*Linotipia.
/ Peniley Ramírez /
Esta semana, Reforma ha publicado cómo Fernando Farías y su hermano Manuel Roberto, sobrinos políticos de Ojeda, fueron vinculados por la Fiscalía federal con una red multimillonaria de huachicol. Roberto, vicealmirante, fue detenido el 2 de septiembre. Curiosamente, pude confirmar que, solo dos días después, la Comisión Nacional Bancaria y de Valores (CNBV) pidió a los bancos información de sus cuentas. De su hermano Fernando, la CNBV pidió información el 5 de septiembre. Ese mismo día, la CNBV pidió datos de un tercer implicado, Abraham Jeremías Pérez Ramírez, titular de Protección Portuaria de Altamira. El 8 de septiembre, Pérez apareció muerto. Las primeras versiones dijeron que fue un suicidio.
Fernando tenía buenos contactos en la política, además de Ojeda. Confirmé en registros públicos que es propietario de Inmobiliaria Falaycava, fundada en 2024 en Sonora. Su socio es el empresario Ramón Castillo Vásquez. Esta semana, se publicó que Castillo es cercano al gobernador de Sonora, Alfonso Durazo, y socio de uno de sus hijos en dos empresas.
Y los vínculos políticos con la cúpula del obradorismo no quedan allí. En 2023, Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad publicó que una empresa de Elisa Aguilar, hija de un oficial retirado de las Fuerzas Armadas, vendió un departamento de lujo a Luis Cresencio Sandoval, entonces titular de Sedena. Meses más tarde, MCCI encontró que Elisa había empleado a un hombre muy modesto. Como si fuera un gran empresario, este hombre obtuvo contratos con la Sedena por más de 229 millones de pesos.
Ahora, pude confirmar que Elisa tiene otros vínculos con altos funcionarios del obradorismo cuyos negocios estaban encargados de la seguridad que falló, a propósito o por negligencia, y permitió que creciera el robo multimillonario del huachicol.
Hallé en registros públicos que, desde 2014, Elisa se convirtió también en socia de Sedegral, una empresa de seguridad cuyos socios principales son la esposa y el hijo de Audomaro Martínez, exjefe de seguridad de AMLO y el hombre más fuerte de la seguridad en su gobierno federal. Durante los últimos años, distintos medios han publicado que Sedegral, junto a otras empresas de la familia de Martínez, ganó más de 500 millones de pesos en contratos con el gobierno federal. También el SAT les condonó multas multimillonarias.
En los últimos meses, desde que la Fiscalía General de la República y la Marina investigan la red de huachicol, han encontrado más de 500 empresas relacionadas con el caso de los sobrinos de Ojeda. Y en esa enorme red, una fuente de alto nivel me confirmó que las autoridades están rastreando los vínculos entre los familiares de Ojeda y Martínez. “El vínculo con Audomaro es la parte más delicada de la investigación y la más peligrosa”, me dijo esta fuente, quien tuvo acceso a detalles de la indagatoria. Esta fuente asegura que las empresas de la familia de Martínez se beneficiaron de los millones que se han movido en el país entre el crimen, el gobierno y el huachicol.
En registros de comercio encontré que, en efecto, la esposa y el hijo de Martínez han creado empresas para comercializar combustible y dar servicios de seguridad. La principal pista en las investigaciones federales parece ser el Grupo Centurión, que creció con esta familia y se ha convertido en una gran compañía, en apenas unos años. Confirmé que muchas de estas empresas se registraron después de 2018 y sus principales ganancias provienen de contratos con el gobierno. Uno de ellos, por ejemplo, era para suministrar diésel en Islas Marías.
En los últimos meses, han sido asesinadas o murieron en circunstancias sospechosas varias personas clave en este entramado. Algunos de ellos, me dijo una fuente federal, fueron “cazados” por empleados del gobierno, después de que denunciaron las irregularidades. Una fuente militar me aseguró que la investigación es un “golpe certero al centro de gravedad del poder presidencial”. En el gobierno, unos dicen que todo esto ocurre porque hay una presión permanente de EU. Dicen, también, que este caso puede darle a Claudia Sheinbaum la libertad política que tanto necesita.
Publicado en Reforma