*Mis proyecciones en el espejo.
/Por: Paula Roca/
Así somos valientes
Con frecuencia le dicen a uno que hay que ser valientes. Pero lo importante es saber cómo y para qué. A veces no es fácil vivir cada día, luchar, sobrevivir. Por eso soy valiente:
Soy valiente porque, a pesar de los juicios sobre mis decisiones, sigo caminando mi propio camino.
Soy valiente al aceptar también mi lado oscuro, sin juzgarlo, abrazándolo.
Soy valiente por dejar ir a quienes me prefieren fragmentada y quebrada, porque saben que cuando estoy completa mi luz los incomoda.
Soy valiente porque, aunque creí en personas que me lastimaron, sigo adelante: ese dolor me ha hecho más sabia.
Soy valiente porque al escuchar a otros hablar mal de mí entiendo que lo hacen desde su propia historia.
Soy valiente cuando guardo silencio y no reacciono ante mentiras construidas desde la ambición y la conveniencia.
Soy valiente al confiar en que existe una justicia que no se sirve en un plato frío, sino que se manifiesta desde un lugar más alto, cuando menos lo esperas.
Soy valiente incluso en la derrota, porque desde el fondo mi alma siempre me impulsa a la superficie.
Soy valiente al cuestionar la vida sin imponerme en la de nadie.
Soy valiente al tender la mano al que cae, sin preguntar, solo con la mirada que dice: “yo ya estuve ahí”, sabiendo que mi gesto puede sostener en momentos que quiebran.
Soy valiente al atreverme a amar, a pesar de todo, y dejar que mi corazón lata cuando mi alma lo siente.
Cuando me siento frágil, busco ese lugar: me hago bolita como si estuviera en el vientre de mi madre. Allí cierro los ojos y, en un grito silencioso, busco renacer para recuperar la valentía que necesito en esa noche oscura o en ese instante.
Por eso, soy valiente.