Eduardo Sadot
Que es más grave, quienes asesinaron a los jóvenes de Ayotzinapa o quien realiza las investigaciones para dar con los asesinos. La declaración del subsecretario de gobernación, Alejandro Encinas ahora al servicio de su jefe el secretario de gobernación una de las cocholatas del presidente, frente a Omar García Harfuch, quien trabaja para la otra corcholata Claudia Sheinbaum, deja mucho que desear, más cuando declara cerrado el caso de Ayotzinapa, con los mismos argumentos con que se refiriera a él, el entonces Procurador de la República, Jesús Murillo Karam, hoy detenido, lo primero que salta a la vista, acaso a falta de los asesinos materiales y los asesinos intelectuales, linchemos a los funcionarios que no dieron sangre o carroña al pueblo sediento de sangre y venganza. Igual que en la obra de Anatole France “Los Dioses tienen sed” guardadas las debidas proporciones.
El gobierno actual prometió, como ha prometido muchas cosas resolver el caso de Ayotzinapa, lo único que ha hecho es confirmar lo dicho en las conclusiones del entonces Procurador Jesús Murillo Karam, hoy detenido, sin citatorio previo, vaya con la manera de operar, de la 4T.
Las palabras de Alejandro Encinas de que se trató de “crimen de Estado” sorprende y se esperan los argumentos que sostengan esa conclusión. El también responsable de resolver los 46 casos de periodistas asesinados en el régimen actual, según la organización artículo 19, ha descuidado su responsabilidad de atención a periodistas, que según lo avanzado, parece que le tiene sin cuidado.
Como parafrasea mi amigo periodista, de la columna Jaranchac, Ismaél Gómez Dantés, como diría, Jack el destripador, vámonos por partes. Ayotzinapa un “crimen de Estado” a qué se refiere el empleado de la corcholata de gobernación, a que los asesinos de los muchachos de Ayotzinapa, fueron miembros del gobierno del Estado mexicano quienes ordenaron los 43 asesinatos, de ser cierta esa afirmación, lo primero que habría que preguntarse es para qué y por qué, también por qué, cuarenta y tres y no cincuenta o veinte o cinco, cuál fue el criterio para cercenar la vida de cuarenta y tres muchachos precisamente y no más o no menos. Lo segundo sería preguntarse quien o quienes fueron los asesinos materiales que obedecieron la “orden” del “supuesto brazo físico del Estado” que ejecutaron la orden, si es que existen, acaso ese vinculo delincuencial ya lo tiene resuelto Alejandro Encinas, lo dudo, pero si así fuera, entonces nos está ocultando los nombres y apellidos de esos asesinos, y si los está ocultando también está incurriendo en responsabilidad. Pues claro que no existen ninguna de ambas pruebas. Entonces a la 4T no le está importando revolver el tema pero sí les sirve para atacarse entre las corcholatas, ahora en la persona de García Harfuch alfil de Sheinbaum. Por las evidencias no hay nada más, y con seguridad tampoco hay nada sólido ni concreto contra Murillo Karam, es solo escándalo mediático, vaya carnaval que están organizando.
La síntesis de Ayotzinapa es: cuando sucedieron las cosas no le informaron con oportunidad al presidente Peña, porque el encargado de informarle, pudo “ler” con cuidado la dimensión del asunto y creyó ingenuamente que se trataba de un tema local, del Estado de Guerrero y su gobernador, tema que fue aprovechado en su momento por el entonces eterno candidato a la presidencia, no obstante que el presidente de Iguala fue impulsado por ése candidato. Cuando se volvió viral internacional – esto es, en menos de cuatro días – la información en el más alto nivel – se supo – que era un tema de narcos por tratarse de la región productora de amapola, pero ya la información había escalado a nivel internacional, y en esas condiciones decir que los muchachos eran narcos tendría un efecto político adverso, y parecería que era una ocurrencia del gobierno para esconder la verdad, cuando aún no se tenían evidencia de donde estaban los muchachos. Trascendió, que los muchachos secuestran un camión – costumbre frecuente entre los estudiantes de la región – para realizar un viaje, podría haber sido para paseo o asistir a alguna manifestación, pero se supo después que el camión secuestrado, iba cargado de droga – sin evidencia, pues sus propietarios se supone que la sustrajeron o rescataron – que sería transportada para su venta. Casualidad o alguno de los estudiantes – por supuesto no todos necesariamente – estaban enterados del cargamento y, pudieran haber querido robarla – esto es especulación – de los 43 pudo suceder que ninguno supiera lo que había, o que uno o una parte sí lo supiera, y ocultándoselo a los demás muchachos, los embaucaron, con el anzuelo de secuestrar un camión, solo para ir de paseo. Los dueños del cargamento, reclamaron a la policía y ésta los detuvo y los entregaron a los delincuentes dueños del cargamento. Y éstos no se molestaron en averiguar o quizá si sabían que entre los estudiantes – no todos – hubiera algún miembro de otro grupo delincuencial, infiltrado entre los estudiantes y para no perder el tiempo sin identificar o investigar si había miembros de un cártel adversario, decidieron matarlos en caliente, barriendo parejo, inocentes o culpables, repito, pudiera ser que fue casualidad y que tomaron el camión equivocado, o pudiera ser que uno o más, o ninguno supiera del cargamento. Eso se sabría si los padres hicieron sus propias investigaciones, entre los padres de esos muchachos y uno o varios padres saben en qué andaban sus hijos, pero guardarán silencio, no van a decir que sus hijos los llevaron a la aventura, sabiéndolo todo o sin saberlo, al resto de los estudiantes. O que ninguno estuviera involucrado en nada y por mala suerte estuvieron en el camino y el camión equivocados.
Hoy a falta de evidencias y aprovechando la guerra refresquera de corcholatas pretenden culpar a Murillo Karam, de una responsabilidad administrativa, pero no de responsabilidad penal, así de desorientadas están las investigaciones, ahora nos pretenderán vender la idea que ellos sí resolvieron el tema de Ayotzinapa, cuando no es así, igual, que cuando engañaron al pueblo con el cuento, de que crearon una institución “para devolverle al pueblo lo robado” cuando solo le cambiaron el nombre a una oficina encargada de administrar los bienes decomisados por la comisión de delitos. Por ahí andan las cosas.
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