Bukele prohíbe el lenguaje inclusivo en instituciones educativas

*Colectivos feministas y LGBTI+ denuncian retroceso en derechos lingüísticos y reconocimiento identitarios.

*“Ni amigue ni compañere”, advierte el mandatario.

02.10.2025 El Salvador.- El presidente, Nayib Bukele, oficializó el 2 de octubre la prohibición del lenguaje inclusivo en todas las instituciones educativas públicas del país. La medida, difundida a través de redes sociales y formalizada por la ministra de Educación, Karla Trigueros, establece que expresiones como *“amigue”, “niñe”, “compañere”, “alumn@”, “jóvenxs”* y otras formas que aluden a identidades no binarias o a la visibilización del género serán excluidas de todo material académico, administrativo y comunicacional.

La ministra, capitana del Ejército, justificó la decisión como una acción para “proteger a la primera infancia, niñez y adolescencia de injerencias ideológicas que afecten su desarrollo integral”. El memorándum oficial señala que el objetivo es “consolidar una comunicación institucional clara, uniforme y respetuosa”, en apego a las normas tradicionales del idioma español.

Sin embargo, organizaciones feministas, colectivos LGBTI+ y defensoras de derechos lingüísticos han calificado la medida como un retroceso autoritario que invisibiliza a las personas no binarias y refuerza estructuras excluyentes en el sistema educativo. “Prohibir el lenguaje inclusivo es negar la existencia de quienes no se identifican con el binarismo hombre-mujer. Es una forma de censura institucional que vulnera el derecho a nombrarse”, señaló la Red Salvadoreña de Mujeres Trans en un comunicado.

La prohibición se suma a otras disposiciones recientes del gobierno salvadoreño que han eliminado el enfoque de género de los libros escolares y restringido contenidos sobre diversidad sexual en las aulas. En febrero de 2024, el entonces ministro de Educación, José Mauricio Pineda, anunció el retiro de “todo uso de la ideología de género” en las escuelas públicas, consolidando una política educativa alineada con posturas conservadoras y religiosas.

Desde una perspectiva de género, el veto al lenguaje inclusivo no solo afecta la expresión lingüística, sino que *reproduce la exclusión estructural* de identidades disidentes, limita el derecho a una educación plural y obstaculiza el reconocimiento de las desigualdades que viven mujeres, personas trans, no binarias y otras diversidades.

Académicas y defensoras del lenguaje como herramienta de justicia social han advertido que el uso del masculino genérico perpetúa la invisibilización de las mujeres y refuerza patrones de dominación simbólica. “El lenguaje inclusivo no es una moda, es una estrategia para nombrar lo que históricamente ha sido silenciado”, expresó la lingüista salvadoreña Ana María Ramos en entrevista con medios locales.

Sin embargo, también hay voces feministas que cuestionan el uso de la “e” como forma de inclusión. Algunas consideran que el lenguaje inclusivo puede diluir la lucha específica de las mujeres en contextos patriarcales, mientras otras lo ven como una imposición simbólica que no necesariamente transforma las estructuras de poder.

“No todas las feministas nos sentimos representadas por la ‘e’. La lucha por nombrar a las mujeres sigue siendo urgente y no debe ser desplazada por una neutralidad que a veces borra lo femenino”, expresó una académica salvadoreña en redes sociales.

La prohibición se suma a otras medidas del gobierno salvadoreño que han eliminado el enfoque de género de los libros escolares y restringido contenidos sobre diversidad sexual. En febrero de 2024, el Ministerio de Educación anunció el retiro de “todo uso de la ideología de género” en las escuelas públicas.

Desde una perspectiva crítica, el veto al lenguaje inclusivo no solo regula la expresión lingüística, sino que interviene en el derecho a nombrarse, a construir identidades y a disputar sentidos en el espacio público. En ese terreno, el feminismo no es homogéneo: conviven posturas que lo defienden como herramienta de justicia simbólica, y otras que lo interpelan desde la experiencia histórica de las mujeres.