Bebé a bordo .

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/  Laura Colorado /

Con el fin del verano, uno de los videos más compartidos fue el protagonizado por una joven madre que repartió 200 bolsas de dulces con unos tapones de oídos dentro de un avión. Su bebé tenía cuatro meses y volarían por más de 10 horas en un trayecto de Corea del Sur a Estados Unidos. Una pequeña nota acompañaba cada paquete “firmada” por Jun Woo quien “haría lo posible por mantener la calma” pero que, al tratarse de su primer vuelo, podría llorar o hacer mucho ruido, ofreciendo una disculpa anticipada.

Las redes mostraban como ejemplo a dicha mujer que empatizaba con los demás pasajeros porque “volar con niños no es fácil”. ¿Realmente es difícil convivir con los más pequeños? Antoine de Saint-Exupéry decía que “todas las personas mayores fueron al principio niños, aunque pocas de ellas lo recuerdan”. ¿Nosotros olvidamos a las tías regañonas, las vecinas intolerantes, los maestros gruñones? ¿Estamos siendo comprensivos con los bebés, niños, niñas y, especialmente, con sus madres?

Aunque el video es de 2019, cada año se comparte de cara al regreso a clases y, probablemente, volverá a difundirse en vacaciones navideñas. Incluso, algunas televisoras y medios no mencionan la fecha y aparece como novedad. ¿Qué es lo que están generando estas imágenes para que conversemos de ellas?

No se trata de victimizar a las figuras de crianza o condescender malos hábitos o conductas inadecuadas. Prácticamente, bajo ningún contexto podemos normalizar palomitas arrojadas en el piso, una pelea entre hermanos que termine en lanzamiento de objetos, gritos inexplicables o sillas sucias y maltratadas. Sin embargo, son muchos los psicólogos y pedagogos que encarecen la importancia de nuestros primeros años y cómo aprendemos de nuestro alrededor. Como señala J.M. Castro, “jugar es vivir, hay que plantearse si la vida que hacemos lo permite”.

Es cierto, que hay momentos y lugares para todo. Disfrutar de unas vacaciones, incluyendo el vuelo, es fundamental para todos. Escoger un hotel sólo para adultos, ir a espectáculos nocturnos, elegir tours temáticos para mayores de edad es sólo una muestra de la enorme oferta con la que contamos. No obstante, existen lugares mucho más “universales” o “intergeneracionales”. Por ejemplo, aunque existen funciones y salas para niños pequeños, cada vez es más frecuente que los contenidos, como aquellos de Disney, también sean vistos por jóvenes y adultos. ¿Las nuevas generaciones no podrán coexistir con los más grandes o los más pequeños?

En México, según datos del Inegi, tenemos alrededor de 25 millones de personas menores de 12 años, es decir, 20% de la población. ¿Cómo les decimos a sus madres que preparen galletas o notas de disculpa anticipada por llevarlos al teatro o a la ópera cuando, a la vez, les aseguramos que la cultura debe inculcarse desde pequeños?

Afortunadamente, es más común hablar de la “carga mental” de las mujeres al frente de los hogares. También conocida como “carga cognitiva invisible”, se refiere a la responsabilidad constante de planear y organizar actividades del entorno familiar, es decir, del trabajo no remunerado, pero que sí no se hace, implica un alto costo de tiempo y tranquilidad para sus miembros. ¿Ahora debemos sumarle la presión por tratar de viajar con sus hijos para no importunar a los demás? Sin duda, es aplaudible la acción de la señora Woo, ojalá que más allá de compartirla en redes, sigamos su ejemplo y, como madres o pasajeros seamos más empáticos.

*Catedrática de la Facultad de Estudios Globales de la Universidad Anáhuac México

X: @soylaucoronad