Ascienden a 13 personas las fallecidas por explosión de pipa en el puente de la Concordia.

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13.09.2025 Ciudad de México.- La explosión de una pipa de gas LP en el Puente de la Concordia, en Iztapalapa, ha dejado una herida profunda en la capital que crece confirme se incrementa la cifra de víctimas mortales l

El último parte oficial emitido por la Secretaría de Salud de la Ciudad de México confirma que ya son trece las personas fallecidas, mientras decenas más continúan hospitalizadas, algunas en estado crítico.

Más allá de las cifras, esta tragedia tiene nombres, historias y sueños truncados.

Entre las víctimas se encuentran la joven Ana Daniela Barragán Ramírez, estudiante de la Facultad de Ingeniería en la FES Cuautitlán de la UNAM, quien apenas tenía 19 años.

Su familia la buscó desesperadamente durante dos días, hasta que su cuerpo fue identificado en el Hospital Rubén Leñero. Daniela fue despedida entre aplausos, porras y lágrimas por sus compañeros y seres queridos.

También perdió la vida Juan Carlos Sánchez Blas, alumno de la Vocacional 7 del Instituto Politécnico Nacional, y Eduardo Noé García Morales, profesor de secundaria en Iztapalapa, recordado por sus alumnos como un hombre dedicado y generoso.

Una historia que ha conmovido especialmente es la de Alicia Matías Teodoro, conocida por muchos como “la abuelita de la ruta 71”. Trabajaba como checadora de transporte público y ese día cuidaba a su nieta Azuleth, de apenas dos años.

Un video captó el momento en que, con quemaduras visibles, Alicia caminaba con la niña en brazos buscando ayuda. Aunque sobrevivió a la explosión, su estado era grave y finalmente falleció dos días después.

La polémica ¿Qué provocó el accidente?

Mientras los vecinos insisten en que un bache en el puente provocó la volcadura de la pipa, el Gobierno de la Ciudad de México sostiene que el exceso de velocidad fue el factor determinante.

En una medida del gobierno que ha levantado sospechas, las autoridades reencarpetaron la zona del accidente apenas horas después, lo que para muchos fue un intento de borrar evidencia del mal estado del pavimento.

La ciudad en duelo

La comunidad de Iztapalapa está de luto. Las veladoras encendidas, los altares improvisados y los abrazos silenciosos entre vecinos son testimonio del dolor compartido.

El grito de independencia se ha suspendido por respeto al dolor que se padece.

La indignación también crece, pues las familias exigen respuestas claras y justicia para quienes ya no están, incluyendo los indigentes que vivían en campamento en el bajo puente y de los que no se dice nada.

Este no fue solo un accidente. Fue una tragedia que se llevó vidas jóvenes como la de un menor que tenía un futuro por delante, personas sabias y trabajadoras.

Y aunque el asfalto ya fue renovado, el vacío que dejaron estas trece personas no se cubre con concreto.