*A Juicio de Amparo .
/ María Amparo Casar /
En su último discurso como presidente (19 de enero de1989) Ronald Reagan -republicano- que también fue gobernador de California, dijo: “Puedes irte a vivir a Francia, pero no puedes convertirte en francés. Puedes ir a vivir a Alemania, Turquía o Japón, pero no puedes convertirte en alemán, turco o japonés. Pero cualquiera, desde cualquier rincón de la tierra, puede venir a vivir a Estados Unidos y convertirse en estadounidense … Otros países pueden intentar competir con nosotros; pero en un área vital, como faro de libertad y oportunidades que atrae a los pueblos del mundo, ningún país de la Tierra se le acerca.
Ésta, creo, es una de las fuentes más importantes de la grandeza de Estados Unidos. Lideramos el mundo porque, de manera única entre las naciones, extraemos a nuestra gente –nuestra fuerza– de cada país y de cada rincón del mundo. Y al hacerlo, renovamos y enriquecemos continuamente nuestra nación. Gracias a cada ola de recién llegados a esta tierra de oportunidades, somos una nación siempre joven, siempre llena de energía y nuevas ideas, y siempre a la vanguardia, siempre llevando al mundo a la próxima frontera. Esta cualidad es vital para nuestro futuro como nación. Si alguna vez cerráramos la puerta a nuevos estadounidenses, pronto perderíamos nuestro liderazgo en el mundo…”
Hoy los mexicanos con una situación migratoria irregular pero también regular, son tratados como proscritos o forajidos. Son arrestados y no tienen derecho al debido proceso.
Las autoridades se presentan en espacios de trabajo o en lugares a los que se saben acuden los migrantes y agarran parejo y con lujo de violencia. No van por criminales, van por los migrantes en una de las principales ciudades santuario que buscan resolver el problema de la migración de forma civilizada y limitan la colaboración de sus autoridades locales con los agentes federales de inmigración. Que reconocen la valía de millones de migrantes para la economía, la sociedad y la cultura de donde se asientan.
El discurso anti-inmigrante de Trump no ha variado, pero en su primer periodo se (2016-2020) se limitó a ordenar a México desplegar 20,000 integrantes de su propia Guardia Nacional a frontera norte y “sellar” la frontera sur. De hecho, su primer cuatrienio no destacó por un alza en el número de deportaciones.
La diferencia es que ahora el discurso ha estado acompañado por acciones desmedidas creando un caos donde no lo había.
Como cualquier otro país y como lo ha repetido mil veces Sheinbaum, pero al revés, cada país decide sus políticas, entre ellas la migratoria: desde las visas para estudiantes hasta las deportaciones. Esa es la triste realidad.
Pero las políticas tienen una serie de restricciones que no pueden ser violadas. Algunas están inscritas en el orden jurídico nacional y otras en el internacional.
La primera es el respeto a los derechos humanos de aquellas personas a las que puede afectar una decisión. La administración Trump ya ha cometido errores como la expulsión de varios migrantes que tenían la nacionalidad o la protección judicial. Ha sostenido tramposamente que las detenciones se amparan en la Ley de Enemigos Extranjeros a pesar de que diversas instancias judiciales han declarado que no se puede esgrimir esa ley pues no “hay guerra declarada” y que toda persona tiene derecho al debido proceso.
La ONU ya lo ha reconvenido diciendo que “las cuestiones que tienen que ver con los migrantes y los refugiados deben tratarse de acuerdo con el Derecho Internacional” y que “aunque todos los países tienen el derecho y la responsabilidad de gestionar sus propias fronteras”, es necesario “mantener la dignidad humana en el centro”. No le importa. Como tampoco le ha importado a México. Recordemos tan sólo lo que opinó la presidenta Sheinbaum respecto al informe de los observadores de la OEA en las fraudulentas elecciones judiciales.
Con esta afirmación, no estoy minimizando su gravedad y la afectación que sufren los migrantes que mucho apoyo y respeto merecen.
Trump no teme a que le llamen autoritario. Más bien se enorgullece de ello. Por eso despliega elementos del ICE, la Guarda Nacional, la Oficina de Aduanas y Protección Fronteriza (CBP), la Patrulla Fronteriza y ahora a 700 marines.
Estas acciones en Los Ángeles han merecido el repudio del propio gobernador de California, de las autoridades locales, de los sindicatos, de las organizaciones comunitarias y de las asociaciones de la sociedad civil.
Ellos han dado un ejemplo de hasta dónde están dispuestos a llegar ante las medidas atrabiliarias y autoritarias de Trump. El gobernador Newsom ha demandado judicialmente a Trump por el despliegue ilegal de la Guardia Nacional. Todavía hay división de poderes, todavía hay Poder Judicial y todavía hay federalismo en los EU. Cosa que no podemos decir de nuestro país.
Falta México. Está claro que tiene aliados en territorio de Estados Unidos: desde empresarios que necesitan a esos trabajadores perseguidos, hasta el propio gobierno de California que ha entendido y reconocido el valor que ellos aportan a la 5ª economía del mundo. México debe aprovecharlos.
No es fácil el reto para la presidenta pero no podemos conformarnos solamente con el reclamo diplomático de los legisladores y de la presidenta y con la asesoría legal prometida a los detenidos.
Por cierto, y dicho sea de paso, la presidenta Sheinbaum no ha sugerido ni alentado en ningún momento protestas violentas. Una más de las fake news de Trump.