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/Eduardo Sadot/
Solo la envidia ejemplificada en aquella vieja anécdota de los cangrejos gringos y mexicanos ilustra el pensamiento que se ha incubado en la mentalidad de los mexicanos. De dónde ese coraje porque ganen mas quienes más saben, de los resentidos que en lugar de estudiar pasaron su juventud enfiestados y en el ocaso de su vida desperdiciada reciben la limosna de una pensión.
Está clarísimo para quienes saben y han leído que la estrategia propagandística de Joseph Goebbels es genio alemán que encumbró a Hitler a través de la propaganda en Alemania fue despertar el sentimiento colectivo que solo se puede lograr exaltando los sentimientos y las pasiones humanas, el amor – el amor colectivo – que puede ser fincado en imágenes o figuras populares como “Juan Dieguito” como lo conoce la mayoría del pueblo de México o la Virgen de Guadalupe, la morenita, que siguiendo las enseñanzas de Goebbels su imagen se usa penetrando el subconsciente de los mexicanos, para identificar a un partido político con la imagen de la “morenita del Tepeyac” y encrespar los ánimos de los mexicanos, con el odio, exactamente igual que lo hiciera Hitler contra los judíos, el presidente anterior usó términos como: fifis, conservadores, los reaccionarios, “prianistas”, los de antes, para enardecer el odio entre mexicanos.
Un presidente que quiso siempre gobernar sin contrapesos, que como todo dictador históricamente han usado el nombre del pueblo para lograr sus perversas intenciones, manipulando, administrando al pobre y su ignorancia, privilegiando la mediocridad, el conformismo y castrando a los mexicanos de sus intentos de superación, convenciéndolos de obras faraónicas convertidas en elefantes blancos.
Un presidente que manejaba magistral y perversamente desde las mañaneras mentiras y verdades a medias para sus exclusivos propósitos de poder, que corrompió a los viejitos, con cien pesos diarios y que en su ignorancia esos mismos viejitos consideran y afirman que ese dinero se los dio su “cabecita de algodón” y fomentando el odio a quienes pagan impuestos de donde sale el dinero de las pensiones del “bienestar” que son capaces de sacrificar a sus hijos y a sus nietos, que como cómplices o secuaces ven partir a sus hijos y nietos al extranjero, en busca de oportunidades que no tienen en México.
Ese presidente que se peleó con el Poder Judicial porque es el único poder que tiene la facultad de frenar sus corruptelas, ese mismo que intentó imponer a una ministra plagiaria de presidente y a otra ignorante y una tercera perversa, el mismo al que el expresidente de la Corte le obedecía y era proclive a hacer todo lo que le ordenara el presidente, evidenciando su parcialidad y corrupción desde la presidencia de la Suprema Corte, que su corrupción lo llevó a pronunciarse cínicamente a favor de las peticiones presidenciales, sin tener ni el valor honesto o ético para excusarse y cumplir con la ley ante su complicidad evidente con el poder Ejecutivo.
Un exministro de la Suprema Corte, nombrado coordinador de gobierno y política, ganando un sueldo de retiro sin merecerlo, ahora es el perseguidor de la Corte desde su flamante cargo.
Las locuras de reducir el sueldo a los ministros, sin importar su preparación para llegar y han estudiado, eso le daba envidia al presidente anterior, cuando hay ministros de la corte que hablan varios idiomas, hasta alemán, que siguen estudiando. Hoy a uno de ellos, de entre los más preparados, es a quien le tocó pronunciarse sobre la inconstitucionalidad de la reforma judicial.
Por qué no emparejar a los mexicanos para arriba, con mejores sueldos y no para abajo, emparejarlos pobres y con sueldo raquíticos, mientras engañaban a quienes querían escuchar, que él tenía un sueldo de cien mil pesos cuando los gastos por vivir en un Palacio superan en mucho esos cien mil pesos, ¡ya basta! Ignorar a quien estudie y que quien se prepare, gane mejor que quienes no se esforzaron por superarse. El torpe discurso, de condenar a quienes quieren superarse, acusados de “aspiracionistas”, frenando el esfuerzo y los afanes de superación esos mexicanos que luchan por superarse. Quien se prepara estudia para servir mejor merece ganar mejor, que quienes ignorantes, echan a perder a México.
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