*Desde el Café.
/Bernardo Gutiérrez Parra/
Pues no, no hubo sorpresas. Apenas se terció la banda tricolor, Claudia Sheinbaun dedicó 14 de los 44 minutos de su primer discurso como Presidenta de la República, a elogiar a Andrés Manuel López Obrador como nadie jamás lo hizo con un antecesor.
“Usted nos ha pedido en varias ocasiones no develar bustos ni poner su nombre en calles, avenidas, barrios o colonias; tampoco monumentos ni hacer grandes homenajes. La verdad, (es) que no hace falta, porque usted estará siempre donde sólo residen los que luchan toda la vida, los que no se rinden, los que devuelven la esperanza y la alegría; usted estará siempre en el corazón del pueblo de México”, le dijo en uno de sus empalagosos párrafos.
De los 30 minutos restantes, siete los dedicó a hacer un recorrido por la historia de este país y los siguientes 23 a resaltar el empoderamiento de la mujer, a prometer obras y a confirmar que lo único que cambiará en su administración es el sexo en el Poder Ejecutivo; lo demás seguirá igual o incluso puede que peor.
A la presidenta de la Suprema Corte de Justicia, Norma Piña, le restregó en su cara que la reforma al Poder Judicial va a pesar del rechazo casi total de los mexicanos, que ven en ella un ejemplo del autoritarismo presidencial que generará más injusticias de las que ya hay en los juzgados.
Claudia no lo ve así: “¿Cómo va a ser autoritaria una decisión que en esencia es democrática y permite que el pueblo decida?”
En tiempos del PRI imperial, el presidente entrante le enviaba su discurso de toma de protesta al presidente saliente para que le echara un vistazo e hiciera los cambios que estimara pertinentes. Pero en esta ocasión fue Andrés Manuel quien dictó la mayoría del texto que su sucesora leyó en el Congreso sin quitarle una coma.
A leguas se ven las manos del tabasqueño y de su jefe de prensa Jesús Ramírez Cuevas (ahora jefe de asesores de la Presidenta), en la redacción de los párrafos más sustantivos. De hecho, algunos son un fusil del discurso que pronunció López Obrador el 1 de diciembre del 2018 como por ejemplo: “Consolidaremos el IMSS-Bienestar como el mejor sistema de salud pública gratuita y de calidad. Aumentaremos el número de preparatorias y universidades públicas para que al menos llegue la educación superior a 300 mil espacios más”.
¿Fue todo lo que dijo la señora sobre la salud y educación que después de la seguridad son los temas prioritarios para los mexicanos?
No hombre, cómo pasas a creer eso lector, dijo más. “La salud y la educación son derechos del pueblo de México, no son privilegios ni mercancías”. Y ya.
A la inseguridad le dedicó cinco párrafos muy ligeros. Si bien no prometió abrazos para los delincuentes, repitió lo que Andrés Manuel: que se atenderán las causas de la inseguridad y la violencia. Y para no perder la costumbre y siguiendo con la tónica de su patrón, le echó la culpa a Felipe Calderón del reguero de muertos en la administración anterior.
Pero ¿cómo se va a combatir la violencia?, preguntan los mexicanos. “Con inteligencia”, aseguró la Presidenta.
Ya en el Zócalo capitalino y al igual que López Obrador hace seis años, hizo cien promesas, casi todas copias de las que hiciera su antecesor, como la número cuatro: “Garantizaremos todas las libertades: la de expresión, de prensa, reunión y movilización. La libertad es un principio democrático. Se respetarán los derechos humanos y nunca usaremos la fuerza del Estado para reprimir al pueblo de México”.
Para quienes esperábamos que en su discurso inaugural como Presidenta, mostrara al menos atisbos de un distanciamiento con Andrés Manuel, sus palabras fueron decepcionantes porque dio a entender que se ceñirá a lo que le ordene el tabasqueño.
No bien terminó su perorata, recibí un mensaje a mi celular que decía: “Aistá tu presidenta insumisa. Bienvenida Presidenta Claudia López Obrador”. Y ni cómo revirarle al remitente.
Así como pintan las cosas, ¿será que algún día digamos “ya tenemos Presidenta” y no una secretaria ejecutiva?
Futa… se ve lejos.
Por lo pronto, ayer Andrés Manuel se fue a su casa en Copilco cargando sobre sus espaldas un total de 194 mil 621 asesinatos dolosos, mientras que Claudia se fue a dormir con 80 ejecuciones registradas el primer día de su gobierno. Los primeros asesinatos que se cargarán a su cuenta.
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