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/ Rocío Moreno /
Necesitamos cobijar a todxs lxs que buscan a quienes nos faltan. Vivir en un mundo gobernado por el dinero y la violencia debe de hacernos reaccionar sobre con quién podemos caminar, qué debemos de hacer para sobrevivir, y cómo vamos a construir los tantos mundos que necesitamos recuperar y solo así, hacer la vida. Lxs buscadorxs de Jalisco y México están enfrentando la violencia más cruel y despiadada, y desde hace años, al sentir el desprecio y complicidad del gobierno mexicano, decidieron simplemente iniciar solxs la búsqueda insaciable de sus seres amados. Un corazón roto, mucha esperanza, una pala, una gorra, guantes, un paño y una comunidad dispuesta a excavar y excavar y, sobre todo, un chingo de digna rabia, es lo poco y mucho que tienen las familias buscadoras de México.
Lo descubierto y expuesto del rancho Izaguirre en Teuchitlán, Jalisco, no solo ha evidenciado (nuevamente), la crueldad que ejerce el crimen organizado junto a todos los gobiernos, a miles de jovenxs y sus familias, sino también, nos siguen confirmando, que continúa agudizándose cada vez más, esta crisis profunda de desaparecidxs. No debemos de olvidar que, en México, solo se gobierna cuando toda la clase política acepta la política de los criminales, por eso no podemos dejar de decir que, en México, gobierna un Narco – Estado, y esa es la simple razón por la que el Estado mexicano no puede hacer nada para solucionar la violencia desatada por el crimen organizado, ya que son ellos mismos, agresores y jueces. Tampoco debemos de perder de vista que lo sucedido en Teuchitlán es tristemente solo uno de los tantos espacios que usa el narcoestado para seguir sosteniendo su jugoso negocio. También, tenemos que construir algo que nos permita movilizarnos ante esta embestida del horror y muerte que el narcoestado siembra en nuestras vidas. Algo debe de surgir en nosotros, más allá de la indignación. Seguro es que debemos de redoblar esfuerzos y sobre todo, caminar e intentar seguir el paso de quienes están abriendo la brecha, por eso es tan importante en este momento, cobijar y caminar junto a las madres, padres y familias buscadoras de México.
Ya fuimos convocados por las familias buscadoras el pasado 15 de marzo a un luto nacional, porque definitivamente, es necesario movilizarnos como país. Ya no debemos silenciar que hay más de 124 mil personas desaparecidas en México y que el gobierno ha sabido y sabe donde están. Por eso, y gracias a las voces de los padres y madres de los estudiantes de Ayotzinapa, debemos de exigir que a todxs los desparecidos ¡vivos se los llevaron! Y ¡vivos los queremos!, porque también el horror de Teuchitlán ha mostrado que hay jóvenes que aún están vivos y que debemos de crear las condiciones para que puedan regresar a casa, con sus familias. En esta nuestra lista de cosas que no podemos olvidar, debemos de agregar que aún hay un México que, ante la crisis y el horror de la realidad, se moviliza.
Movilizarnos, aún desde el dolor…
Su llamado al México de abajo fue muy potente, por eso, la respuesta fue generosa y verdadera. Espero profundamente, que las familias de buscadoras de México, se sientan cobijadas al ver salir a cientos de personas que tomaron espacios públicos (plazas, iglesias, edificios de gobierno, calles, escuelas, etc.) de distintas geografías para sumarse al grito de denuncia y exigencia. Estas familias, nos recuerdan que nuestra lucha es ¡hasta que la dignidad se haga costumbre!
Las madres, padres y familias buscadoras de México hicieron retemblar el territorio mexicano, y pronto el narcoestado respondió y convocó cinco días después de la movilización nacional (20 de marzo) a que asistieran al rancho en Teuchitlán para que se “clarificaran los hechos”. Además de las familias buscadoras, asistieron medios de comunicación y los peripolis de la mañanera para insultar de nuevo a las familias buscadoras, pues su objetivo, su trabajo fue solo ir para construir una narrativa que minimizara lo ocurrido y sobre todo, posicionar la versión narco-gobiernista de que en México no pasa nada. Ninguna autoridad (fiscalía federal, estatal, ni Sheinbaum, ni Alfaro o Lemus) fue capaz de pararse con las familias buscadoras para dar alguna explicación, fue (nuevamente), un montaje que sabe hacer la clase política para distorsionar lo ocurrido. Una de los miembros del colectivo Luz de esperanza, Liliana Meza, gritó con toda su fuerza “esto es un teatro, para que nos citan aquí.”
Criminalizar a las víctimas
La clase política no solo busca minimizar lo ocurrido en Teuchitlán, también comenzó una campaña de desprestigio y criminalización en contra de las madres, padres y familias buscadoras. En México se criminaliza a los defensores de territorio, a los estudiantes, luchadores sociales, pueblos originarios, a las mujeres, a la comunidad LGBT, etc., y ahora también, a las familias buscadoras. No les parece curioso que después de la agitación social y digna-rabia que provocaron las familias buscadoras en México, el gobierno y los criminales, al unísono se vieron obligados a narrar su visión sobre lo que ocurre en el ensangrentado México. También eso fue de horror, ver y escuchar al narcoestado, gobernantes y criminales tratando de convencernos de que las cosas no son como las vemos y sentimos.
De verdad que debemos de idear algo para no olvidar nada de lo ocurrido, no hay que olvidar sus palabras, sus intenciones, sus versiones, su desprecio y cinismo. Más bien, hay que recordarNOS, que la movilización social, sigue siendo su único miedo y que en este camino solo se puede hacer al margen del narcoestado, pues solo nos tenemos Nosotrxs.
Siempre con las madres buscadoras, porque si mañana yo no regreso, sé que ellas van a ir por mí
Caminar al margen del narcoestado se trata de construir nuestras propias herramientas de lucha, pero sin dejar de exigir al narcoestado Justicia por las desapariciones en México. Por eso es que debemos de cobijar a las familias buscadoras y recordar que todas las acciones del gobierno solo serán si es con las madres, padres y familias buscadoras. Caminar junto a ellxs es para exigir justicia, levantar la voz, nunca callar y mantener fresca la memoria colectiva.
En la carta que firma el EZLN, CNI, grupos, colectivos, organizaciones, movimientos e individuos de México, mencionan tres ideas muy profundas sobre lo que YA hicieron las familias buscadoras con su grito, sus lágrimas y lucha, dicen:
Porque quienes buscan no son silencio, son semilla.
No son lágrimas, son memoria.
No son derrota, son horizonte.
Las madres, padres y familias buscadoras de Jalisco y México, son semilla, memoria y horizonte.