*En la mayoría de los casos, las víctimas son sometidas a distintas formas de violencia de género, incluyendo tortura, violencia sexual y asesinatos.
/ Escrito por Paola Piña /
29.10.2025 /CimacNoticias.com/ Ciudad de México.- La captura de Hernán Bermúdez, ex Secretario de Seguridad Pública de Tabasco y líder de la organización criminal La Barredora, no solo expuso los vínculos de funcionarios tabasqueños con el crimen organizado, sino que también evidenció la fragilidad de la llamada “paz narca”, la cual fue quebrantada desde hace dos años y ha derivado en un alarmante aumento de las desapariciones de mujeres.
A partir de 2023, Tabasco comenzó a registrar un incremento significativo en la violencia contra mujeres. Ese año, se contabilizaron 99 casos de desapariciones; para 2024, la cifra ascendió a 237, lo que representó un incremento del 139%. Sin embargo, el aumento más dramático ocurrió en 2025, cuando para mayo ya se habían registrado mil 761 casos, un crecimiento del 648%, según datos de la Red Lupa.
Lo anterior coincide con la fractura interna de La Barredora, división que dio lugar al surgimiento de varios líderes que buscaban consolidar poder o controlar el territorio; muchos de ellos terminaron afiliándose al Cártel Jalisco Nueva Generación. Dicha fractura fue revelada en 2024 por Víctor Chávez, ex titular de la SSPC en Tabasco, actualmente procesado por abuso y violencia sexual contra una mujer integrante de la Guardia Nacional.
A partir de ese diciembre que marcó un antes y un después, la “paz narca” quedó rota. Antes de la fractura, existía cierta tranquilidad en el estado, no por ausencia de crimen, sino por el control territorial que La Barredora ejercía con creciente impetú, sostenido por quien debía garantizar la seguridad de las y los ciudadanos.
Esta situación de violencia, aunque ha sido negada por las autoridades, se refleja en el aumento de la percepción de inseguridad entre las y los tabasqueños, que escaló tres posiciones respecto a 2024. De acuerdo con los resultados de la Encuesta Nacional de Victimización y Percepción sobre Seguridad Pública (ENVIPE) 2025, la entidad pasó de 84.8 a 89.8 por ciento de personas que dijeron sentirse inseguras en el estado.
Este panorama coloca a Tabasco entre los cinco estados con mayor número de desapariciones de niñas y mujeres, precedido por estado de México, Tamaulipas, Jalisco y Ciudad de México. Actualmente, estos cinco estados concentran el 49% de los casos de desapariciones en todo el país.
La desaparición sistemática de Tabasco, vislumbra la crisis de desapariciones que se viven en el país. Siguiendo los datos de Registro Nacional de Personas Desaparecidas y No Localizadas (RNPDNO), al día de hoy, 24 de octubre del 2025, existen 133 mil 919 personas desaparecidas en el país, de las cuales 30 mil 40 son mujeres
La barredora
La pregunta que surge es inevitable: ¿cómo pasó Tabasco de ser un estado que no sobresalía en estas estadísticas a ocupar los primeros lugares? México ha estado marcado por décadas de crimen organizado, perpetuado por estructuras de poder, desigualdad y, sobre todo, impunidad, donde el Estado ha beneficiado a estos grupos e incluso se ha infiltrado en ellos. Tabasco no fue la excepción.
La presencia de grupos delictivos tiene impactos diferenciados para las mujeres. La Comisión Interamericana de Derechos Humanos (CIDH) advierte que el control territorial ejercido por estas estructuras afecta de manera particular a mujeres y niñas, quienes son secuestradas mientras realizan actividades cotidianas o durante sus desplazamientos. Algunas desapariciones son temporales; otras, permanentes. En la mayoría de los casos, las víctimas son sometidas a distintas formas de violencia de género, incluyendo tortura, violencia sexual y asesinatos.
Además, es importante precisar que de acuerdo al último Informe Mundial sobre la Trata de Personas de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito (UNODC) señala que el 74% de los 3 mil 121 casos de trata analizados estuvieron vinculados a estructuras del crimen organizado, tanto aquellas que ejercen control territorial mediante la violencia como las que operan bajo esquemas empresariales de explotación sistemática.
Pese a esta creciente violencia, el Estado mexicano no solo no la ha combatido, sino que ha formado parte de ella y la ha respaldado. Cabe recordar que, en 2019, el entonces gobernador Adán Augusto López afiliado a MORENA colocó a Bermúdez Requena como titular de la Secretaría de Seguridad y Protección Ciudadana (SSPC) en Tabasco. No se sabe con exactitud cuándo ingresó Bermúdez a la barredora, pero desde su nombramiento comenzaron a aparecer narcomantas que señalaban sus vínculos con el narcotráfico.
Fue en 2022 cuando la atención se centró en la barredora tras la filtración de los Guacamaya Leaks, miles de archivos que identificaban a Bermúdez Requena como líder del grupo delictivo en Tabasco, información que fue negada tanto por el entonces presidente Andrés Manuel López Obrador como por Adán Augusto López.
Estas redes de corrupción que se tejen en el país han sido denunciadas en múltiples ocasiones. En junio pasado, diversas organizaciones ante la CIDH, advirtieron que el crimen organizado no actúa solo, sino que opera a través de estructuras complejas, flexibles y transnacionales en las que participan actores estatales, empresariales y financieros. Este entramado, señalaron, no solo alimenta la violencia, sino que también erosiona la legitimidad democrática.
El pasado septiembre, Bermúdez Requena fue finalmente detenido en Paraguay tras meses de estar prófugo, y actualmente se encuentra vinculado a proceso. Sin embargo, su captura no significa que la seguridad de las mujeres haya regresado, pues el crimen organizado que aún opera en Tabasco continúa impactando gravemente a la entidad.
La fractura del cártel, sumada a un Estado coludido que protege a delincuentes y niega la realidad, creó el escenario propicio para que Tabasco se convirtiera en un territorio de constante amenaza para las mujeres. Hoy, ellas enfrentan las consecuencias de un narcoestado que se niega a reconocerse como tal y mantiene en el poder a quienes lo sostienen.











