Cambiando las reglas del juego .

*Abro Hilo .

/Marcela Vázquez Garza /

Se dice que para transformar el mundo se requiere de acción, que las palabras sobran cuando los hechos hablan. Sin embargo, no ha habido una sola persona que haya cambiado el rumbo de la humanidad sin la palabra, sin un manifiesto que determine los programas de acción y sin un mensaje que cobrara vida en sus receptores.

El pasado 30 de noviembre, en el estadio Al Bayt, Qatar, se llevó a cabo el partido de Costa Rica contra Alemania, un partido de profunda relevancia, pues, por primera vez en la historia de las Copas Mundiales, el trío arbitral en el terreno de juego estuvo conformado por mujeres. La francesa Stéphanie Frappart fue la central del partido, mientras que la brasileña Neuza Black y la mexicana Karen Díaz fueron sus ayudantes en las bandas laterales, y ¡qué mejor espacio de representación que el futbol!

Este hecho histórico pone de manifiesto un poderoso mensaje, el de la autoridad femenina en un mundo de hombres, uno machista. No obstante, se ha debatido si la presencia de las árbitras en el campo es verdaderamente un paso en favor del feminismo, siendo la actual sede del Mundial representante de la opresión y la exclusión, o si en cambio es una acción meticulosa y calculada, donde la inclusión de mujeres es forzada y forma parte de una estrategia de sportswashing.

El sportwashing, que se traduce como blanqueamiento deportivo, hace referencia a la práctica que busca, a través del deporte, lavar la imagen pública y distraer la atención de condiciones críticas y reputaciones dañadas. Se ha empleado, por ejemplo, para encubrir los casos de corrupción de la FIFA desde la elección de la sede, o las 6 mil 500 muertes y la explotación de obreros que se dieron detrás de la construcción de la infraestructura, así como las restricciones a la libertad de la mujer, o las sanciones deportivas a jugadores por hacer uso del brazalete One love en apoyo a la comunidad LGBTIQ+.

A pesar de que, debido a su alcance –siendo el deporte más popular en el mundo con 3 mil 500 millones de seguidores–, el futbol pueda encubrir realidades distópicas, tiene también la magnífica facultad de ayudar a visibilizar de manera efectiva los temas más sensibles, tanto por su alcance mediático y televisivo, como por la capacidad de profundidad que cobran sus mensajes en los aficionados.

En cuanto a su alcance, según cifras oficiales de la FIFA, 2.45 millones de personas han asistido a los estadios, en los cuales de acuerdo con el canciller Marcelo Ebrard, aproximadamente 80 mil son mexicanos; además, desde la inauguración hasta el cierre, cálculos de Yahoo Finance indican que este Mundial será transmitido para cinco mil millones de personas, lo cual hace que Qatar sea de las copas de futbol más populares de la historia por los números de audiencia.

Por otro lado, el deporte tiene la posibilidad de penetrar hasta lo más profundo y tocar las fibras más sensibles del ser humano. Se debe a que encausa dos cuestiones de comunicación inherentes al ser humano: la oposición y la cooperación. Entonces, el deporte resulta ser no sólo una actividad en la que se materializa la comunicación humana, sino también promueve el desarrollo, tanto por la práctica, como en el sentido de la afición.

Los impactos del deporte se materializan y cobran tangibilidad, podemos verlo a través de las influencias de esta pasión por el futbol, en la que los atletas se convierten en referentes de moda, de estilo de vida, de estatus de belleza o condición física; asimismo, ayuda a formar una identidad, rama fundamental en la construcción de nuestra personalidad; no sólo eso, llega a los temas de conversación y debate y, al mismo tiempo, crea comunidades de aficionados.

Dicho lo anterior, el mensaje de las mujeres arbitrando un partido en la Copa de Qatar es sumamente poderoso. Sin importar si fue parte de una estrategia o un avance genuino, el mensaje de mujeres en espacios de representación masculina habrá cumplido su cometido de visibilizar la normalización de las mujeres como autoridad y éste sí es un verdadero logro del futbol.