*Dos ya están en casa al ganar peso y evolucionar favorablemente.
*La mamá tuvo COVID-19 en el quinto mes del embarazo.
Orizaba Veracruz 24 noviembre 2020.- Andrea Tinoco Linares, de 35 años de edad, no imaginó que su primer embarazo, luego de 10 años de intentos por ser mamá, lo sería de trillizas; tampoco que su embarazo fuera en medio de una pandemia como la provocada por la COVID-19.
A los cinco meses de gestación, desarrolló la enfermedad, la cual no presentó complicaciones. Posteriormente, una alza importante en sus niveles de presión arterial fue lo que originó una cesárea de emergencia a las 28 semanas, el pasado 27 de septiembre, nacimientos que se produjeron, con un minuto de diferencia entre cada bebé.
En medio de tales eventos inesperados, que por momentos la llenaron de temor al igual que a su esposo y al resto de su familia, contó con el respaldo y apoyo del personal del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) en Veracruz Sur, en quienes depositó su entera confianza.
Hoy, con dos de sus tres hijas en casa, la madre expresó profundo agradecimiento a quienes han hecho posible el milagro de vida para ella, Alaia, Aisha y Amaya.
“El servicio y atención que hemos recibido es muy bueno, te sientes acompañada, apapachada y en verdad mis hijas han recibido además de atención médica, mucho amor”, expresó la mamá.
La neonatóloga adscrita al servicio de Pediatría en el Hospital General Regional (HGR) en Orizaba, Adriana Chisco Bartolo, explicó que se determina condición de prematurez a nacimientos que ocurren antes de las 37 semanas de gestación.
“De 28 semanas son considerados prematuros extremos, de 29 a 32 semanas muy prematuro, y de 33 a 37 semanas, prematuro tardío”, detalló.
Mencionó que en el caso de las trillizas Alaia, Aisha y Amaya, su nacimiento fue a las 28 semanas y tres días de gestación, por lo se catalogan como prematuras extremas y ante su inmadurez pulmonar, tuvieron requerimiento de oxígeno (dos de ellas, incluso, con apoyo ventilatorio durante un breve periodo).
La neonatóloga explicó que a las tres se les proporcionaron los cuidados necesarios y fueron sometidas a valoraciones oftalmológicas, neurológias y de diversas disciplinas para conocer su condición y establecer tratamientos para favorecer su desarrollo.
Detalló la especialista que debido a la inmadurez pulmonar, propia de su nacimiento prematuro, requirieron el uso de surfantantes, (sustancia que normalmente el pulmón produce, pero en estos casos no lo hacen de la forma necesaria para favorecer la oxigenación).
Mencionó que la forma de alimentación para las trillizas es a través de la colocación de una sonda que va directo al estómago.
“La mami diariamente trae leche materna para ofrecerlas a sus hijas por este medio, dado que, en las primeras semanas no tienen desarrollado el músculo de la succión, sin embargo, el alimento que produce la mamá es ampliamente benéfico para su desarrollo; a partir de la semana 32 se adicionaron fortificadores, con el fin de que el aporte calórico fuera mayor”, apuntó.
Fue el pasado 17 de noviembre cuando Aisha, quien al nacer pesó 1 kilo, fue dada de alta con un peso de 1,940 gramos.
Un día después, gracias a su excelente evolución luego de más de siete semanas de permanecer junto con sus hermanas en la Unidad de Cuidados Intensivos Neonatales (UCIN), Amaya, quien al momento de nacer tuvo un peso de 900 gramos, también se fue a casa con un peso de 1 kilo 900 gramos.
Sólo Alaia, la más pequeña de las trillizas -pero que a decir de Andrea, la feliz mamá, es la más reactiva- y quien pesó al nacer 740 gramos, permanece bajo los cuidados del equipo de enfermeras, pediatras, neonatólogos y personal de nutrición, con un kilo y medio de peso a la fecha.
De continuar su favorable evolución, en breve se reunirá con sus hermanas, quienes paulatinamente se adaptan a su hogar.