total” de políticas públicas para prevenir y erradicar la ciberviolencia y el ciberacoso contra mujeres y niñas. Además, no se cuenta con instancias especializadas para la atención de casos, ni con presupuestos adecuados para combatirla, pese a que este tipo de violencia se ha incrementado sostenidamente en la región, destacó María Noel Vaeza, Directora Regional de ONU Mujeres para las Américas y el Caribe.
En México 9 millones de mujeres mayores de 12 años han sufrido acoso cibernético, las adolescentes y jóvenes son las más expuestas a las insinuaciones y propuestas sexuales, con un 36 por ciento, mientras que otros delitos como el abuso (obligarnos a ver cosas de índole sexual) o el doxeo (divulgación de información personal como fotografías, videos sin el consentimiento de la dueña de la información, también incluye intervenir una computadora sin permiso) también muestran incrementos. Sin embargo, sólo el 11 de las víctimas de la violencia digital denuncian estos hechos ante el ministerio público; lo anterior, de acuerdo a datos compilados por Cimacnoticias en el 2023.
En los últimos años mujeres, niñas y adolescentes han sido víctimas de estas acciones. Y es que de acuerdo con el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (INEGI) 36.4 por ciento de las mujeres de entre 20 y 29 años de edad que utilizaron internet en 2019 fueron víctimas de ciberacoso en los últimos doce meses, frente al 27.2 por ciento de los hombres.
Además, se estima que 70 por ciento de las víctimas son adolescentes y mujeres, por lo que las afecta de forma desproporcionada por su propio género.
La tercera alumna que denuncia
“Por parte de mi escuela no ha habido el apoyo en lo absoluto, de hecho es todo lo contrario” respondió la tercera alumna que denunció a Diego N. A sus 21 años de edad fue víctima de violencia digital, sus fotografías y las de algunas compañeras aparecieron en la tableta del imputado junto a 166 imágenes y 20 mil videos alterados con inteligencia artificial que fueron comercializadas dentro y fuera de la institución.
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Desde entonces, ha faltado varias veces a la escuela para asistir a las audiencias de sus compañeras. Sus profesores del Centro Interdisciplinario de Ciencias de la Salud Santo Tomás, lejos de comprender su situación y la violencia que vivió, la han reprobado. “Ellos no han entendido que no quisiera estar en esta situación”, declaró.
También señaló que durante la audiencia, la actitud de Diego N fue “burla y tranquilo como si él no hubiera cometido nada” cuando es señalado por el delito contra la intimidad sexual. Esto le provocó un sentimiento de impotencia, ya que, el miércoles pasado, durante la audiencia de las primeras dos víctimas, fue agredida físicamente por el Colectivo Nacional No Mas Precios Inocentes, quienes también se presentaron fuera de los Juzgados Penales de la Ciudad de México para apoyar al imputado durante su audiencia inicial.
El problema de fondo
Aunque públicamente se conoce que hay 8 carpetas que señalan a Diego N por el delito contra la intimidad sexual, en realidad hay diferentes víctimas de 17 a 25 años de edad, algunas compañeras de las denunciantes saben que sus fotografías también fueron alteradas y vendidas, pero han decidido no iniciar un proceso legal.
Asimismo, Diego N, no es el único responsable de esta red de tráfico formada desde 2016, sino que se le suman los compradores que pertenecen a la comunidad estudiantil del IPN y de las personas ajenas a esta, fomentada por un pacto patriarcal y mandados de género que continúan perpetuando la violencia digital en contra de las mujeres.
Conforme menciona el informe del FNS, los mandatos de género patriarcales son un conjunto de reglas formales e informales en que cada sociedad define el comportamiento de una persona con otros. Sin embargo, también se manifiestan en los roles de género entre hombres y mujeres.
Además, configuran un sistema de opresión hacia las mujeres que converge con otras formas de opresión y desigualdad como etnia, clase, discapacidad , edad, sexualidad. Por lo que, no todos los hombres son considerados igualmente dominantes y no todas las mujeres son subordinadas.
El FNS también asienta que la relación entre la violencia de género y los mandatos de género se entrelazan en dos niveles: el primero en donde los hombres ejercen los mandatos de género colocando a las mujeres en posiciones de vulnerabilidad; y el segundo en el que la violencia de género sirve como un mecanismo de coerción y disciplina en contra de quienes no lo cumplen.
Y entre los principales mandatos de género que sostienen la violencia sexual digital se encuentran el cuerpo femenino para el placer, uso y consumo masculino; el control de la sexualidad de las mujeres; y que son ellas las culpables de la violencia sexual digital.